viernes, 28 de mayo de 2010

Karpov contra los extraterrestres del Kremlin

Por Rocheteau
Yo siempre fui de Kasparov. De hecho, no conozco a nadie que fuera con Karpov en aquellos combates geopolíticos a hostias perestroikas de inicios de los 80. Kasparov eran los rizos que apuntaban la disidencia, el talento con mala hostia, ese aire a lo Mourinho con enroques, esa voracidad a lo Eddy Merckx. A
su lado, Karpov era un soldado obediente con caspa de politburó cayendo sobre el tablero.

Pero un primer ministro con calva de demócrata, mirada de interrogador del KGB para casos difíciles y trapecios de olímpica hormonada de la extinta RDA, alias Vladimir Putin, ha conseguido que
Karpov, a sus 59 años, se convierta en un rebelde con causa.

La culpa es de un tipo que dice que en 1997 (ni un año antes, ni uno después) fue
raptado por unos extraterrestres con trajes amarillos y viajó en su astronave; la culpa es de un tipo que sostiene haberse reencarnado 69 veces (ni una más ni una menos); la culpa es de Kirsan Ilyumzhinov, 49 años, multimillonario y presidente de tres entes peliagudos: la república rusa de la Kalmukia (desde hace 17 años), la Federación Internacional de Ajedrez (desde hace 15), amén de la rusa, y su propio ego.

Ajedrez en el talego


Empecemos por la federación rusa, meollo de todo el problema. Karpov decidió proponer su candidatura como presidente y darle un impulso al ajedrez, que ahora sólo sirve para entrenar a los futuros mejores jugadores de póker on line y para que Leontxo García escriba tres (buenísimos) artículos de ajedrez al año en EL PAIS.

Pero esto suponía tocarle las narices a un amigo (y aliado) de Putin y Medvedev. Además de que Karpov fue a ver a Kasparov, disidente reconocido, cuando a éste lo metieron en la cárcel por meterse con Florentino Pérez (ups, perdón por el lapsus, quise decir Vladimir Putin), con lo que pasó a formar parte de la lista negra de los jerarcas rusos.

Así que, a pesar de que el asunto ha despertado una polémica de mil demonios en Rusia, donde Karpov sigue siendo un héroe nacional como Bahamontes en el franquismo, Putin ha decidido que el candidato tiene que ser el iluminado Ilyumzhinov, y niet, no se hable más.

Así que cuando los miembros de la federación rusa se pronunciaron sorprendentemente a favor de Karpov, al día siguiente la policía estaba registrando las oficinas del ente.


Vaya por delante, que obviando asuntillos turbios como su presunta implicación en el asesinato de una periodista disidente, Ilyumzhinov es un tipo con ideas. Si consiguió presidir la Kalmukia, el trastero budista de Rusia, 290.000 habitantes, fue con imaginación. Ganó sus primeras elecciones prometiendo 100 $ y un móvil a cada pastor (
al cambio, viene a ser como el cheque-bebé y los 400 de vellón del IRPF, pero a lo bruto), tiene 6 Rolls-Royce y, eso no lo pone nadie en duda, adora el ajedrez. En la Kalmukia es asignatura obligatoria en las escuelas y hasta ha creado un parque temático del ajedrez, mucho más interesante que Terra Mítica, pero como la Kalmukia no es Benidorm, no va ni Dios.

El mejor argumento lo da Karpov: "Cuando yo jugaba, había más de 600 enviados a las finales del campeonato mundial de ajedrez. En el último, celebrado en Bulgaria, había 4 periodistas, si excluimos a los búlgaros". Seguro que uno de ellos era Leontxo...

sábado, 22 de mayo de 2010

De “jabato” a pieza disecada

Por Sopenilla
Que conste en acta que este artículo fue concebido antes de que Joel y Raúl García celebrasen el triunfo en la UEFA embutidos en sendas camisetas de Sergio Asenjo. Y es que la historia reciente del portero palentino daba pie para que FNF se ocupara de ella con independencia de que una parte de las miradas colchoneras en Hamburgo se posara en la habitación donde el palentino convalecía de su última operación de rodilla.

Una historia repleta de crueles paradojas. Como las que rodean al fútbol, un juego tan pasional que no deja espacio para la justicia poética. Sólo así se entiende que un resultado pueda ser tan ilógico como inmisericorde. Algo semejante sucede con los porteros, el gremio peor tratado –aficionados al margen– en un deporte colectivo en el que sus individualidades son las que más pesan. Para bien o para mal. Añádase a ese cóctel tan explosivo las burbujas de los especuladores de este negocio, y tendremos ante nosotros el cúmulo de factores que explican -extradeportivamente hablando- el auge y el declive de un meta como Sergio Asenjo.

