Por snedecor
Igual que los Cleveland Cavaliers apostaron por LeBron Raymond James por, entre otras cosas, ser de Ohio, puede que la condición de texano de Dane Brekken Shea pesara mucho para que fuera elegido en segunda posición del Draft 2008 por FC Dallas. Como King James, Brek Shea fue directo a la liga profesional sin pisar el campus: tenía 17 años cuando firmó con Adidas y la MLS un contrato garantizado por 3 temporadas, con un sueldo creciente que llegaría hasta los 100.000 dólares.
Sí, no son los números de una estrella de la NBA, pero ya hemos hablado de los sueldos del soccer. Al menos a nuestro protagonista le ha ido mejor que a LeBron en Cleveland: han ganado los mismos títulos (cero) y de momento él todavía puede pasearse tranquilo por la ciudad que lo acogió.
Eso sí, a diferencia de los Cavs, Dallas no fichó al prometedor adolescente como piedra angular para un nuevo proyecto, porque Shea no era “The Chosen One” y porque cualquiera diría que a los directivos del club eso de “proyecto” les sonaba a chino. La franquicia llevaba años vagando sin rumbo por la MLS y así habría seguido de no ser porque, como si de la típica película americana se tratase, a mitad de temporada un peculiar entrenador con un turbulento pasado aterrizó en el hundido equipo para, poco a poco, comenzar a transformarlo en un bloque ganador.
Pero la del viejo Schellas Hyndman es otra historia. Mientras el entrenador moldeaba el equipo a su imagen y semejanza hasta llevarlo contra todo pronóstico a la final de la Liga en 2010, Shea fue creciendo como jugador y como persona. Seguramente confundido por su metro noventa de altura, durante sus dos primeros años en Dallas Hyndman lo probó de delantero, de mediocentro, de lateral e incluso de central, hasta que a principios de esta temporada la lesión de su estrella, el mediapunta colombiano David Ferreira, le obligó a recomponer el equipo.
Brek Shea, zurdo él, pasó entonces a jugar como centrocampista en banda izquierda y, para sorpresa de muchos (también de Hyndman) explotó definitivamente. Técnico, potente, con gran disparo, en los 29 partidos que lleva jugados este año ha anotado ya diez goles (algunos espectaculares), pero sobre todo ha dejado la sensación de ser un jugador diferente. Carismático y de aceptable nivel, probablemente sea la única esperanza tangible a la que pueda agarrarse una deprimida selección yankee que en 2010 echó a perder su gran oportunidad para que la tomaran definitivamente en serio.
Expresionismo tejano
Pero si hablamos de él aquí no es por su prometedora carrera futbolística, que también (noo, mentira), sino por su particular manera de emplear el tiempo libre. Mientras Hyndman todavía le estaba buscando un hueco en el once, Brek Shea se cansó de pasarse las horas muertas jugando a la Play, de tatuarse citas bíblicas o de probar mil y un peinados como cualquier estrella de su edad, y decidió compaginar esas actividades con otra bastante menos habitual en un joven pelotero: compró unos óleos y convirtió su garaje en un estudio de pintura.
Sus primeros pasos con los pinceles fueron los típicos de todo principiante, pequeños cuadros figurativos de temática floral, pero muy pronto su trazo perdió concreción hasta desembocar en algo que podríamos situar dentro del cajón de sastre que es el expresionismo abstracto americano. Ahí o en cualquier estantería de Ikea, claro, que esto es arte moderno y eso queda al gusto del observador. Sus obras, que podemos contemplar en su web www.leftfootstudio.com, transmiten la misma fuerza que este texano desborda sobre el césped, aunque de momento sólo las vende en subastas benéficas organizadas por la Fundación del FC Dallas. Sobre lienzo o madera, en formatos cada vez más grandes, el Brek Shea pintor apuesta por sugerentes combinaciones cromáticas cargadas de energía. Puro arte… o no. Cuestión de gustos, ya digo.
Su agente (el futbolístico) ya ha dejado caer el interés de varios equipos europeos por su fichaje, y nos surgen las eternas dudas. ¿Está preparado para dar el salto al ultracompetitivo fútbol del viejo continente? ¿Se convertirá realmente en la figura que necesita su selección? ¿Afectará el viaje a la decadente Europa a su obra pictórica? ¿Habrá una etapa azul, o roja, o lo que sea, de Brek Shea?
Siendo honestos, si en el campo alcanza el nivel mostrado por otro texano con vocación de artista, el jugador del Fulham y rapero ocasional Clint Dempsey, podrá darse con un canto en los dientes. Y de pintura reconozco que no entiendo. Pero por si acaso destaca más de lo esperado en cualquiera de sus pasiones, quizás no sea mal momento para invertir en alguna de sus todavía asequibles obras, antes de que la cotización de su firma (en un contrato o sobre un lienzo) se dispare. Quién sabe, a lo mejor el día menos pensado pegamos el pelotazo.
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miércoles, 5 de octubre de 2011
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