Por Nunn
Todos tenemos ese amigo. Es un gran tipo, un buenazo, el típico tío al que casarías con tu hermana. Ese muchacho que, eso sí, pierde los papeles un poco cuando juega al fútbol. Se pica, siempre se medio pega con los otros o se pasa la puta vida protestando al árbitro. El que te avergüenza cuando conoces a la gente del equipo de enfrente, y al que tienes que
Todos tenemos ese amigo. Es un gran tipo, un buenazo, el típico tío al que casarías con tu hermana. Ese muchacho que, eso sí, pierde los papeles un poco cuando juega al fútbol. Se pica, siempre se medio pega con los otros o se pasa la puta vida protestando al árbitro. El que te avergüenza cuando conoces a la gente del equipo de enfrente, y al que tienes que
excusar ante ellos cada vez que jugáis.
Tú sabes que tu amigo es un buenazo. Incluso tontea con tu hermana pequeña y hasta te agrada la idea. Pero explícale tú a la gente que sólo lo conoce jugando al fútbol que no es como parece.
Y este párrafo absurdo nos lleva a Cristiano Ronaldo.
Y este párrafo absurdo nos lleva a Cristiano Ronaldo.
Bwin invitó a FNF a una mini rueda de prensa con unos escogidos bloggers. Los protas, los dos mejores jugadores del Real Madrid: Xabi Alonso y Cristiano Ronaldo. Un lujazo. Una oportunidad para dejar de criticar a los periodistas deportivos que cada día se pelan de frío en Valdebebas y sacar pecho: "Verás las 'peazo' preguntas que les voy a hacer. Un Ondas no ganaré porque no trabajo en PRISA, pero un Pulitzer...", me decía.
Cristiano no es imbécil. Ni mucho menos.
Elaboré mi cuestionario para los jugadores. De ahí, el departamento de prensa del Real Madrid escogería tres cuestiones. En total. Para los dos. "Vale, el Pulitzer no, pero el TP de Oro...", pensaba.
Una de seres mononeuronales
Mandé un montón de preguntas, algunas buenas, otras menos inspiradas y unas cuantas algo tópicas y de relleno. El Real Madrid, claro, escogió estas últimas. Las que se dejaron fuera le daban una vuelta a la entrevista normal tipo "cómo-has-visto-el-partido" / "mejor-en-la-segunda-parte". Ayudaban a conocer a los personajes sin meterse en su vida privada. Preguntas que, quizá, hicieran pensar a los entrevistados y, quizá, les harían parecer algo más que seres mononeuronales que sólo piensan que hay que seguir trabajando para que el míster confíe en ti y que lo importante son los tres puntos y que...
Aun así, la lié un poco. A Xabi Alonso le pedí que dijera qué jugador del Barça ficharía, "pero teniendo en cuenta que tendrías que quitar a uno del Madrid". "A esa no te respondo porque luego se saca un titular y...", respondió, el muy cuco. No esperaba menos. Xabi es inteligente, irónico e inquieto. Un grande en todos los aspectos. Lo demostró. "¡A mí un Albiol!", pensé.
Y a Cristiano le hice una reflexión bastante boba. "Muchos te identifican con Mourinho en lo futbolístico. Con él juegas mucho mejor, estás más a gusto, metes más goles. Pero da la sensación de que tu identificación con él también es personal, que te sientes a gusto porque personalmente sois parecidos, tenéis caracteres similares. ¿Es así?", pregunté, más o menos. El comienzo de su respuesta aterró, según me dijeron, a quienes controlaban la comunicación del Madrid en ese momento. Paró durante dos segundos y comenzó: "Nunca lo había pensado", dijo, y después añadió que quizá tuviera que ver con que los dos son portugueses y no sé qué más. Si hubiera podido repreguntar, habríamos llegado a una buena conclusión.
Mandé un montón de preguntas, algunas buenas, otras menos inspiradas y unas cuantas algo tópicas y de relleno. El Real Madrid, claro, escogió estas últimas. Las que se dejaron fuera le daban una vuelta a la entrevista normal tipo "cómo-has-visto-el-partido" / "mejor-en-la-segunda-parte". Ayudaban a conocer a los personajes sin meterse en su vida privada. Preguntas que, quizá, hicieran pensar a los entrevistados y, quizá, les harían parecer algo más que seres mononeuronales que sólo piensan que hay que seguir trabajando para que el míster confíe en ti y que lo importante son los tres puntos y que...
Aun así, la lié un poco. A Xabi Alonso le pedí que dijera qué jugador del Barça ficharía, "pero teniendo en cuenta que tendrías que quitar a uno del Madrid". "A esa no te respondo porque luego se saca un titular y...", respondió, el muy cuco. No esperaba menos. Xabi es inteligente, irónico e inquieto. Un grande en todos los aspectos. Lo demostró. "¡A mí un Albiol!", pensé.
Y a Cristiano le hice una reflexión bastante boba. "Muchos te identifican con Mourinho en lo futbolístico. Con él juegas mucho mejor, estás más a gusto, metes más goles. Pero da la sensación de que tu identificación con él también es personal, que te sientes a gusto porque personalmente sois parecidos, tenéis caracteres similares. ¿Es así?", pregunté, más o menos. El comienzo de su respuesta aterró, según me dijeron, a quienes controlaban la comunicación del Madrid en ese momento. Paró durante dos segundos y comenzó: "Nunca lo había pensado", dijo, y después añadió que quizá tuviera que ver con que los dos son portugueses y no sé qué más. Si hubiera podido repreguntar, habríamos llegado a una buena conclusión.
Cristiano no es imbécil. Ni mucho menos.
Es padre y se ha querido hacer cargo de su hijo, y tengo la sensación de que con media hora de charla podría, más o menos, mostrar todo eso que se ve fuera del fútbol. Esa parte de su personalidad por la que, quizá, querría que Cristiano saliera de vez en cuando con mi hermana pequeña. Pero nadie de quienes lo rodean quieren que se le hagan preguntas de ésas que descartó el Real Madrid. Preguntas que no le eran incómodas, que no se metían en su vida privada. Preguntas que él, seguro, querría contestar porque así se podría ver que Cristiano no es el imbécil que, a veces, parece en un campo de fútbol.
Pero los que controlan sus apariciones públicas, todos, quieren que parezca un tipo fuerte, seguro, que habla de lo que sabe, que no duda. Que se mete en lo suyo y ya. Eso sí, si el resto del mundo sólo ve la parte de su carácter que se desarrolla en un campo de fútbol, la que hace que te avergüences hasta de un buen amigo, parecerá un imbécil toda la vida. Y explícales tú que están equivocados.
Pero los que controlan sus apariciones públicas, todos, quieren que parezca un tipo fuerte, seguro, que habla de lo que sabe, que no duda. Que se mete en lo suyo y ya. Eso sí, si el resto del mundo sólo ve la parte de su carácter que se desarrolla en un campo de fútbol, la que hace que te avergüences hasta de un buen amigo, parecerá un imbécil toda la vida. Y explícales tú que están equivocados.
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