viernes, 21 de mayo de 2010

Plan Marshall contra la ansiedad futbolera

Por Halftown
Los trankimazines para luchar contra la ansiedad por
la falta de fútbol tendrán que esperar hasta después del Mundial. Apenas unas horas después del presumiblemente soporífero Inter-Bayern que cierra la temporada en Europa, al otro lado del charco, al borde del lago Michigan, se disputa otra final: la de la Sister Cities International Cup.

La idea del torneo es de este año, pero lo de hermanar a la capital de Illinois con otras ciudades es una especie de secuela del Plan Marshall con el que Eisenhower se aseguró que medio mundo le debiera una al Tío Sam. O dos. La lista la inauguró Varsovia, que cuando firmó el acuerdo con Chicago, allá en 1960, era un proyecto de ciudad sobre el solar que dejó a su paso la Luftwaffe.

Para la primera edición de la Sister Cities International Cup, el anfitrión Chicago Fire ha invitado a tres clubes de campanillas (en su día): Legia de Varsovia, Estrella Roja de Belgrado y París St Germain. La primera semifinal, entre polacos y yugoslavos, se saldó con un 1-0 para los de Belgrado, que está a años luz del equipo de los Savicevic, Prosinecki o Pancev que se merendó la Copa de Europa del 91. El morbo del partido era ver en directo a Jakub Kosecki, hijo de Roman Kosecki, fracasado extremo polaco del Atleti de la era Gil, pero ídolo en Chicago.

Y es que Kosecki formó en el 98 una dupla terrible con el ex del Mérida Jerzy Podbrozny y llevó al club a lograr el doblete. Los Fire pasan por ser, como anuncian sin una pizca de falsa modestia en su web, uno de los clubes más importantes de la Major League Soccer norteamericana. En su vestuario han disfrutado de un ocaso dorado clásicos básicos como Jorge Campos, Hristo Stoichkov, Cuauthemoc Blanco o Julio César Wanchope.

La otra semifinal, en cambio, prometía más miga sobre el césped. En una esquina, el equipo local, capitaneado por el ex del Fulham Brian McBride, que a sus casi 38 años es capitán general en el Toyota Park, el estadio de los Fire. En la otra esquina, el club más odiado equipo de Francia, el París St Germain, que al menos tuvo la decencia de dejar a su mejor jugador, Erding, en casa. Las demás vedettes parisinas, Makélélé, Giuly y Coupet, estuvieron de cuerpo presente.

Una vaca en la portería

Como los americanos no entienden el deporte sino como un pretexto para montar un show alrededor de él, la semifinal Fire-PSG incluyó barra abierta organizada por la cervecera Miller, una tanda de penalties con un balón gigante y una vaca de portero (o portera) y una fiesta post-partido con vodka Absolut y Red Bull a tutiplén, suponemos que para ahogar en alcohol el bodrio futbolero.

¿Y el partido? Las crónicas dicen que se lo llevaron los franceses al trote cochinero, con un gol en el minuto 15 y poco más. El equipo anfitrión se fue al descanso sin hacer un tiro a puerta.

La esperadísima final, a todo esto, el próximo sábado a las 3 de la mañana hora española.

En FNF queremos apoyar este tipo de torneos de la galleta con pretensiones, y hemos hecho los deberes pensando en 2011: la buena noticia es que la lista de ciudades hermanadas con Chicago es larga, y va desde Atenas a México, desde Osaka hasta Casablanca o Milán. No me digan que las próximas ediciones del trofeo, con Olympiakos, Pumas o WAC de Casablanca, no prometen emociones fuertes. De hecho, para abrir boca, el próximo día 30 visita Chicago el todopoderoso AC Milan, otro equipo que cruzará el Atlántico con todas sus decrépitas estrellas. Total, en Estados Unidos también se puede ver el Mundial por la tele.

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