lunes, 28 de marzo de 2011

Tú a Boston y yo al dinero

Por snedecor
No sabemos si se jugará el Lituania-España del martes por culpa del mal estado del césped del estadio Darisus ir Gireno de Kaunas, pero a dos meses vista podemos estar seguros de que no habrá problemas para disputar el último amistoso concertado por la RFEF. Absolutamente ninguno.

En este extraño mundo de la UEFA a alguien se le ocurrió colocar una semana de partidos internacionales justo después de la final de la Champions League, con la inmensa mayoría de ligas ya finalizadas (salvo las que no saben todavía cuándo finalizarán, como la nuestra) y los futbolistas pensando ya en sus paradisíacos destinos de vacaciones.

Con la experiencia de 2003, cuando en fechas similares perdimos en Zaragoza ante Grecia y no pasamos del 0-0 en Belfast, lo que nos acabó llevando a la repesca para estar en la Eurocopa de Portugal, la RFEF negoció hábilmente el calendario con sus rivales en el grupo de clasificación para la Euro2012 y evitó tener que jugar partidos oficiales en esas jornadas del 3, 4 y 7 de junio. Pero salvado ese escollo, rápidamente se puso a buscar rivales para disputar algún amistoso que reportara suculentos beneficios a las arcas federativas, que tampoco es cuestión de perder oportunidades. Llegados a este punto tal vez alguien debería preguntarse a dónde está yendo a parar todo el dineral que está generando la Selección últimamente, entre anuncios, bolos y demás, pero bueno, si eso ya otro día.

En fin. El negocio es el negocio y con una selección campeona del mundo los ofrecimientos brotan como las flores (y las alergias) en primavera. El año pasado se viajó a México, Argentina y Portugal para ganarse unos votos con los que lograr la organización del Mundial 2018 (mejor nos hubiera ido apoyando las maltrechas economías de esos “honraos“ compañeros de Villar en el Comité Ejecutivo de la FIFA), para unos partidos de los que el único recuerdo agradable que nos llevamos fueron las inolvidables fotos de nuestros internacionales en el Azteca, la Bombonera y el Monumental de Buenos Aires.

Este año todo parecía indicar que la Selección realizaría una siempre provechosa gira por Asia al finalizar la temporada; sin embargo, al final las conversaciones con los promotores chinos no han prosperado y Villar se ha buscado otro destino, otra vez al otro lado del charco.

Campeones del Mundo sobre césped artificial

Así que el 4 de junio España jugará en Boston ante Estados Unidos, en un partido incómodo por el viaje, el rival (una potente selección que se estará preparando para su torneo continental), la fecha (ya no digamos si prospera el parón de la LFP y la última jornada se tiene que disputar a la vuelta de este bolo) y el escenario.

Porque el Gillette Stadium, hogar de los New England Revolution de la MLS y de los New England Patriots de la NFL, construido a comienzos de siglo para sustituir al mítico Foxboro Stadium donde Luis Enrique se dejó las narices y la España de Clemente un mundial, es de césped artificial. Detalle que parece haber pasado desapercibido para los medios que han recogido y rebotado como loros desde el viernes la noticia de la confirmación de este amistoso. Pero claro, tampoco vamos a pedirles a los periodistas deportivos que se pongan a investigar. Aunque sólo haya que mirar la Wikipedia.

El Duraspine Pro, césped de última generación aprobado por la FIFA (se probó en los mundiales sub’17 y sub’20 de 2009) es actualmente uno de los pocos sobre el que se pueden disputar encuentros internacionales “A”. Desde 2010, el Gillette Stadium cuenta con esta superficie, que será muy buena y todo lo que quieran, pero que no deja de ser sintética. Las articulaciones acostumbradas al césped natural notan (y sufren) la diferencia, y de hecho no es raro ver a entrenadores de la MLS reservando jugadores tocados cada vez que viajan a Boston (o Seattle, cuyo estadio también cuenta con este terreno).

El riesgo de lesiones existe y se ve aumentado por la carga que acumulan nuestros internacionales después de dos años jugando casi sin parar, y futbolísticamente la adaptación al turf requiere tiempo para acostumbrarse a los botes y demás.

