jueves, 27 de agosto de 2009

El anti Guardiola ya espera

Por Sebastián Dulbeca
Tres veces, tres, negó la pasada temporada San Pep su imagen de maniquí inarrugable. Y con las mismas palabras que regaló fuera de la sala de prensa (las celebraciones en el Camp Nou no cuentan): cero.

1) Al inicio de Liga respondió con mirada láser a un Eto'o en trance de gol. Hubo (re)indulto y abrazo on the rocks cuando en el Nou Camp amenazaba infarto. Luego pasó lo que pasó y arrivederci, Samu.

3) Casi al final del campeonato puso mueca de interruptus tras el tanto del único Llorente delantero centro -vasco por dentro y amarillo por fuera- con el que aún no ha quinieleado -y debería- Del Bosque.

2) Justo entre un momento y otro, el 1 de octubre de 2008, comenzaba sin saberlo él siquiera la carrera a lo Cacho con la que luego explotaría en semifinales de Champions con el gol de Iniesta. Aquel pistoletazo de salida responde por Mircea Lucescu (Bucarest, 1945) y aguarda a Guardiola para disputarle mañana la Supercopa de Europa.

A falta de saloon, nada mejor que Mónaco, donde ya celebró el acierto de Jardel frente al Real Madrid (2000), para dirimir un pique timbrado en los vestuarios del Olympiyskiy Stadium. Escaseaba el glamour allí aquella noche, pese a la visita ilustre. Barcelona y Shakthar Donetsk (Samba Donetsk, en feliz subrayado del jogo bonito por parte de La Sexta) colisionaban por entonces en el grupo C de la máxima competición continental. Con fuerza pareja: 1-0 en el minuto 87; ¡1-2 en el 95!, previa epifanía en manga corta de Messi.

Al técnico rumano del equipo local (es un decir: hay croatas, checos, polacos, brasileños... y ucranianos como Chygrynskiy El Deseado), un hombre que como jugador alcanzó la misma gloria que un callista, se le descompuso el cuerpo tan rápido como se le multiplicó el verbo: italiano, español y hasta el dialecto de Ozores ("......... fair play ........ darla para atrás") para vocear que la remontada era ilegal. Que el resultado se explicaba por la falta de deportividad (en referencia a una acción en la que había un jugador suyo supuestamente lesionado). Que vencer así no era "digno" de un conjunto como el blaugrana.

Pep micrófono delante. Pep centro de la diana. Pep caída de párpados. Y adiós.

La cara de Pepe mete el micro ahí Gutiérrez y el nombre de Lucescu no volvieron a resultar familiares hasta el partido de vuelta. Entonces el ex del banquillo de Pisa, Brescia (casualidades de la vida: la squadra en la que se jubiló Guardiola), Reggiana, Inter y Galatasaray decidió cobrarse lo que creía suyo: 2-3.

Fue la única derrota del Barça en la presente edición de la Copa de Europa (¡jugó hasta Cáceres!) y el pasaporte para una Copa de la UEFA que, en Estambul, en el tiempo extra y en su última convocatoria con tal nombre, levantó delante del Werder Bremen con toda justicia.

Lucescu y Guardiola. Una buena oportunidad para sacar el dichoso seny...

jueves, 13 de agosto de 2009

La ciudad de los mil campos


Por Sole Leyva (Salvador de Bahía)
Son las nueve de la noche. El avión se desliza suavemente a izquierda y a derecha, un bamboleo que permite divisar durante unos segundos los destellos nocturnos de la primera colonia portuguesa en Brasil. La hilera de luces en la costa, los destellos del Peleurinho -patrimonio histórico de la Unesco-, las farolas de la carretera -como ordenadas hormigas iluminadas, siempre en fila-, la negritud de los barrios pobres..., pero, ¿qué es eso? ¿esa luz cuadrada en medio de la oscuridad?

Enfocas la vista para comprobar que es lo que has pensado en un inicio. Sí. Así es. Son campos de fútbol. Por aquí y por allá. Cada poco, cada dos cuadras. De arena, de hierba, de cemento. Todos iluminados, situados a pocas calles los unos de los otros.
Da igual si en esa manzana no hay luces en las calles, si el Ayuntamiento de Salvador de Bahía, la tercera ciudad más poblada de Brasil (casi tres millones de personas), corta la luz de las farolas a determinada hora para ahorrar dinero.