El símil es de lo más acertado. Como buen cazador, el de San Juanillo sabía de antemano que adentrarse en la ribera del Manzanares lo iba a poner en el punto de mira. Lo que no podía sospechar, allá por agosto del pasado año, es que el cambio de coto no sólo le situara delante del gatillo sino que le obligara a mudar de naturaleza. En apenas unos meses, “Jabato” –como se le conoce en los Anexos– ha pasado de ser una presa codiciada a erigirse en una pieza lista para ser disecada.

De la puerta grande a la puerta de atrás

Carlos Suárez, quien tras su piel de gestor gusta de esconder la de padre resignado ante el hijo que alcanza la mayoría de edad, le recomendó repetir estancia en Zorrilla, al menos un año más, como meta titular del primer equipo. El consejo fue en balde, dado que la voluntad del canterano estaba ya mediatizada por la avaricia de sus representantes: Zoran Vekic y Fernando Redondo. La exhibición a última hora en el Ruiz de Lopera no dejó de ser, por tanto, una salida por la puerta grande.

La marcha de Leo Franco hacía que el frente estuviera despejado, por más que en el horizonte se avistasen unos ligeros nubarrones en la figura de todos aquellos que, desde el filial atlético, llevaban tiempo haciendo cola para ocupar la portería del Calderón. Nada que, aparentemente, pudiera suponer contratiempo alguno. Roberto Jiménez no había atesorado suficiente experiencia en Primera tras su paso por Huelva, mientras que Joel no era rival posible. Sólo la presencia David de Gea podía suponer un mínimo incordio que bien cabía solucionar mediante un año de fogueo en tierras sorianas.

La negativa del de Illescas a ser moneda de cambio en un trueque a tres bandas encendió la primera señal de peligro. Aun con todo, no había miedo. Ni siquiera haber estado a la sombra del madridista Felipe Ramos como internacional había sido inconveniente para triunfar en las secciones inferiores de la “Roja”.

Sin embargo, los malos resultados de principios de campaña hicieron que la timidez natural del palentino volviera a relucir. La misma que se ocultaba tras su flequillo filetudo de sus tiempos como juvenil blanquivioleta, cuando la resignación era la mejor terapia para hacer frente a las mofas de sus compañeros de residencia por su ligero sobrepeso.

A día de hoy, con una operación de menisco y otra de ligamento cruzado en año y medio, la posición de Sergio Asenjo en el mercado está más debilitada que nunca. Su proceso de venta al mejor postor nacional o extranjero, que se había acelerado a la par que la irrupción de David de Gea, se encuentra por tanto detenido a la espera de que los caprichos del fútbol concedan al palentino una nueva oportunidad.

viernes, 21 de mayo de 2010

Plan Marshall contra la ansiedad futbolera

Por Halftown
Los trankimazines para luchar contra la ansiedad por
la falta de fútbol tendrán que esperar hasta después del Mundial. Apenas unas horas después del presumiblemente soporífero Inter-Bayern que cierra la temporada en Europa, al otro lado del charco, al borde del lago Michigan, se disputa otra final: la de la Sister Cities International Cup.

La idea del torneo es de este año, pero lo de hermanar a la capital de Illinois con otras ciudades es una especie de secuela del Plan Marshall con el que Eisenhower se aseguró que medio mundo le debiera una al Tío Sam. O dos. La lista la inauguró Varsovia, que cuando firmó el acuerdo con Chicago, allá en 1960, era un proyecto de ciudad sobre el solar que dejó a su paso la Luftwaffe.

Para la primera edición de la Sister Cities International Cup, el anfitrión Chicago Fire ha invitado a tres clubes de campanillas (en su día): Legia de Varsovia, Estrella Roja de Belgrado y París St Germain. La primera semifinal, entre polacos y yugoslavos, se saldó con un 1-0 para los de Belgrado, que está a años luz del equipo de los Savicevic, Prosinecki o Pancev que se merendó la Copa de Europa del 91. El morbo del partido era ver en directo a Jakub Kosecki, hijo de Roman Kosecki, fracasado extremo polaco del Atleti de la era Gil, pero ídolo en Chicago.

Y es que Kosecki formó en el 98 una dupla terrible con el ex del Mérida Jerzy Podbrozny y llevó al club a lograr el doblete. Los Fire pasan por ser, como anuncian sin una pizca de falsa modestia en su web, uno de los clubes más importantes de la Major League Soccer norteamericana. En su vestuario han disfrutado de un ocaso dorado clásicos básicos como Jorge Campos, Hristo Stoichkov, Cuauthemoc Blanco o Julio César Wanchope.