Sin embargo, y salvo que haya conseguido de la Federación Estadounidense un compromiso para instalar un tapete de hierba natural (cosa que no ha sido anunciada), no parece que a la RFEF le haya importado demasiado arriesgar el prestigio y la salud de sus futbolistas. 68.000 espectadores y un buen fajo de dólares parecen suficientes para pasar por alto esta nimiedad.

Suponemos que a medida que nos acerquemos a la fecha se irá montando el lío. Vosotros ya estáis informados.

martes, 22 de marzo de 2011

Cuando CR7 presume de su sueldo y otras joyas

Por Rocheteau
Estaba en un aeropuerto francés con mucho tiempo por delante y varias revistas de fútbol. Francesas, claro. Tras dos horas de lectura, me imaginé en un aeropuerto español con dos horas por delante y lo poco que se puede encontrar de temática deportiva en un quiosco español. Mejor que echarme a llorar, recopilé cuatro detalles de lo que uno puede encontrar en el periodismo deportivo de otros horizontes. Juzgad vosotros.

Cuando Ronaldo presume de su sueldo en los vestuarios
Charla entre el cantante NBAmaníaco, Benjamin Biolay, también fan del Olympique Lyonnais (tanto, que no puede dar conciertos en Saint-Étienne), y Bernard Lacombe, el jorgevaldano de Jean Michel Aulas en el OL. Llegando al final de la entrevista cruzada, Lacombe suelta lo siguiente: “En el campeonato español no respetan a Cristiano Ronaldo. Pero claro, su educación… El otro día vi a Cristiano Ronaldo, en el túnel de vestuarios del Bernabéu, preguntarle a un delantero con el que se topó: “Y tú cuánto cobras? Y luego se giró y le preguntó lo mismo a otro: “Y tú, ¿cuánto cobras?”.
SO FOOT

Cuando Ryan Giggs era Benjamín Zarandona
“Lo peor fue cuando Ferguson me sorprendió en una fiesta con Lee Sharpe. Era la víspera de un partido y se supone que estábamos e casa. Éramos unos niñatos. Cuando llamaron a la puerta y vi a Ferguson, temí por mi futuro como jugador de fútbol”. En esta estupenda entrevista, con una de las mejores fotos que he visto publicadas de un futbolista, la que abre el reportaje, Giggs también revela algo inimaginable: Gary Neville grita todavía más que Roy Keane en un vestuario.
L’Équipe Magazine

Cuando Jordi Cruyff era el niñato quejica del ManU
Y luego hay un momento impagable de la entrevista con Giggs, cuando el zurdo galés explica lo importante que es mantener el sentido colectivo del juego en Manchester. “O haces tu trabajo, o todo se derrumba. Tienes que cumplir con tu trabajo. Tu comportamiento humano es examinado por todos. Me acuerdo de Jordi Cruyff (1996-2000), a quien se le pedía que trabajara igualmente en defensa que en ataque por el costado izquierdo. No era lo suyo y no tenía problemas en decir que prefería el método del Barça. Digamos que no le ayudó mucho en el vestuario”.
L’Équipe Magazine

Cuando Mourinho humilló al chupón Robben
Por seguir con la revista de L´Équipe, una anécdota que cuentan sobre esas bambalinas del fútbol que son los vestuarios. Temporada 2004-05. Según cierra la puerta, Mourinho agarra el balón y se lo da en las manos a Robben. “Tú, como quieres jugar solo, aquí tienes un balón. Ahora voy a hablar a los otros diez que sí quieren jugar juntos al fútbol”.
L’Équipe Magazine

miércoles, 16 de marzo de 2011

Nada bajo palos

Por Halftown
Edwin Van der Sar ha decidido cerrar la tienda a los 40 años. Sólo Seedorf le ha sobrevivido de aquel Ajax campeón de Europa en el 95. Como Ferguson pasa varios pueblos del mediocre polaco Tomasz Kuszczak, antes de navidades el United se dejó algo más de 3 kilos en el fichaje del danés Anders Lindegaard, que a sus 26 años se gana la vida parando balones para el Aalesunds FK noruego. La idea de encontrar un clon de Peter Schmeichel era tan bonita, que tuvo que ser el propio Schmeichel quién durante una entrevista puso al chavalito danés de vuelta y media. Los malpensados dirán que es envidia de la gorra a lo Benji Price que luce Lindegaard, o quizá celos porque a su hijo Kasper –el heredero de pedigrí- se le pasa el arroz parando balones en clubes de mierda, por mucho que este año por fin se haya hecho con el puesto de titular en el renqueante Leeds United.

