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jueves, 3 de mayo de 2012

El coto privado de ‘el Paloma’


Por Sopenilla
Dicen quienes lo vivieron que a Adolfo Suárez nunca le perdonaron su falta de pedigrí. Frente a un Garrigues-Walker como Joaquín, lo suyo no dejaba de ser una inclinación adictiva al poder. Poco importó, por tanto, que su flor en la toma de grandes decisiones rebajara a la postre esa ambición desmedida. En la España de finales de los setenta, con una democracia a cuestas recién estrenada, la figura de un self-made man a la americana resultaba demasiado hollywoodiense en comparación con el enchufismo castizo.
Nada que no se curase con el tiempo. Cuando el modelo autonómico cuajó en el trasvase de competencias, y las arcas del Estado empezaron a vaciarse, el argumento devino al fin en relato. El flujo crediticio echó a correr parejo con las recalificaciones, y los que hasta entonces no habían visto en la tierra más que una herencia baldía no tardaron en sospechar que, detrás de ese bien inmueble, se hallaba una vía de ascenso social.

Con el esfuerzo que caracteriza al cono sur europeo, bastó el salvoconducto legal de las SAD para que toda una constelación de nuevos empresarios descollase. Encabezados por el difunto Jesús Gil, y ayudados por esas tribunas que ganaron cuota televisiva a base de airear secretos de alcoba, desfilarían por los palcos de 1ª y 2ª advenedizos de todo tipo y condición. Desde un Ruiz-Mateos hasta un Ruiz de Lopera. La lista es conocida y daría para llenar un centro penitenciario. Pero, puestos a escoger, en FNF preferimos quedarnos con el último baluarte hasta la fecha de esa legión de oligarcas. Aunque para ello haya que bucear en la liga Adelante.

El racinguista Pernía colgó los hábitos para acabar subiéndose a un A8. Los orígenes de Paco Gómez, en cambio, lo sitúan yendo a por uvas con 14 años. Primero en Francia y, más tarde, en Suiza. En su retorno a la patria que le vio partir, haría las veces de encofrador. Pero la clave de que los ceros aflorasen en su cuenta corriente no la tuvo la paleta, sino esa especie de bando municipal identificado con las siglas PGOU que multiplicó por diez el valor de unos pocos metros cuadrados.

La cosecha de billetes puso los cimientos de Invercón, el holding con el que, de la mano de urbanizaciones y campos de golf, se hizo un hueco en el sector de la construcción. En cuanto ‘el Paloma’ –como es conocido– amplió su emporio al negocio que le dio su primera paga, la veda para poner coto a un club de fútbol quedó abierta. Abonó el terreno con el Orihuela, el Toledo, el Eldense e, incluso, con el Oviedo –del que aún conserva el 5% de sus acciones–, y se decantó finalmente por el Cartagena.


Proyectazo, a la espera del Villarreal

De su incursión en el entonces Cartagonova se cumple ya casi una década. Al preguntarle por los motivos de aquella decisión, suele asegurar que actuó un tanto engañado. “Como a un chino”, para ser más exactos, dando a entender que la acumulación de deudas a las que debió hacer frente tras su llegada –hasta un total de 700 millones de las antiguas pesetas– fue un acto de filantropía. Lo que está claro es que, con el tiempo, el supuesto desinterés se tornó en carta blanca para jugar con su patrimonio. Cual Briatore al mando de la escudería blanquiazul del QPR.

En España siempre hay un hombre que lo hace todo, y ese hombre en el equipo portuario ha sido, desde 2003, Paco Gómez. Bajo su presidencia, su vara de mando se ha cobrado cuatro directores deportivos. A día de hoy, él mismo realiza esa función después que David Buitrago, el último en aceptar el puesto, fuera enviado a la cola del INEM por culpa de unas cartas astrales. Antes de que otros se lleven crudo el dinero de ‘el Paloma’, mejor que lo haga una pitonisa.

Lo sucedido anteriormente con Pepe Murcia, Daniel Golpe o Miguel Montes Torrecilla, tendría su propia secuela en la configuración de las sucesivas plantillas. Ciertamente, desde que Gómez lo adquiriese, el cuadro murciano no ha parado de crecer. Pero es posible que el aura de JIM, que dejó al Efesé al borde de los play-offs de ascenso antes de acaparar flashes con el Levante, contribuyera a despistarle. Convencido de que los suyos se habían dejado llevar en el tramo final de la pasada campaña, incorporó hasta un total de 16 jugadores al comienzo de ésta.

Tampoco es que fuese algo llamativo. A lo largo de su mandato, el balance de altas y bajas habla de medio centenar de fichas por una decena de técnicos. El resultado está a la vista. Mientras Iván Bolado apura sus días en el CSKA búlgaro tras su excursión guineana a la Copa de África, el Cartagena ocupa el farolillo rojo a trece puntos de la salvación. La imagen de “proyectazo” ya planea en todas las esferas de la ciudad. Así que, a estas alturas, sólo hay margen para invocar un hipotético descenso del Villarreal que arrastre consigo el de su equipo filial.