La otra semifinal, en cambio, prometía más miga sobre el césped. En una esquina, el equipo local, capitaneado por el ex del Fulham Brian McBride, que a sus casi 38 años es capitán general en el Toyota Park, el estadio de los Fire. En la otra esquina, el club más odiado equipo de Francia, el París St Germain, que al menos tuvo la decencia de dejar a su mejor jugador, Erding, en casa. Las demás vedettes parisinas, Makélélé, Giuly y Coupet, estuvieron de cuerpo presente.

Una vaca en la portería

Como los americanos no entienden el deporte sino como un pretexto para montar un show alrededor de él, la semifinal Fire-PSG incluyó barra abierta organizada por la cervecera Miller, una tanda de penalties con un balón gigante y una vaca de portero (o portera) y una fiesta post-partido con vodka Absolut y Red Bull a tutiplén, suponemos que para ahogar en alcohol el bodrio futbolero.

¿Y el partido? Las crónicas dicen que se lo llevaron los franceses al trote cochinero, con un gol en el minuto 15 y poco más. El equipo anfitrión se fue al descanso sin hacer un tiro a puerta.

La esperadísima final, a todo esto, el próximo sábado a las 3 de la mañana hora española.

En FNF queremos apoyar este tipo de torneos de la galleta con pretensiones, y hemos hecho los deberes pensando en 2011: la buena noticia es que la lista de ciudades hermanadas con Chicago es larga, y va desde Atenas a México, desde Osaka hasta Casablanca o Milán. No me digan que las próximas ediciones del trofeo, con Olympiakos, Pumas o WAC de Casablanca, no prometen emociones fuertes. De hecho, para abrir boca, el próximo día 30 visita Chicago el todopoderoso AC Milan, otro equipo que cruzará el Atlántico con todas sus decrépitas estrellas. Total, en Estados Unidos también se puede ver el Mundial por la tele.

martes, 18 de mayo de 2010

El efecto Gorosito

Por Miguel Bujalance
Cuando Néstor Raúl Gorosito apareció en Jerez en enero, el equipo iba camino de ser el peor debutante de la historia de la Primera División. Sus inicios en el club azulón no resultaron alentadores: una victoria y cuatro derrotas. Sin embargo, él mantenía un discurso optimista que provocaba la risa de periodistas y aficionados. Su peinado a lo Camarón, sus ínfulas argentinas y su desconocimiento del fútbol español presagiaban otro de los tantos haraquiris de aquellos clubes que ven la ruina económica y deportiva bajo sus pies. A falta de una jornada para acabar la Liga, sin embargo, el Xerez llegó con opcioes de concretar una de las mayores gestas deportivas que se recuerdan.

Gorosito puede presumir de un palmarés muy digno como jugador. Fue campeón con River y formó en San Lorenzo con Alberto Acosta uno de los mejores ataques del fútbol suramericano de los 90. Sus cualidades también forjaron una notable carrera fuera de Argentina. Su triunfo incontestable en la Universidad Católica de Chile, donde coincidió con Pellegrini, y su papel estelar durante dos temporadas en el Tirol de Austria lo confirman. Antes de retirarse, probaría en el Yokohama Marinos japonés.

Sin duda, un trotamundos del cuero. Un mercenario hecho de esa extraña aleación que permite destacar tanto en grandes ligas como en campeonatos de segunda fila. Con la albiceleste, Gorosito ganaría la Copa América de 1993. Por aquel entonces, los analistas le auguraban un papel destacado en el combinado nacional en la Copa del Mundo del año siguiente. Pero su puesto fue para un decadente Maradona, cuyo positivo derrumbó las expectativas de un equipo solvente que caería en el primer cruce ante la Rumania de Hagi.

El apodo de El Pipo viene de muy lejos. Su padre admiraba mucho al gran jugador Néstor Raúl Rossi Pipo y bautizó de esta manera al niño goleador que empezaría en las categorías inferiores de River. Desde su época de jugador, Gorosito mostró un gran interés por el conocimiento del juego y pocos dudaron de sus cualidades para pasar al potro del banquillo. Para aprender, Gorosito compartió en las concentraciones muchas horas con un joven Pellegrini que iniciaba su carrera de entrenador.

Palabra argentina

Durante años defendió la sabiduría futbolista del Ingeniero con la misma vehemencia con que se defiende el menottismo o el bilardismo. Además, el prestigio de las recomendaciones del veterano volante llevó a Pellegrini a San Lorenzo. La comunión entre ambos era total, hasta que el chileno fue tentado por River Plate. Aquí Gorosito vio su gran oportunidad tras colgar las botas y no dudó en alabar al chileno en el seno de la entidad bonaerense, donde era muy respetado. Durante días aguardó la llamada de Pellegrini para unirse a él en aquel reto, si bien ésta nunca se produjo. Maestro y alumno nunca coincidirían en el Monumental y Gorosito nunca perdonaría a su amigo. Los elogios del actual preparador del Xerez desaparecieron y pronto Pellegrini daría el salto a Europa, a pesar de la elegancia mostrada por Pellegrini cuando visitó Chapín hace unas semanas con su poderoso Real Madrid.