En Londres el panorama es desolador. El Chelsea sigue convencido de tener a uno de los cinco mejores porteros del mundo en Peter Cech, y lo cierto es que el checo no ha vuelto a ser el mismo desde que en 2006 le fracturaron el cráneo de un rodillazo.

Asumiendo que Abramovich va a dejarse la pasta en otra cosa, el que tiene una patata en el horno con el tema porteros es el amarrategui del Camp Nou, antiguamente conocido como Arsène Wenger. La diferencia con United y Chelsea es que el Arsenal está necesitado de un portero ya. ¿Ya? Ese es el error, que estaba necesitado de un portero desde el mes de septiembre pasado. Que lleva buscando un portero toda la vida.

Un navarro mediocre y un cuarentón meón

Históricamente, el Arsenal ha sido un equipo de mucho cañonero curtido en mil batallas y un alférez torpe y borracho guardando la santabárbara. Con todo, en los últimos veinte años los gunners han ganado títulos a pesar de Seaman, Almunia o Lehmann.

Este año, en una nueva exhibición de chocheo, Wenger empezó la temporada con Manuel Almunia de titular. El portero español, titular varias temporadas con los gunners, es un portero del montón que por algún motivo le hizo tilín al excéntrico alsaciano. Su caso recuerda al de Nacho Novo, que era un ídolo en el Rangers y para volver a España tuvo que irse a un equipo de la mitad baja de la tabla. A Almunia, si quisiera volver, tampoco se le iban a rifar los grandes.

El plan B de Wenger no tardó en pasar a ser su plan A: se llamaba Lukasz Fabianski, y se trataba de un polaco que llegó al Arsenal en 2007 sin jamás lograr imponerse a una medianía como Almunia. Una lesión de éste acabó por darle la portería de los gunners, pero cuando por fin parecía que lo iba a conseguir, una lesión de hombro le dejó KO para el resto de la temporada.

Su sustituto fue otro polaco, Szczęsny, que lo hizo relativamente bien hasta que junto al francés Koscielny protagonizó en plena final de Copa un dueto propio del Lago de los Cisnes que acabó por costarle el título al Arsenal. Como Seaman en la final de la Recopa con el Zaragoza o Lehmann en la final de Champions contra el Barça, Szczęsny entró por la puerta grande en el panteón gooner de porteros incompetentes.

La nula competencia le mantuvo en el puesto, hasta que en la primera parte del partido en Barcelona se dislocó el dedo y pasará parado el próximo mes y medio.

Con Almunia de titular de emergencia –pese a la nula fe que Wenger le tiene- el pasado fin de semana ante el United se tuvo que sentar en el banquillo un chaval de 19 años llamado James Shea. Da la casualidad de que otro míster con un agujero bajo palos, Fabio Capello, ya tuvo que convocar a Shea el pasado verano ante la avalancha de lesiones entre los pocos y espantosos porteros ingleses.

Shea había sido prestado a mediados de febrero al Southampton, donde no le dio tiempo a debutar al ser llamado a filas por Arsène. En un alarde de mano izquierda, el mago alsaciano dejó claro ante los medios que Shea venía como fondo de armario, ya que el club buscaba una cesión para ser suplente de Almunia.

Y fue entonces cuando la cosa tomó tintes surrealistas: Jens Lehmann, que ya fue portero del Arsenal -donde se llevaba a hostias con Almunia- lleva retirado desde el final de la temporada pasada, y pasa el tiempo preparándose para ser entrenador y comentando partidos. Nadie sabe bien si él ha entonado el si tu me dices ven, o si Arsène, en un nuevo tour de force, le ha devuelto los guantes. En cualquier caso, denle credibilidad al rumor: en la Wikipedia ya aparece Lehmann como jugador del Arsenal.

