jueves, 13 de agosto de 2009

La ciudad de los mil campos


Por Sole Leyva (Salvador de Bahía)
Son las nueve de la noche. El avión se desliza suavemente a izquierda y a derecha, un bamboleo que permite divisar durante unos segundos los destellos nocturnos de la primera colonia portuguesa en Brasil. La hilera de luces en la costa, los destellos del Peleurinho -patrimonio histórico de la Unesco-, las farolas de la carretera -como ordenadas hormigas iluminadas, siempre en fila-, la negritud de los barrios pobres..., pero, ¿qué es eso? ¿esa luz cuadrada en medio de la oscuridad?

Enfocas la vista para comprobar que es lo que has pensado en un inicio. Sí. Así es. Son campos de fútbol. Por aquí y por allá. Cada poco, cada dos cuadras. De arena, de hierba, de cemento. Todos iluminados, situados a pocas calles los unos de los otros.
Da igual si en esa manzana no hay luces en las calles, si el Ayuntamiento de Salvador de Bahía, la tercera ciudad más poblada de Brasil (casi tres millones de personas), corta la luz de las farolas a determinada hora para ahorrar dinero.

Los campos se mantienen iluminados, una invitación implícita a seguir caminando el casi imposible trayecto que ayuda a escapar a los chavales de la pobreza. "Aquí el fútbol para los chicos lo es todo", me cuenta más tarde, ya en tierra, Santos, guía local. A todas horas ves a jóvenes chavales 'peloteando', entrenando para alguna competición local, muchas veces con las camisetas raídas y las botas con agujeros.
Si en otras zonas de Brasil es habitual encontrarte más personas blancas, aquí la mayoría de chavales son negros o mulatos, herencia de que esta ciudad fuera uno de los principales focos de la trata de esclavos en Sudamérica, una herencia que se trasluce en el sobrenombre de la ciudad, la Roma Negra.

Con tanta afición al fútbol, resulta extraño el escaso bagaje de sus dos mejores clubes, el Esporte Clube Bahia (El Bahía) y el Esporte Clube Vitória (Vitoria). El primero obtuvo dos títulos nacionales, la Copa de Brasil en 1959 y la última, hace 20 años, cuando ganó la Liga Brasileña. El mayor logro del otro club, el Esporte Clube Vitória, ahora en la Segunda División, fue ser finalista de la Liga Brasileña de 1993. Pese a ser siempre el segundón, su cantera es mejor que la del rival y una de las mejores del país.


Del Leão, como se le conoce popularmente, proceden futbolistas como Bebeto y Dida, ídolos en su país. Precisamente Dida fue uno de los baluartes del equipo cuando conquistó en 1993 el campeonato bahiano, que casi siempre se lleva a la saca el Bahia. Los demás equipos están muy lejos. No tienen presupuesto suficiente para discutir la hegemonía de los dos equipos, que todos las temporadas se miden en el Ba-Vi, como es conocido el derby local, que se disputa en el estadio Flonta Nova, de 66.000 espectadores, uno de los campos seleccionados para el Mundial de fútbol que Brasil disputará en 2014. El estadio se encuentra cerrado y en reformas después de que siete personas murieran en la celebración en 2007 del ascenso del Salvador de Bahia a Primera División. Se abrió un hueco en un muro de la grada y los chavales cayeron al vacío.

La misma distancia que separa a los demás equipo de la región de Bahía de los dos grandes de la capital, es la que separa a ambos de los grandes del país, El Cruzeiro, el Flamengo, El Sao Paolo, el Corinthians. Durante su visita a la ciudad me detengo en uno de esos campos, todavía lleno de charcos tras una intensa semana de lluvias. Los chavales, de unos 14 años, no parecen disfrutar jugando. No sonríen. Corren detrás del balón como posesos, casi sin orden. No hay felicidad en sus caras, sólo concentración, intensidad en busca de un futuro mejor. "todos quieren ser Bebeto", sentencia su entrenador, un tipo orondo que está mas pendiente de la conversación con sus amigos que de los chavales.

3 comentarios:

  1. Buen Blog a partir de ahora lo seguire regularmente.

    Un saludo y enhorabuena.

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  2. Ah, o sea que Sole Leyva sigue escribiendo aquí... Pensaba que YA NO... Como NO ESCRIBE NUNCA... Y es UN VAGO DE SIETE SUELAS...

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  3. El centro se llama Pelourinho, Sole. Y podrías haber buscado o preguntado cuántos campos hay exactamente, vaguete...

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