Tras ese fracaso emocional, Gorosito cimentó una irregular carrera en los banquillos. Finalmente, en 2009 recibió la ansiada llamada de River. Su misión era complicada: debía resucitar a un grande que se ahogaba en una mediocre gestión deportiva. No tuvo suerte y el equipo perdió 15 de los 33 partidos que disputó bajo sus órdenes.

Desalentado por el ambiente, Gorosito tiró la toalla. "El que venga tendrá más fuerza que nosotros. Una cara nueva va a servir de motivación para mejorar la situación del equipo, que es injusta. Por historia no merece estar donde está", declaró en su despedida. Meses después recibiría la llamada del Xerez, otro equipo desahuciado, pero carente del glamour de River. Gorosito aceptó y su palabra argentina se hizo carne. El milagro estuvo cerca. O quizás se consumó, porque su trayectoria sólo es producto de los fenómenos paranormales.

lunes, 17 de mayo de 2010

La gran hazaña de los "Rojos de Tel Aviv"

Por Johan Einstein (desde Jerusalén)
Sábado por la noche. Drama. Ultima jornada de la Liga. Alucinante. El Hapoel Tel Aviv lo tenía todo en contra. Su historial de "eterno perdedor". Viajaba al feudo del gran enemigo deportivo y político, el Beitar Jerusalén que soñaba con fastidiarles. O como dicen ellos, "joderles". Y lo más duro, el Hapoel dependía completamente del primero en la tabla, el poderoso Maccabi Haifa que jugaba un cómodo partido en el campo del débil Bnei Yehuda que, por otra parte, también odian al Hapoel.

Todo transcurría como establecía el guión. El Hapoel, empatando ante un motivadísimo Beitar, y el Maccabi Haifa con un plácido empate que le daba el liderato. Además, el Hapoel jugaba con un defensa menos por expulsión.

Minuto 91. Los de Haifa ya celebran su campeonato. ¡Vaya error! En el 92, un tal Eren Zahavi del Hapoel marca un gol. Casi por error. Locura de los miles de aficionados del Hapoel que habían invadido y profanado el bonito campo de Jerusalén. Asombo absoluto para el Maccabi Haifa.

Final de los dos partidos. Hapoel Tel Aviv, nuevo campeón de Israel tras 10 años de sequía. Y con un sabor muy especial. El capitán del Hapoel, el árabe israelí Walid Badir, estalla: "Es una gran sensación ganar la liga en el campo del Beitar". Un campo que suele recibir con insultos a los jugadores árabes.

Seguramente, los diarios israelíes volverán a ocuparse mañana de Hizbulá, Hamas, Irán, corrupción, etc... pero hoy sólo había espacio para los "rojos" del Hapoel, los eternos perdedores, la izquierda futbolera de un país más plural de lo que muchas crónicas dejan traslucir.

Es un fin de semana histórico para Israel. No han firmado un acuerdo de paz ni una científica suya ha ganado otra vez el Nobel de Química. Simplemente celebran un gol y un campeonato de Liga. El fútbol ha ganado. Así dicen los diarios de Tel Aviv. En Haifa y en Jerusalén, empieza una semana muy larga y triste.

miércoles, 12 de mayo de 2010

El hombre que prefirió Pistone a Roberto Carlos

Por Rocheteau
Cuando, en 1996, Moratti ‘regaló’ a Roberto Carlos al Real Madrid, dos familias de interistas acérrimos, adinerados y neroblu hasta en la cuenta corriente, se manifestaron frente a la casa del presidente. Tengo la suerte de conocer a uno de ellos. Le tengo por alguien tranquilo. Obsesivamente interista pero delicioso en el trato. Pocas veces le he visto perder la calma. Sólo cuando un día le pregunté por un tal Roy Hodgson.

Si Uday Hussein fuese Platini, un tipo como Hodgson se habría pudrido en Abu Ghraib. No por su pelo cardado, en plan cantante de gala de fin de año de TVE en 1980, ni por sus chaquetas “has been”, sino por haber convencido a Moratti de que en plantilla tenía a un tipo mucho mejor que la bala brasileña.

Ayer, un diario deportivo madrileño intentaba hacer este mismo artículo, pero ya hasta la wikipedia es un esfuerzo excesivo cuando la pereza aprieta. Es lo que tiene el periodismo de asador (se entiende que de redactor/a jefe/a para arriba estén todos como toneles, cada entrevista es una excusa para comer de gañote): la modorra se alarga toda la tarde.