La guinda sobre el pastel de otra temporada fallida de la academia de Arsène Wenger podría ser un portero cuarentón que meó durante un partido de Champions League. Menos mal que el Arsenal ya está eliminado.

lunes, 14 de marzo de 2011

¿Dopaje en el fútbol? Pregunten a Ronaldo

Por Rocheteau
Antes, las hostias en el fútbol se daban con los tacos. Después, cosas de los tiempos mediáticos, se daban cuchilladas radiofónicas. Luego pasamos a las portadas asesinas. Y ahora los duelos se libran a jeringazos. Sobre todo si se trata de dopaje.

Ahí tienen a EL MUNDO defendiendo a Contador y Marta Domínguez a golpe de entrevista jotera (quizás mejor pedrojotera), frente a las exclusivas de EL PAÍS. Y ahora, a la SER, hablando de apuñalamientos a Mourinho, y a la COPE, católica, apostólica y romana, lanzando sospechas sobre dopaje a la hora bruja.

Poco importa esta peleílla de saloon del Far West periodístico. El dopaje en el fútbol ha existido. Y por aquello de echarle un poco más de imaginación, en FNF no vamos a hablar de Sabino Padilla, ex médico de Induráin y el Athletic de Bilbao, al que por cierto quiso fichar Núñez para el Barça, ni sobre la Juventus donde Del Piero pasó de tirillas a ganador del Royal Rumble del catch, ni siquiera sobre Stam y Couto, una pareja de tipos que, la verdad, uno imaginaba dopándose con whiskies dobles y carne cruda, no con la vulgaridad de una jeringa en mano, aunque los trincaran en la Lazio por nandrolona.

Nos vamos a Eindhoven, la última ciudad a la que se mudaría un brasileño con ganas de marcha. Sin embargo, allí aterrizó Ronaldo Nazario da Lima, en 1994. 1,83 cm. 75 kilos. Lo que se dice un delantero delgaducho. De allí saldrá dos años después musculado, fortachón y como un toro, que diría Jesulín.

Como explica en este artículo de rue89 Jean Pierre de Mondenard libro (autor del libro “Dopage dans le football. La loi du silence”, Dopaje en el fútbol. La ley del silencio), un médico brasileño aseguró en 1999 a Le Monde que se le sometió a un “programa alimenticio a base de creatina”.


En Italia encontramos testimonios que van más allá, como el del doctor Bernardino Santi (entrevistado por Enzo Palladini en el libro “Paura del buio", Miedo al silencio) Ronaldo estaba verdaderamente delgado y le administraron complementos, entre ellos sustancias anabolizantes para ayudar a su desarrollo físico”.

Santi no era un matasanos ávido de celebridad, sino el responsable antidopaje de la Federación Brasileña de Fútbol (CBF). “Era”, sí, hasta que realizó estas declaraciones. Después lo echaron.

En resumen, según estos especialistas, a Ronaldo le dieron barra libre de esteroides anabolizantes, menos perjudiciales que la caipirinha a la mañana siguiente de su ingestión, pero letales una década más tarde. Ronaldo habría aumentado su musculatura mágicamente, como un vendedor de la teletienda anunciando chismes para los abdominales. Pero las rodillas que sostenían la nueva carlinga seguían siendo igual de enclenques.

Chutes de creatina

Los anabolizantes habrían terminado por generar problemas musculares a Ronaldo, lo que explicaría sus tres roturas del tendón rotuliano (dos veces el derecho, una el izquierdo), una lesión que, según Mondenard, apenas se da en la vida real y que en los últimos años sólo le ha ocurrido a otro futbolista, Jorge Andrade, ex del Deportivo.

Puede que sea una teoría de la conspiración, y resulta que los anabolizantes se encontrasen en mina conchita, o quizás haya algo de verdad. El caso, se explica en el libro de Mondenard, es que los dolores de Ronaldo aumentaban, y sólo conseguía mitigarlos para los partidos dándole al Voltarén, un antiinflamatorio.