Los campos se mantienen iluminados, una invitación implícita a seguir caminando el casi imposible trayecto que ayuda a escapar a los chavales de la pobreza. "Aquí el fútbol para los chicos lo es todo", me cuenta más tarde, ya en tierra, Santos, guía local. A todas horas ves a jóvenes chavales 'peloteando', entrenando para alguna competición local, muchas veces con las camisetas raídas y las botas con agujeros.
Si en otras zonas de Brasil es habitual encontrarte más personas blancas, aquí la mayoría de chavales son negros o mulatos, herencia de que esta ciudad fuera uno de los principales focos de la trata de esclavos en Sudamérica, una herencia que se trasluce en el sobrenombre de la ciudad, la Roma Negra.

Con tanta afición al fútbol, resulta extraño el escaso bagaje de sus dos mejores clubes, el Esporte Clube Bahia (El Bahía) y el Esporte Clube Vitória (Vitoria). El primero obtuvo dos títulos nacionales, la Copa de Brasil en 1959 y la última, hace 20 años, cuando ganó la Liga Brasileña. El mayor logro del otro club, el Esporte Clube Vitória, ahora en la Segunda División, fue ser finalista de la Liga Brasileña de 1993. Pese a ser siempre el segundón, su cantera es mejor que la del rival y una de las mejores del país.


Del Leão, como se le conoce popularmente, proceden futbolistas como Bebeto y Dida, ídolos en su país. Precisamente Dida fue uno de los baluartes del equipo cuando conquistó en 1993 el campeonato bahiano, que casi siempre se lleva a la saca el Bahia. Los demás equipos están muy lejos. No tienen presupuesto suficiente para discutir la hegemonía de los dos equipos, que todos las temporadas se miden en el Ba-Vi, como es conocido el derby local, que se disputa en el estadio Flonta Nova, de 66.000 espectadores, uno de los campos seleccionados para el Mundial de fútbol que Brasil disputará en 2014. El estadio se encuentra cerrado y en reformas después de que siete personas murieran en la celebración en 2007 del ascenso del Salvador de Bahia a Primera División. Se abrió un hueco en un muro de la grada y los chavales cayeron al vacío.

La misma distancia que separa a los demás equipo de la región de Bahía de los dos grandes de la capital, es la que separa a ambos de los grandes del país, El Cruzeiro, el Flamengo, El Sao Paolo, el Corinthians. Durante su visita a la ciudad me detengo en uno de esos campos, todavía lleno de charcos tras una intensa semana de lluvias. Los chavales, de unos 14 años, no parecen disfrutar jugando. No sonríen. Corren detrás del balón como posesos, casi sin orden. No hay felicidad en sus caras, sólo concentración, intensidad en busca de un futuro mejor. "todos quieren ser Bebeto", sentencia su entrenador, un tipo orondo que está mas pendiente de la conversación con sus amigos que de los chavales.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Un banderín de golf


Por FNF

Creíamos haber visto de todo en un banderín. Que si la pelota parece que se va fuera y choca contra el banderín y se queda dentro, que si un jugador lo coge como una lanza o apoya un brazo sobre él en plan chulo para celebrar un gol, que si Villa lo manda al quinto pino de una patada tras un gol en la Copa Confederaciones, hasta los huevos de que lo suyo con el Madrid no salga. Pero lo que pasó en el partido Sparta-Tewte sí que no lo habíamos visto nunca.

lunes, 10 de agosto de 2009

(Yo soy) Espanyol, Espanyol, Espanyol

Jarque, "oh, capitán mi capitán"
Por Sebastián Dulbeca
Con las rayas del descodificador en la vertical de su uniforme, fuera de foco en la Liga más bicefálica (por decir algo) de los últimos tiempos, el Espanyol ejerce de perfecto tapado, de canciller de la clase media, de equipo-valle por mucho que al Atlético le facilitara hoy la campaña de captación de socios del próximo curso.

Sucede que también existen al menos 10 + 1 razones para animar, creer e identificarse con el Espanyol. No es tan Bartleby el periquito como lo pintan.

1) Conexión con Obama. Mauricio Pochettino firmó como entrenador el 20 de enero. Ese mismo día tomaba posesión del cargo el nuevo presidente norteamericano. ¿Vidas paralelas? Tal vez: el argentino celebró sus primeros 100 días en el banquillo dos puntos por encima del descenso ¡después de 17 jornadas! La distancia después fue el doble. De los últimos 41 puntos en liza sumó 23.