Decía el rotativo (acepción que incluye rotar sobre sí mismo) que Hodgson vendió a Roberto Carlos porque ya tenía a Gresko. En realidad, el 3 brasileiro salió del Inter en 1996 y el rubio eslovaco no llegó a Milán hasta el 2000. Lo que dijo Hodgson fue “Pistone es mejor que Roberto Carlos”. Alessandro Pistone dejó el fútbol en 2008 tras decidir el equipazo del Mons belga que no le renovaba el contrato.

Fútbol mediocre

Hodgson es el entrenador del Fulham, que esta noche le disputa al Atlético la Europa League. La misma que él perdió en 1997 (ver artículo precedente de FNF), con el Inter frente al Schalke, cuando se convirtió en el único tipo en el mundo capaz de hacer perder los nervios a Javier Zanetti.

Supongo que nadie le preguntará por su preclara decisión a propósito de Roberto Carlos en la rueda de prensa. Lástima, podría vivirse un momento tan divertido como el de la televisión italiana que hemos seleccionado en portada.

Hodgson dirige a un club mediocre con un fútbol más que mediocre, pero ha sido nombrado entrenador del año en Inglaterra, después de que Ferguson sugiriese a sus colegas que tenía que ser ÉL el nombrado. Un tipo con 20 años de experiencia en más de seis países (de la potencia futbolística de Suiza, Noruega, Emiratos Árabes, Finlandia o Suecia) y apenas ha superado el 50% de victorias en tres o cuatro. Sobre todo en el inter, lo que le valió para ser séptimo el primer año, tercero el segundo y octavo en su segunda etapa en Italia.

Lo más raro es que Hodgson sigue relacionado con el Inter. A pesar de ser el técnico peor recordado por los tiffosi y persona non grata en Milán (al menos en la Milano interista), el entrenador sigue siendo adjunto de relaciones internacionales. Hasta que lo llamó el Fulham (y no ha perdido su puesto en el club italiano, sólo ha sido congelado), se encargaba de las relaciones del Internazionale con la UEFA y el G-14.

En 2002, entrevistado por The Independent, a Hodgson se le escapó un ejemplo. Hablando sobre la calidad de las estrellas, dijo: “Quita a Zidane o a Roberto Carlos del Real Madrid y súplelos por McManaman y Salgado, y no es lo mismo”. Y se quedó tan ancho. El periodista no dijo nada. Si se lo llega a encontrar mi amigo…

sábado, 8 de mayo de 2010

El abuelo Simpson, mejor jugador de Escocia

Por Lola Dirceu
La pugna por la Liga entre Real Madrid y Barcelona ha ahondado la fosa mariana que les separa del resto de sparrings. De tal suerte bipolar, que el torneo español más se asemeja a la Scottish Premier League que a un emocionante y democrático campeonato. Allí se ha producido un hito poco común: el galardón a mejor jugador de la campaña 2009-2010 ha recaído en David Weir, defensa y captain de los Glasgow Rangers y estandarte de esa selección que debería jugar con kilt. Hasta ahí todo normal si no fuera porque es un defensa revientapiedras... y porque tiene 39 tacos.

Imaginen el nivel de la competición. Es como si a una mezcla de eterno Chichi Creus sumada a la calidad de Amadeo Carboni le dieran el MVP. De descojone. Molaría ver a Weir perseguir por el campo a Messi (sería como una vieja detrás de su bolso robado) o tratando de adivinar por dónde te abanicará el flequillo Cristiano Ronaldo antes de que te hipnotice con una bicicleta.
Proverbialmente, la Liga del lago Ness y el whisky ha sido un campeonato rocoso, lluvioso, feo con dos efes y menos atractivo que ir a visitar a la familia. Pero también ha tenido jugadores talentosos que han ganado el mismo galardón con el que este año han ungido al abuelo Weir. Gordon Strachan, Brian Laudrup o Henrik Larsson antecedieron al stopper y abrillantaron algunos de los mejores derbys entre Rangers y Celtics.

El ejemplo de Shunsuke Nakamura, elegido mejor pelotero en 2008, no vale como ejemplo, que el japo luego llegó al Español y el pufo fue gordo: 12 partidos, ni una mala palabra ni un buen pase. El premio al mejor jugador del year lo otorgan la pléyade de los periodistas de fútbol del país. Sus crónicas deben molar inventando nuevos adjetivos para los cero a cero, los cerrojazos, el ímpetu y las guadañas que siegan piernas ante el jaleo de la grada.