Los médicos de la selección brasileña, conscientes de la importancia del Ronaldo en el Mundial de 1998, habrían subido un escaloncito infiltrándole con cortisona para que cesara la pesadilla de sus dolores. ¿Explican esos chutes (la figura retórica va con cariño, aviso para ronaldistas) la crisis epiléptica de Ronaldo horas antes de la final frente a la Francia de Zidane? No se sabe, pero sí que la cortisona puede provocar ese tipo de accidentes

¿Hemos mirado para otro lado durante mucho tiempo? ¿Y si el Real Madrid llevara razón pidiendo controles antidopaje más serios en el fútbol? Guerras mediáticas aparte, por supuesto.

jueves, 10 de marzo de 2011

Hoddle tiene problemas con el sherry

Por snedecor
Que con esto de la crisis el fútbol modesto (y no tan modesto) se ha convertido en una barraca de feria ya no lo duda nadie. En esta obscena tómbola en la que los equipos exponen impúdicamente sus miserias ofreciéndose desesperadamente al mejor postor para regatear la desaparición, lo mismo te puede tocar un jeque sin fondos que un guiri de renombre con trazas de iluminado. Y como del Racing ya se habló por aquí, toca explicar un poco la delicada situación en la que se encuentra el Jerez Industrial.

Reconozco que, ya sea por un despiste imperdonable o por la mucha distancia que me separa de Andalucía, no me había enterado de que la temporada pasada, con el histórico club jerezano atravesando serias dificultades económicas, había aterrizado en la entidad un personaje tan conocido como polémico: Glenn Hoddle. No es cuestión de recordar ahora su innegable calidad en el césped ni su errática carrera como entrenador, cuyo punto culminante fue su cese como seleccionador inglés en 1999 por decir, más o menos, que las personas discapacitadas algo habrían hecho en otra vida para tener ese castigo en esta. Simplemente diremos que, tras su enésimo fracaso en los banquillos, en 2008 decidió poner en marcha una romántica y descabellada idea: una academia de fútbol para jóvenes futbolistas fracasados.

A ver. Una cosa es hacer unas jornadas como las que organizó este año la AFE con profesionales en paro, sin más interés que el de reunirlos unos días e intentar buscarles un equipo, y otra bien distinta es reclutar a una tropa de chavales desheredados del fútbol británico y pretender convertirlos en futbolistas de élite con los que hacer un negociete. Pues justo eso es el chiringuito que montó el bueno de Hoddle. Gracias a su fama consiguió la financiación necesaria y se puso a buscar futbolistas con un talento tan tan oculto que ningún club inglés había querido saber nada de ellos después de juveniles. La Glenn Hoddle Academy recogió una hornada de post adolescentes británicos que jamás hubieran pisado España salvo para emborracharse en Salou, Mallorca o Benidorm, les puso un sueldo de 400 libras mensuales y los mandó a vivir con todos los gasto pagados al lujoso enclave jerezano de Montecastillo, donde se entrenaban bajo las órdenes de reputados técnicos de las islas como Graham Rix (ex-Portsmouth). Con semejante caramelo no extraña que su web llegara a recibir hasta 2.000 solicitudes de jóvenes peloteros frustrados. Yo porque me he enterado esta semana, que si no…

Estiércol patrocinado por Ruiz Mateos

Orgulloso de su engendro, Hoddle se pasaba frecuentemente por el resort para jugar al golf y observar complacido los avances de su huerto de paquetes, mientras rechazaba (según él) numerosas y suculentas ofertas para volver a los banquillos. Pero de los 25 futbolistas de su primera cosecha (2008-2009, recordemos) apenas un puñado siguen en activo dos años después, todos en categorías menores. Se ve que el pobre Glenn no debió de dar con la semilla adecuada. O quizás fuera, simplemente, que su idea era puro estiércol. Ya me entendéis.

Paralelamente, el segundo equipo más importante de Jerez de la Frontera acumulaba deudas e impagos (el primero también, pero hoy no toca hablar del Xerez) que ponían en serio riesgo su viabilidad. Y la Glenn Hoddle Academy, cuya segunda promoción tampoco progresaba todo lo previsto jugando sólo amistosos, se presentó como una glamourosa solución para un equipo que, a mitad de la temporada pasada, empezaba ya a despedirse de la Segunda B.

En enero de 2010, Hoddle puso varios miles de euros para los pagos más inmediatos y su academia cedió a ocho de sus proyectos de cracks, pero el descenso a Tercera fue inevitable. Este pasado verano adelantó 160.000 € más para los gastos de la temporada, y la totalidad de la plantilla estaba cedida por la Glenn Hoddle Academy. Era como un Arsenal a la inversa, un club en la cuna del flamenco con 20 jugadores ingleses y dos extranjeros (españoles, claro). El “Sherry” Industrial, que para más inri está patrocinado por Dhul (una de las empresas de Ruiz Mateos en suspensión de pagos), hasta lucía la cruz de San Jorge en su segunda equipación. Y hablo en pasado porque, tras un buen comienzo de temporada, el cambio de año significó un punto de inflexión para todos.