2) Nuevo estadio. Sería excesivamente cruel (un centenariazo sin final de por medio) que el recinto de 40.000 butacas y cuatro estrellas UEFA levantado entre Cornellá y El Prat no disfrutase del estreno que se merece: en Primera División. Ningún club del mundo ha ejercido en 12 años de local en tres campos diferentes: Sarriá, Lluís Companys y éste que inauguró el Spanish Liverpool el 2 de agosto con una goleada en contra. Entonces el éxodo ha merecido la pena. Fue el único partido en el que Jarque ha llevado el brazalete de capitán.

3) Maldita estadística. Con menos remates y asistencias que nadie en la calculadora de La Sexta, toca enfrentar el peso de los datos con lo intangible: Tamudo, De la Peña, Luis García y la fama de equipo pelotero acreditada en el pasado próximo por los blanquiazules (para otro día quedan pendiente de discusión los cambios de camiseta: del ajedrez al lavado a la piedra).


4) Catarsis de Dinamarca
. El rondo interminable al que España redujo la Eurocopa ganó su primer partido en Aarhus (13/10/2007). Aquel encuentro lo encaminó el Raúl de Santa Coloma, lo cerró el debutante Riera y lo acabó junto a ellos Luis García. Ni el Madrid (Casillas y Sergio Ramos) ni el Barça (Xavi e Iniesta). Sólo el Valencia (Albiol, Marchena, Joaquín y Albelda) aportó más nombres a la gesta.

5) Dos UEFAS perdidas. La aspirina mecánica de Leverkusen (1988). Palop y sus brazos Boomer en Hampden Park (2007). Y en medio un río de lágrimas que brota a 11 metros de la línea de gol. Solidaridad obliga.

6) Éxitos en la Copa. No hubo penaltis en las finales frente al Atlético (1999/2000) y el Zaragoza (2005/06). Doble victoria contra pronóstico. Y algún momento para el zapping de fin de año.



7) Espíritu emprendedor
. Barcelona se quedó pequeña desde el principio. Debut en el extranjero en 1914-15: 1-2 contra el Benfica y 1-4 frente a una selección de Lisboa. Giras por América y Europa Central en los años 20 para financiar obras en la tribuna. Participación activa en la puesta en marcha y profesionalización de los torneos de verano (locales y foráneos) en los 80. Con reconocimiento: Sarriá es la sede de Italia, Brasil y Argentina en el Mundial’82.

8) Galacticidio. El florentinato comenzó a pudrirse en lo deportivo y en lo simbólico cuando Camacho hizo sitio a Beckham y Raúl en el banquillo del Olímpico de Montjuic. Fue justo antes de presentar su dimisión. Frente a aquellos mismos fondos con cartelones se consumó la debacle blanca (ya con Queiroz). Final de Copa: 2-3 frente al Zaragoza (12/03/04).

9) Rivalidad. El Barça necesita un contrapeso local más allá de la insustancial Copa Catalunya. En el último derbi volvieron a aparecer bengalas. En la vuelta, el Espanyol silenció el Nou Camp. Era colista. Nadie más ha ganado allí en la presente liga.

10) Historia. El Espanyol figura entre los 10 clubes fundadores del primer Campeonato Nacional de Liga (1929) . Ostenta, además, el honor de haber anotado el primer gol oficial de la competición: José Pitus Prats, minuto 5, frente al Real Unión de Irún (10/02/1929).

11) Jarque. En FNF somos poco amigos de los homenajes, ya que poco puede decirse después de que todos los grandes medios se pongan con el asunto. Si acaso, se nos ha ocurrido rescatar esta pieza del baúl de los recuerdos y añadir al jóven capitán como otra de las razones para creer en el equipo en tiempos de oscuridad, la luz que brille cuanto todas las demás se apaguen, la razón número 11. Descanse en paz.

viernes, 7 de agosto de 2009

La isla sin fútbol


Por Halftown
Menorca es diferente a las demás Islas Baleares. Primero, porque desde que se perdió Filipinas allá en el Desastre del 98 es el territorio español que más pronto ve salir el sol. Segundo, porque su capital, Mahón, tiene el segundo puerto natural más grande del mundo, sólo por detrás del celebérrimo Pearl Harbor.

Y tercero, porque se ha pasado la vida cambiando de manos, de cartagineses a romanos, de moros a cristianos, de ingleses a franceses -la mahonesa, según cuenta la leyenda, fue parida por un cocinero del duque de Richelieu durante un asedio a la isla- y finalmente, vuelta definitiva a manos españolas en 1802. Los menorquines, quizá para compensar tanto bandazo, son gente muy arraigada a su isla.