Olvidado en una gasolinera

El abuelo Weir, que aquí ya no podría jugar ni la Liga indoor de veteranos, es una institución que lleva ganándose los haggis desde el años de los Juegos de Cobi. Nació en Falkirk en 1970, en el corazón de la Escocia que no sale en las guías de viaje. Tras pasar por el equipo local (con un estadio en el que solo puede sentarse 1.000 espectadores), recaló en el Hearts de Midlothian. Lo mejor de su carrera se lo llevó el Everton por 200.00 libras de montante de fichaje (una ganga) en 1999. “El Liverpool estaba interesado en mí, y yo estaba comprometido con ellos. Pero se adelantó el Everton y estoy más que feliz de estar aquí”, declaraba entonces. Tras ocho temporadas con los vecinos desgraciados de Merseyside, ni una triste final de la FA Cup en su curriculum. Marcó un total de 10 goles, casi todos llovidos desde el córner o por oleadas del último minuto.
Según Wikipedia, renegó deprimido en 2002 de la selección de su país por culpa de la brasa que le dio Berti Vogts tras su nefasta actuación frente a las islas Feroe. Quedaron empate a dos y el billete para jugar la Euro de Portugal 2004 se esfumaba. Con 63 entorchados, David ocupa lugar de honor (octavo) entre los que más han vestido la zamarra por la que mataría William Wallace. El primero es un tal Kenny Dalglish.

Curiosamente, Weir ha saboreado las mieles del éxito cuando ya te hacen descuento en la RENFE y te ceden asiento en el Metro. Desde 2008, ha ganado seis títulos con los protestantes de los Rangers. Dos Ligas, dos Copas y dos Copas de la Liga. Por cierto, el lunes Weir cumple 40 castañas. Felicidades. Y que por esas Highlands del señor no se lo dejen olvidado en una gasolinera como al abuelo de los Simpson.

martes, 4 de mayo de 2010

La coartada gay del Real Madrid

Por Martín Lobo

Ahora que la Liga dispara sus últimos perdigones -gracias a Dios y a todos los Altares-, la rumorología vuelve a los estadios. La sombra de la homosexualidad, ese monstruo sucio y deforme que inventaron los monos africanos, se ha colado una vez más por las costuras del puto fútbol.

Ibrahimovic y Piqué, por lo visto dos de los puntales del FC Barcelona, se han vuelto a enredar en la maraña de las leyendas urbanas. Y todo por culpa de un paparazzi con muy mala leche y mucha puntería. La foto de la discordia, un pequeño mordisco a la gloria azulgrana, enseña las vergüenzas cariñosas de ambos futbolistas, enzarzados en un suave susurro y el inocente juego de sus manos.

Y, detalle importantísimo, a los pies de un descapotable. La imagen llega justo a tiempo para desentrañar las fobias madridistas. Sólo así, azotando las dudas y el desconcierto sobre sus rivales catalanes, CR9 y sus secuaces están más cerca de ganar la Liga, la mejor del mundo, dicen, que presume de tener nombre de entidad bancaria.

Porque a falta de fiestas merengues en las que dejarse el dinero y el esperma, mejor que sembrar el fantasma del mariconerío culé para espantar el miedo a hacer el ridículo. Digo esto después de observar el jolgorio que se traían las hordas madridistas al contemplar el pseudoabrazo de Gerard y el gigante sueco.

He oído, entre otras sandeces, la siguiente declaración de principios merengues: 'No creo que sean gays, pero esta foto tiene que salir a la luz. Así se podrán nerviosos y podremos hacer algo en los tres partidos que quedan'.

Queridos aficionados del Real Madrid: muy mal tienen que estar las cosas en Villa Bernabéu si para ganar algo tenéis que insistir en la desviación cromosomática del poderío culé. Como siempre, os volvéis a hacer popó en los pantalones. Y qué mejor que echar mano de la caspa, el chascarrillo de barrio barato y la homofobia para dar un golpe de timón a una Liga que ya está sentenciada.

Eso sí, la foto es una monada. Si Francisco Franco levantase la cabeza

Y 'la comadreja' escapó de la miseria

Por Nick Panzeri
Aunque él suela contestar que el apodo es producto de su rapidez, a Bryan Ruiz le pusieron 'la comadreja' por su semejanza con este animal: flaco, desgarvado, con dientes de politoxicómano y grandes orejas puntiagudas, siempre supo que su belleza no le sacaría de la pobreza de San Felipe de Alajuelita, el cantón de la capital de Costa Rica donde nació.

Acostumbrado a padecer más que a vivir, siempre supo que el fútbol sólo era un juego. Un juego para el que tenía cierto talento y con el que, quizás, algún día podría escapar de la miseria. Igual por eso el pasado fin de semana, cuando los jugadores del Twente eran incapaces de dar dos pases seguidos, atenazados ante la posibilidad de ganar por primera vez en su historia la Eredivisie, decidió echarse el equipo a sus espaldas.

Con sólo un punto de ventaja sobre el Ajax (que ganó 1-4 en la jornada final), al Twente sólo le servía ganar en Breda para conquistar la Liga. El título sería además el trampolín para que Ruiz diera el salto a una de las grandes ligas.

