miércoles, 29 de septiembre de 2010

Claire, Rona y Tan y otras chicas de Taiwán

Por Sopenilla
A simple vista, podría tratarse de un asunto turbio: tres chicas de Taiwán en mitad de la meseta castellana. Uno echa una ojeada a cualquier guía turística y, aparte del lechazo y el vino de Ribera, rápidamente empieza a sospechar que puedan darse otros motivos fundados para aterrizar en la ciudad del conde Ansúrez. Por suerte, el fútbol nos evita de tener que ser malpensados ofreciéndonos una justificación mucho más elevada: ¿nuestro idioma? No, la Superliga femenina.

Siendo exactos, todo comenzó con el enésimo acto de claudicación de Carlos Suárez ante Roberto Olabe. El otrora director deportivo, el mismo cerebro sobre el que gravitó la idea de importar la liga de filiales inglesa, decidió aceptar la invitación de la RFEF a participar en la máxima categoría de nuestro fútbol femenino. El prurito de sumarse a la causa conllevaba un único pero: la creación obligada de una cantera de jugadoras, algo que por entonces no pasaba de ser un solar en Zorrilla.

Sobre Ricardo Coque, uno de los empleados fieles y solícitos de la entidad pucela
na, recayó el marrón de sacar un equipo de la nada. Lógicamente el hombre hizo lo que pudo. Configuró una plantilla con arreglo a lo que sobresalía en el circuito amateur castellanoleonés y la puso a competir. El resultado fue una primera temporada tan digna como discreta, en la que las chicas entrenadas por Paco de la Fuente sumaron 11 puntos pero ninguna victoria.

De todo eso hace ahora más de un año. Acongojados por la idea de revivir el miedo escénico sufrido a lo largo de los últimos doce meses, los responsables del Real Valladolid Femenino tuvieron la feliz iniciativa de recurrir al mercado extranjero. En medio del scouting apareció Pepe Chou, taiwanés residente en Madrid ligado a las oficinas de los Anexos desde que su hijo Víctor militara en las categorías inferiores del conjunto blanquivioleta.

Su vástago no pasó del juvenil, pero lo cierto es que, por una u otra razón –quizá la natural simpatía que despiertan los orientales–. la relación de los Chou con el Valladolid salió fortalecida. Muchos todavía piensan que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Porque sólo así se explica que, en este caso, el interés mutuo en el bien ajeno aconsejase al progenitor, fotógrafo de profesión, asumir como propia la tarea de reforzar el equipo femenino.

Un representante filantrópico

Casualidades de la vida, el nivel del fútbol asiático femenino es superior al del masculino, hasta el punto de que, incluso el pequeño Víctor, recibió la llamada de la selección absoluta con tan solo 17 años. En el momento que en Zorrilla fueron conscientes de que su padre tenía entrada en la federación taiwanesa, la búsqueda se dio por finalizada. La isla de Formosa sería el vivero y Pepe Chou el intermediario. Eso sí, un agente –según fuentes del club– “muy curioso, porque no tiene ningún interés económico”.

De momento, la buena predisposición de Chou ha propiciado que tres jugadoras del lejano oriente hayan decidido apostar por el mercado europeo. Teóricamente el club no las ofrece contrato en vigor, dado que por estos lares el fútbol femenino todavía no ha alcanzado la profesionalidad. Sin embargo, según apuntan –en la intimidad y off the record– algunas de sus compañeras, el escaso presupuesto que se dedica a la sección femenina –incapaz de incluir una partida para una segunda equipación– se lo llevan las galácticas asiáticas bajo el concepto genérico de manutención.

La primera en hacer una prueba en España fue Claire (Lin Man-Ting). Al técnico le sobró un par de entrenamientos para comprobar que su nivel estaba por encima del resto. Tras resolver los flecos burocráticos con su país de procedencia, la mediapunta internacional se incorporó al RVF. Con independencia del progresivo margen de mejora que el equipo experimentó desde su debut liguero, la llegada de Claire a la vuelta de navidades hizo que los primeros puntos en el casillero no tardaran en aparecer.
La experiencia de su compatriota animó a Rona (Hsiao Chuan-Chen) y a Tan (Tan Wen-Lin) a seguir sus pasos. De este modo, bastó una llamada de su federación para que ambas recalaran a orillas de Pisuerga el pasado mes de abril, conocieran la ciudad, se dejaran seducir por sus encantos –gastronómicos y culturales– y fueran fichadas con la misma inmediatez que su predecesora.

Como cabría presuponer, la aventura de las chicas de Hualien no ha pasado inadvertida en su patria. La cadena Sanlih News reparó en su historia y las convirtió, hace un par de semanas, en protagonistas de uno de los capítulos de su programa "The Borderless World”, su particular versión de “taiwaneses por el mundo”. Al fin y al cabo, y exotismos al margen, habrá que convenir que también en el fútbol femenino las fronteras –cuando menos, las físicas– han desaparecido.

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Aupa pucela

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  2. Muy interesante,animos chicas que valeis mucho,aumque el señor entrenador de mierda que tenis no se merece ni los buenos dias,por el comportamiento que tiene con sus jugadoras,vaya imagen que da este buen señor.

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