Hoy en día, Menorca es una isla tan pequeña como entonces: sólo cuarenta kilómetros separan la oriental Mahón de la occidental Ciudadela. O lo que es lo mismo, la isla es cuatro veces menor que la vecina Mallorca.

Fértil para otros deportes

Y, sin embargo, es una isla sorprendentemente fértil en lo que a deportistas de élite se refiere, como Sergio Llull, el prometedor base del Real Madrid de baloncesto; Paco Vallejo, segundo mejor ajedrecista español y Gran Maestro desde los dieciséis años; el judoca ciego Juan Bagur, recién campeón del mundo júnior; o la regatista Julia Rita, vigente campeona de España en la clase 470.

La vela, por cierto, es un deporte muy popular en Menorca gracias a los esfuerzos del Club Marítimo de Mahón, por un lado, y al célebre viento del norte, la Tramontana, por el otro. Además de eso, los escasos noventa mil menorquines han sabido mantener a un club, el Menorca Bàsquet, durante cinco años en la liga ACB.

Los ingleses dejaron en herencia la ginebra, pero no el balón. El fútbol en Menorca es un deporte marginal más allá de los patios de colegio. De los pocos participantes menorquines en el grupo XI de Tercera, el único equipo con un pasado digno de mención es el Sporting Mahonés.

El guineano Engonga

El club pasó seis años en Segunda B a finales de los ochenta y principio de los noventa, cuando su máxima estrella era un mediocentro de origen guineano que luego haría carrera en Primera: Vicente Engonga.

Desde su caída a la tercera división, el Sporting Mahonés ha sido un circo por el que han pasado desde jugadores de vuelta de todo como Torres Mestre –al fin y al cabo, puestos a arrastrarse por los campos, mejor hacerlo en Menorca- hasta renaldinhos como el mítico ex-milanista Iván Peñaranda.

Pues bien, en 2008 entra en escena Paco Segarra, ex jugador de Barça B, Celta y Granada, quien organiza un proyecto y consigue, dieciséis años después -gol en el minuto 93 incluido-, devolver por sorpresa al Sporting Mahonés a la categoría del bronce del fútbol español.

De manera que la directiva mahonesa se ha tenido que poner manos a la obra para montar un equipo que pueda hacer un papel digno en un grupo duro que incluye a los filiales de Barça, Valencia, Espanyol y Mallorca, y a clásicos como Sabadell, Lleida o el re-renacido Logroñés.

Segarra ha tenido que tirar de chequera para traer a jugadores como el portero Joaquín Moso (“llegó a estar una temporada en el Albacete de Primera División” reza la nota de prensa), el ex-compañero de Messi Raúl Vates y al antiguo canterano de Espanyol y Real Madrid David Sánchez.

De momento, juegan el próximo día 26 contra el Alicante en primera ronda de Copa del Rey. El fútbol empieza la reconquista de Menorca.

domingo, 2 de agosto de 2009

Que sí, que los mejores ultras del mundo son japoneses

Por Nunn
No tienes ni puta idea de que los mejores ultras del mundo están en Japón.

Piensas en aficionados Reds y te sale el Kop y el You'll never walk alone. Piensas en los mejores ultras del mundo y te vas a Italia, Argentina, España... Pero estás engañado, amigo: bienvenido al universo de los ultras del Urawa Red Diamonds, rojos y mejores que todos ellos (y estas imágenes son sólo del calentamiento del equipo)



Allá en Saitama, donde Txiki Begiristain acabó sus días de futbolista o donde Gasol y amigos ganaron el Mundial de baloncesto, se ubica una masa de japos gritones que ha llevado el concepto 'animación en la grada' a una dimensión difícilmente imaginable. Mira los vídeos: ¿se te ocurre algún campo del mundo con semejante animación?



Definitivamente, no lo hay. Los Urawa Red Diamond Supporters (no, el nombre no es su fuerte), tienen su parafernalia clásica (imágenes del Che incluidas), al estilo de los ultras europeos, pero el número de tipos gritones, su disciplina y su animosidad no tienen paragón, sea lo que sea un parangón.



Eso sí, también han aprendido lo peor de los ultras europeos a los que dejan a la altura del betún: el año pasado sancionaron con 120.000 euros al club porque los angelitos se liaron a mamporros multitudinarios contra una hinchada rival, y esta misma semana han apaleado a un par de cámaras televisivos. ¿En Japón? Sí, por lo que se ve. Y es que lo que no sea capaz de cambiar el fútbol, no lo cambia nada.