Hijo de un costurera, su padre le abandonó cuando sólo tenía un año. Se hizo entonces cargo de él su abuelo -"yo le llamo papi porque es como mi papá", dice de él-, un apasionado del fútbol que incluso creó para él un equipo que se llamaba Los nietos del abuelo.

Pronto destacó en Costa Rica y dio el salto a Europa con 21 años. Ruud Gullit, entonces técnico del Feyenoord, le hizo una prueba y quedó cautivado por sus cualidades. Sin embargo, sólo unos días después fue despedido y el nuevo técnico no terminó de confiar en él. Tenía un problema: era demasiado liviano para pegarse con las defensas europeas.

Tocaba llamar a otra puerta. Fichó por el Gent belga, donde se sometió a un intenso trabajo físico para ensanchar y rápido se convirtió en la estrella del equipo, en el que marcó 26 goles en dos temporadas, las que tardó en fichar por el Twente por cinco millones de euros, protagonizando el fichaje más caro de un jugador de Costa Rica.

Pero la comadreja no había hecho todo este camino para quedarse aquí. Durante todo el curso ha mantenido un espectacular duelo goleador con el jugador del Ajax Luis Suárez. Llegó, incluso, a anotar tres goles en cuatro minutos. Al final, el uruguayo se ha llevado el pichichi, pero Ruiz (24 goles) se había reservado el premio gordo: la primera Eredivisie de su historia para el Twente.

Agazapado a la espalda de la defensa, el domingo aprovechó la única concesión que le hizo la defensa del NAC Breda para marcar el gol que abría las puertas del título a su equipo, haciendo inútil el 1-4 del Ajax. Ahora le toca elegir el cheque más suculento de los que los representantes de Arsenal, Everton, Sevilla o Villarreal, entre otros, pasean ante sus ojos. Y por fin habrá escapado definitivamente de la miseria.

lunes, 3 de mayo de 2010

Ponga un tongo en su vida

Por Halftown
Los mentideros del planeta fútbol llevaban semanas hablando de ello. Las propias aficiones laziale y red lo pedían. Los jugadores dudaban. Y alguno se resistía a creerlo.

Pero llegó el domingo, concretamente el minuto 33 en Anfield Road, y las dudas se disiparon: Steve Gerrard, hijo de Melwood, heredero de Dalglish, héroe de The Kop y capitán del Liverpool, metió un pase entre sus propios centrales para que Drogba pusiese la bola entre los palos de Reina y tres cuartos de liga en Londres.

En descargo del ocho red hay que decir que no es la primera vez que hace semejante despropósito: en la Euro 2004 desempató él solito el Francia-Inglaterra de la primera fase con otra asistencia a lo John Stockton, esta vez a Thierry Henry.


En cualquier caso, el Liverpool de Benítez, el mismo club para el que, según Bill Shankly, la Premier era su pan y mantequilla, no sólo no jugará la próxima edición de la Champions, sino que se ha dejado ganar en casa para putear a otro club. Por mucho que ese otro club se llame Manchester United.

La AS Roma no paga a traidores

A 2.189 kilómetros de allí a vuelo de Google Maps, en el Estadio Olímpico, la Lazio recibía al Inter de Mourinho, que necesitaba ganar para alejar a la Roma de la lucha por el Scudetto. Los eternos rivales romanistas, a pesar de no estar matemáticamente salvados, no tuvieron mayor problema en perder con los verdugos del Barça.

Y por si fuera poco, en el Sánchez Pizjuán el Atleti decidió que era mejor asegurarse la UEFA facilitando cordialmente el acceso a la Champions de su rival en la final de Copa. Dos penaltis provocados y sólo cuatro tiros a puerta más tarde, la misión estaba cumplida.

El tema de las pantomimas futbolísticas no es nada nuevo. Aunque cada uno tendrá su historia personal, yo recuerdo un Valladolid-Celta de principios de los 90, en el que a los dos equipos les valía el empate para quedarse en Primera. El partido se acabó convirtiendo en un infumable rondo de 90 minutos alrededor del círculo central.

El problema es que llevamos muchos años de trampas, y aparte de poner los partidos de rivales directos a la misma hora (en el caso de la Lazio, ni eso: el empate del Atalanta-Bologna se sabía antes de empezar a jugar), nadie parece tener una solución anti-tongos… y seguro que habrá sorpresas de aquí a final de temporada.