Al parecer, a Hoddle se le acabó la paciencia y, sobre todo, el dinero. Varios jugadores no regresaron de Inglaterra tras las Navidades, y la academia no tenía liquidez para pagar la abultada factura del resort Montecastillo (se estima que anualmente cada jugador le salía a la academia por más de 50.000 €). Como el ayuntamiento jerezano se había comprometido a reintegrarle el dinero vía subvención o patrocinios, Hoddle le reclamó a la alcaldía sus 160.000 €, pero entre pitos y flautas el ayuntamiento no le ha pagado todavía un euro y sólo le ha ofrecido al visionario manager inglés un alojamiento más barato para sus chavales. Parece que el pobre Glenn no conocía las singularidades de la política municipal española: mucha promesa pero poco billete.

El domingo, tras la novena derrota consecutiva del mermado equipo, Hoddle lanzó un ultimátum al consistorio: o recuperaba su inversión antes de 48 horas o adiós muy buenas. Y como es un caballero inglés que cumple su palabra (y no cobró), se fue. Lo que quedaba de la Glenn Hoddle Academy ha abandonado definitivamente Jerez de la Frontera para volver a Inglaterra, dios sabe con qué futuro (hay planes para ubicar un nuevo centro de entrenamientos en Rustemburgo, Sudáfrica, pero mejor nos ahorramos los comentarios).

Mientras, en la ciudad gaditana, el presidente del Jerez Industrial le echa las culpas a sus opositores y busca soluciones desesperadas, como pedirle a RFEF que le deje inscribir a 22 jugadores nuevos porque los que tenía a préstamo se han largado a la Gran Bretaña. Solicitud desestimada, claro. Si el club no se presenta a dos partidos, descenderá automáticamente. Si no paga sus deudas, bajará otra categoría más. Sesenta años de historia están a punto de llegar a su fin. Pero venga, ahora en serio. ¿Alguien esperaba que esto acabara bien?

martes, 8 de marzo de 2011

Visite el País de las Maravillas

Por Halftown
Los hechos: el pasado día 27 de febrero el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo firmó un acuerdo con el Real Madrid para promocionar internacionalmente España como destino turístico: “Visit Spain”. El ayuntamiento y la comunidad de Madrid pusieron su millón de euros por cabeza para añadir el estribillo “Visit Madrid” al eslogan.

No vamos a caer en la demagogia de que el pastizal que se deja el Estado en publicidad podría repartirse a los que hacen cola en el INEM y que así todos puedan comprarse el iPad 2 para meterse en Infojobs. Porque también se podría contra-argumentar que se han ahorrado un pico en contratar una agencia de publicidad… o al menos esperamos que no pagasen a nadie por currarse el “Visit Spain, visit Madrid” de la campaña.

En un país como España, donde el turismo representa el 10% del PIB (en Francia, líder mundial de la industria turística, apenas llega al 7%), el que vengan a no vengan guiris es fundamental para la economía del país. Por eso que si el Estado consigue atraer con su publicidad a nuevos clientes, bienvenido sea.

Dando por supuesto que ningún ente estatal se preocupa de medir la eficacia de la publicidad –total, tiran con la pólvora del Rey-, en FNF nos planteamos hasta qué punto tiene sentido pagar a Real Madrid por promocionar España.

Redundancias a gogó y valores que no son

Antes de meternos en honduras, hablemos del evento de lanzamiento de tan estupenda iniciativa. Además de al ministro Sebastián y al alcalde de Madrid, Florentino se llevó de atrezzo a la presentación de la campaña a Casillas, Ramos, Kaká, Benzema, Özil y Di María. Casillas y Ramos tiene sentido por su condición de españoles, Kaká por aquello de amortizar el fichaje quizá también. ¿Y los otros qué pintaban? Özil, además de dar mal en cámara, ni siquiera habla castellano.