Una vidente también se cruzaría en la vida de Suárez prediciendo que terminaría en la Moncloa. En el caso de Gómez, imputado por prevaricación en el caso de Las Navas del Marqués, no parece que vaya a acabar sus días admirado por todos y con un ducado bajo el brazo.

viernes, 22 de mayo de 2009

La batalla va a librarse en el monte

Por Pedro Sousa
El Valladolid y el Sporting andan enzarzados en una guerra de entradas que tiene mala solución. La Mareona, que no está dispuesta a pagar 75 por asiento, amenaza con tomar los alrededores del Nuevo Zorrilla para animar a su equipo desde fuera del estadio y los mensajes en los foros sportingistas prometen una tarde de sábado de venganza. La Policía baraja cortar los accesos a Valladolid para evitar incidentes. Suerte, porque el fútbol sobredimensiona las pasiones y, con un ascenso o un descenso de por medio, las líneas rojas se emborronan si en la afición pesan más los descerebrados que los simpatizantes.

La misma guerra de entradas, aunque con menos tensión, se vive en una de las eliminatorias para el ascenso a Segunda División que se jugará este fin de semana, la del Alcoyano-Cartagena. El equipo portuario se impuso el pasado domingo en casa 2-1 y los alicantinos deben ahora ganar en su campo para lograr la meta que llevan buscando toda la temporada.

Las aficiones están viviendo la eliminatoria con deportividad, pero la cercanía de las dos ciudades (menos de dos horas en coche) ha provocado tal demanda de entradas en casa del vecino que el enfrentamiento del domingo, el de la vuelta, el que decidirá qué equipo de los dos estará el año que viene en la categoría de plata, puede derivar en violencia.

La situación, de momento, no llega a tanto. La directiva del Cartagena cedió al Alcoyano 1.000 entradas para que sus aficionados pudieran presenciar el partido de ida en el estadio Cartagonova, con capacidad para 15.000 espectadores. Los billetes se agotaron en un par de días sin ningún tipo de problema. A cambio, el conjunto alicantino debía ceder para el encuentro en El Collao, más pequeño, con 4.500 plazas, otras 500 entradas.

Las dos directivas estuvieron de acuerdo pero, después del ajustado marcador del domingo, el Alcoyano ha estado esta semana pensándose romper el compromiso y reducir la cifra de su intercambio. Finalmente, la directiva alicantina cumplió su palabra y envió 496 entradas al Cartagonova el miércoles. Los aficionados cartageneros hicieron noche junto a las taquillas del estadio para poder comprar alguna de las pocas disponibles. Había tanta gente haciendo cola de madrugada, que se decidió adelantar el horario de las taquillas porque la oferta quedó pronto cubierta. El jueves, antes de que saliera el sol, ya estaba todo el papel vendido.

Sin papel en taquilla

Pero Alcoy está cerca. Se calcula que el mismo jueves, unos dos centenares de aficionados del Cartagena se desplazaron a Alcoy para comprar entradas para no socios en el primer día que se ponían a la venta. Los billetes también se acabaron en media hora.

Después de 21 años en Segunda B y cuatro ascensos frustrados a Segunda División, la afición inventó pronto otra alternativa. La eliminatoria ha desbordado todas las previsiones y en los foros ya se fija un nuevo objetivo. No se utiliza cartografía militar pero algunos seguidores del Efesé (como se conoce al Cartagena) han colgado sucedáneos en las páginas no oficiales del equipo.

El blanco es un monte contiguo al Collao. El campo, que apenas tiene gradas o muros que impidan la visibilidad desde fuera, se ubica en la depresión de un pequeño valle. La orografía se levanta junto al terreno de juego (como se aprecia en la imagen superior), en especial, un monte de 200 metros en el que ya están empezando a congregarse los cartageneros. Varios aficionados han ido a inspeccionar la zona de avanzadilla y los mapas, fotos y recomendaciones para asaltar la orografía hacen presuponer que la campaña de primavera será numerosa. Desde lo alto no se presencia todo el césped, pero algunos ya han quedado para pasar la noche en el monte, con saco y tienda de campaña. Para los jugadores debe ser una sensación extraña pero el domingo, unos 700 seguidores del Cartagena presenciaran el partido junto al terreno de juego y, unos 1.000, desde arriba.

Infiltrados del Alcoyano avisan en los foros cartageneros que las autoridades alicantinas han tomado nota de la idea y ya han dado parte a la Policía de Alcoy para clausurar los accesos. Al parecer, el monte tiene dueños y estos no están por el espectáculo. Pero hay tanta hambre de felicidad en la afición del Cartagena, tanta necesidad de quebrar un destino plagado de desastres, que los cartageneros dicen que van, aunque sea para tocar la palmas desde la autopista.