Y a mí todo esto me jode, no por red devil ni por romanista, sino porque si lo llego a saber antes, me habría forrado en Bwin…

sábado, 1 de mayo de 2010

El «patapum pa’arriba» cotiza al alza

Por Sopenilla
Clemente accedió a coger el timón de la nave blanquivioleta consciente de que no tenía nada que perder. A estas alturas de partido, quién más quién menos conoce al «rubio», por lo que otra muesca en el revólver en forma de banquillo no iba a cambiar la opinión que muchos tuviesen ya de él. Si logra la permanencia saldrá por la puerta grande; si no alcanza el objetivo de la salvación, suya no será la culpa. La situación en la que cogió al equipo ha sido el primer augurio positivo. En una coyuntura en la que –como predica Leo Harlem– las nalgas son una olla a presión, él es el primero que tiene la cabeza fría porque la cosa no va con él, aunque la proc(f)esión vaya por dentro.

La primera medida de saneamiento adoptada, como no podía ser de otra manera, ha sido el resultadismo. La falta de perspectiva para valorar su tarea –unida a la hipotética provisionalidad en el cargo que un precontrato con Eusebio ha sacado a la luz– se ha aliado en este caso con el entrenador vasco hasta el punto de acallar las posibles voces críticas de prensa y aficionados por el espectáculo que ofrezcan sus muchachos. Un único objetivo y todos los medios para conseguirlo al precio que sea.

Y es que las urgencias han vuelto a conceder a Clemente el rol en el que mejor se desenvuelve: el de «cirujano de hierro» al que se requiere su presencia en situaciones de excepción. De nuevo, el hecho de que el tiempo no se convierta en juez ayuda a que su labor se ciña más a corregir que a planificar, aspecto éste último en el que el vasco flojea: en Belgrado o Murcia son conscientes de lo que supone otorgar a Javi esa confianza.

Optimización de recursos

En cualquier manual táctico que lleve la firma de Clemente, la seguridad defensiva es una cuestión de principios. Lo que los periodistas ven como una forma de amontonar hasta siete jugadores por detrás del balón, el propio técnico lo revierte en una variante que ayuda a flexibilizar el sistema según se tenga o no el esférico. Al fin y al cabo, estamos hablando del mismo hombre que puso de medio centro de la Selección a Roberto Ríos. No hay peor falacia –que diría Léon Bloy– que la de «para gustos, los colores». Así que resulta más útil quedarse con la copla de un gol encajado –un escuadrazo del sevillista Cala desde 40 metros– en cuatro partidos.

Consciente de sus limitaciones, Clemente no ha querido emular el aura mediática que desprende Guardiola. Dos horas y media de charla con la plantilla tras su presentación le bastaron para comprobar que los futbolistas, a fuerza de ser cada día más infantiles, ya ni saben hablar. El golpe de gracia lo dio el presidente cuando se presentó en el vestuario con los empleados del club para anunciar, en forma de ultimátum, que un descenso acarrearía la pérdida de puestos de trabajo. Curiosamente a día de hoy se especula con que el primero que puede hacer las maletas es el propio Suárez. Lo que es seguro es que el cargo de conciencia pasó a alojarse de inmediato en la mente de los implicados.

Es una obviedad, pero no por ello deja de ser menos cierto, que Clemente ha sabido sacar partido de una plantilla desestructurada. Tras el dogmatismo de Mendilíbar y la condescendencia de Onésimo, sólo él ha comprendido que los jugadores, pese a las dudas, no eran necesariamente unos inútiles. Las nociones justas en cuanto a posicionamiento y el recurso a todos los elementos disponibles han hecho que algunos hasta se hayan vuelto a sentir futbolistas. Los casos de Barragán y Nivaldo son paradigmáticos. La reconversión de Haris, Héctor Font o Bueno, por el contrario, es una asignatura imposible de aprobar antes de que acabe el curso.

Mención especial merecen Asier del Horno, Javier Baraja y Manucho. El lateral vasco se ha redimido tras pasar media temporada en el purgatorio de ser cedido a un equipo en descenso. A nadie se le debe olvidar que, antes de su afición a cerrar bares, el vizcaíno pisó Stamford Bridge y vistió la elástica de la Roja.

El segundo ha dado la razón a quienes piensan que en el fútbol, al igual que en la vida, a veces puede más el constante que el talentoso. Ni él ni su hermano Rubén han coincidido nunca sobre un terreno de juego. Pero, quién sabe. Si al paso que vamos, el experimento de verle en el mediocentro funciona tan bien como para dejar al equipo en Primera, el doble pivote pucelano de la 2010-2011 puede llamarse Baraja y apellidarse Baraja.

Por último, Manucho –«Malucho», para Gorosito– ha vuelto a sonreír. En una época en la que la lista de parados de este país podría confundirse con el cuerpo técnico de un club de élite, sólo Clemente es capaz de monopolizar 23 minutos de un entreno para dedicarle atención personalizada al angoleño. Dos goles en cuatro partidos, los mismos que había sumado hasta la fecha, confirman que el chico progresa adecuadamente.

Nadie niega que el Pucela pueda morir en la orilla. Lo que es seguro es que, gracias a Clemente, mereció la pena dejarse la vida en el empeño.