Los que brillan en semejantes saraos son siempre los políticos. El ministro –que es colchonero como se ve en la foto, bufanda incluida- celebró que España comparta con el Madrid los valores de “esfuerzo, calidad, liderazgo, competitividad, etcétera”. Gallardón ni meneó sus frondosas cejas al decir que el Real Madrid es el activo más importante de la capital. Con un par.

Florentino, a lo suyo, habló de los valores del madridismo -humildad, esfuerzo, talento y entrega- de los que Cristiano Ronaldo, Mourinho y compañía hacen gala a la menor oportunidad.
El presidente madridista y el gobierno español, se siguen agarrando a supuestos valores que en los mundos de Yupi siguen siendo asociados a sus respectivas entidades. El Madrid en el siglo XXI no es más que un club del pelotón de la Champions -por mucho que siga vendiendo más camisetas que los demás- y España hace tiempo que perdió sus plumas de economía emergente, y su imagen sigue sepultada bajo kilos de paella, sangría, flamenco y éxitos deportivos.

¿Qué sentido tiene pagar al Real Madrid por promocionar a Madrid y España? Poco. El objetivo típico de este tipo de patrocinios es aumentar la notoriedad de la marca, pero resulta que la marca “Real Madrid” ya aglutina la marca “Madrid” (la marca “Atlético de Madrid” también). Es decir, que el hecho de que Madrid patrocine al Madrid es redundante, luego innecesario.

Que el Real Madrid patrocine a España es un tema aparte, quizá más absurdo incluso. El Estado español ya patrocina a la selección –otra redundancia ineficiente-, pero al menos el equipo de Del Bosque transmite unos valores de frescura, buen rollo y éxito que el Madrid, por mucho que se empeñe Florentino, está a años-luz de inspirar.

Apenas unos días después del acto en el Bernabéu, y en un ejemplo del café para todos característico del zapaterismo, el propio Miguel Sebastián anunció con las orejas gachas que se intentó un acuerdo similar con el FC Barcelona, pero la junta directiva entonces presidida por Laporta se negó.

Será por nacionalismo racalcitrante, o quizá porque el museo del Barça es ya el tercero más visitado de España detrás del Prado y el Reina Sofía. En cualquier caso, ya se le podía haber ocurrido preguntar a alguno de los periodistas si a nadie del ministerio de Industria, Comercio y Turismo le ha dado tiempo de ir a hablar con la junta directiva de Sandro Rosell en los seis meses que lleva en el cargo. Será que los periodistas españoles también viven en su propio mundo paralelo.

jueves, 3 de marzo de 2011

Salvar al soldado Donovan

Por snedecor
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, le decían al arácnido reportero Peter Parker. En el caso de Landon Timothy Donovan, sus enormes condiciones futbolísticas le han obligado, paradójicamente, a hipotecar su carrera en beneficio del soccer de su país. Todo por haber nacido en el lugar equivocado. Porque Landon, californiano de pro, tiene “eso” que le falta a la inmensa mayoría de sus compatriotas cuando se ponen a dar patadas a un balón. Llámalo magia, llámalo picardía, pero el caso es que Donovan no es como el resto de futbolistas estadounidenses, autómatas programados para cumplir con las tareas específicas de su posición en el campo, incapaces por regla general de inventarse algo que se salga del guión establecido. No, Landon es distinto, y eso le convierte en el icono perfecto para una liga sobrada de ilustres mercenarios pero que necesita modelos patrios a seguir.

El férreo sistema empresarial de la MLS hace el resto. Donovan juega para Los Ángeles Galaxy, pero cualquier traspaso al extranjero durante la vigencia de su contrato (que expira en diciembre de 2013) debe contar con el visto bueno de la propia liga. Y el precio que le ponen no facilita precisamente su marcha. Por cantidades que se acercan a los 20 millones de dólares, a los que habría que sumar una ficha anual de 2’2 millones más incentivos y derechos de imagen, ningún club europeo de primerísimo nivel (los demás directamente no pueden) se arriesga a fichar a un americano por muy distinto que éste parezca, y léase americano con el tono despectivo con el que solemos referirnos en Europa a todo lo que lleve aparejado la palabra soccer.

Quizás todavía pesen en los grandes europeos las dudas que generó su espantada del Bayer Leverkusen cuando era apenas un adolescente, un crío de 17 años que venía de ganar el Balón de Oro en el Mundial sub’17 de Nueva Zelanda 1999 y que no supo adaptarse a la vida lejos de la familia. Tal vez tampoco ayude el hecho de que nunca haya presionado demasiado a la MLS para buscarse otra oportunidad en Europa, y que parezca que se conforma con su apacible existencia en California, como si ya hubiera aceptado que su destino en el fútbol sea llenarse los bolsillos y pasar a la historia como uno más de los muchos que pudieron ser y no fueron.

Un caimán, un tetrapléjico y la quiniela mexicana

Buceando en su biografía se descubren algunos detalles poco comunes, hechos y circunstancias que pasan de la categoría de anécdota y que marcarían un poco a cualquiera.

A los 16 años, mientras jugaba al golf tras un entrenamiento con la selección sub’17, tuvo un encontronazo con un caimán (gajes de montar una academia para jóvenes talentos en los pantanos de Florida) del que salió indemne gracias a su velocidad, sus reflejos y una pizca de buena suerte. La tragedia volvió a rondarle a los 19, cuando Landon protagonizó un desgraciado incidente en un partido entre las selecciones juveniles de Estados Unidos y Trinidad y Tobago. Un choque tan brutal como fortuito en un salto con el defensor trinitense Marvin Lee mandó a ambos al suelo. Donovan salió del lance con un costilla rota, pero Lee se partió el cuello, quedándose tetrapléjico. El trinitense moriría un par de años después, en 2003, como consecuencia de una insuficiencia respiratoria agravada por su parálisis. Experiencias, en definitiva, que pueden explicar (o no) la compleja personalidad de la estrella californiana.

Porque Donovan es un tipo peculiar, que cuenta casi con tantos fans como detractores en su propio país. Sus críticos no le perdonan ni ciertas marrullerías en el campo ni la prepotencia que rezuman muchas de sus declaraciones. Opina de todo, y no siempre dice lo políticamente correcto. Su sequedad y su ácido sentido del humor tampoco le granjean las simpatías del gran público. Es, para entendernos, un cruce entre Raúl y Fernando Alonso, con un toque a lo Jorge Lorenzo. A algunos aficionados también les irrita su aparente conformismo con su carrera, y tampoco olvidan que, durante un tiempo, no tiró del carro de la selección tanto como se esperaba. Pero todos tienen que reconocer que, sin él, el soccer en su país no sería lo mismo.

Curiosamente, al sur del Río Grande desaparece la controversia: no hay mexicano que no odie a Landon Donovan. Unos cuantos goles decisivos y sus constantes provocaciones mediáticas cada vez que ambos países se enfrentan en el campo tienen la culpa. Hablar español casi a la perfección le ayuda a calentar los duelos, y eso le convierte también en una pieza muy codiciada por los anunciantes del país azteca. Memorable es su actuación en este anuncio de la Quiniela mexicana:


Y como si el spot fuera una cruel representación de su existencia, en la vida real a Donovan tampoco le dejan abandonar su país. Permanece encerrado en su jaula dorada, de la que le dejan salir de vez en cuando para mostrar sus aptitudes como cedido (libertad condicional lo llamarían algunos) durante el largo periodo de off-season. Pero ni por esas. Por muy bien que se le viera en los amistosos que disputó con el Bayern en 2009, aunque en 2010 jugara una docena de partidos a gran nivel con el Everton, por mucho que sea el líder de la mejor selección estadounidense de la historia, a pesar de que se vea a la legua que podría cortarse una pierna y seguir siendo el mejor futbolista de la MLS, nadie se decide a dar el paso definitivo.

Pasan los años, se acerca peligrosamente a la treintena y hasta él se ha cansado de esas escapadas: este invierno dejó claro que o traspaso o nada. Y fue nada. Landon cumple este viernes 29 años y está a punto de tirar definitivamente su carrera por la borda. Me gustaría pensar que, mientras pasea tranquilamente con sus perros por las playas de Los Angeles y proclama en su recién estrenado blog lo afortunado que se siente por ser californiano, algo dentro de él le dice que todavía puede hacer algo más por el soccer de su tierra: triunfar rotundamente fuera. Déjenle volar antes de que sea irremediablemente tarde. Si es que quiere, claro.