Por Sopenilla
Si algo caracteriza al fútbol como deporte de masas es su capacidad para generar expectativas. La FIFA, consciente de que esta máxima es universal y de que, por tanto, se puede traducir en billetes, decidió hace un tiempo reconvertir el formato de la Copa Intercontinental en un torneo oficiosamente denominado como mundialito de clubes. Pues bien, por primera vez en la historia, el representante oceánico en la cita del próximo mes en Abu Dhabi no procede de ninguno de los dos países que abanderan el continente, sino del vasto archipiélago que lo circunda. Hablamos del Hekari United de Papúa Nueva Guinea.
La verdad es que la pelota más redonda que conocen los habitantes de esta isla del Pacífico tiene forma ovalada. Ni tan siquiera su combinado nacional, tan alejado de las selecciones que encabezan el ranking mundial como Zurich lo está de nuestras antípodas, participó en la fase previa de clasificación para Sudáfrica. Pese a todo, antes de que los folletos de una agencia de viajes acabaran promocionándola como destino turístico y/o literario de Sánchez Dragó, Port Moresby se aseguró ser el epicentro del exotismo futbolístico que se reunirá en unas semanas en los Emiratos Árabes.
Todo sucedió el pasado mes de mayo, momento en el que el Hekari se ganó el derecho a aparecer en los espacios deportivos de medio mundo. Lo suyo fue una especie de “Alcorconazo” de ultramar. El Real Madrid de turno era, en este caso, el Waitakere United neozelandés. Los “kiwis”, dirigidos por el jugador-entrenador Neil Emblen –futbolista franquicia del Crystal Palace en los tiempos en que este histórico se dejaba ver por la Premier– partían como grandes favoritos para llevarse la OFC Champions League, tras dejar atrás en la fase de grupos al otro gran “coco” de la competición, sus vecinos del Auckland United.
En las cuatro ediciones que se llevaban disputadas de este sucedáneo oceánico de la Liga de Campeones europea, ambos conjuntos neozelandeses se habían repartido el título. Fue en la pasada campaña 09/10 cuando la participación se amplió de seis a ocho equipos, divididos en dos grupos. No se sabe si, en un guiño interesado al azar, los dos máximos aspirantes quedaron enrolados por la misma parte del cuadro. El caso es que el partido decisivo entre ambos acabó en empate (2-2), y fue la diferencia de goles lo que a la postre hizo finalista al Waitakere.
En esa última ronda esperaba el Hekari, un club con tan sólo siete años de historia que curiosamente había comenzado la competición con un empate a 3-3 en casa del Tafea de Vanuatu y una derrota en su propio feudo por 1-2 ante el Lautoka, actual campeón de Fiyi. No obstante, el representante papú se rehizo de estos malos resultados, y logró encadenar cuatro victorias consecutivas que le valieron para terminar por delante del Lautoka por tan sólo un punto de ventaja.
“O percebeiro do gol”
En esta reacción tuvo mucho que ver su delantero Kema Jack, un antiguo pescador local que finalizó “pichichi” de la O-League, empatado a siete tantos con el ariete del Auckland City Daniel Koprivcic. Dos de ellos llegaron precisamente en el partido de ida de la final, celebrado ante su público. Los 15.000 asistentes que congregó el encuentro fueron testigos de cómo los suyos afrontarían la vuelta con un 3-0 de ventaja.
El Waitakere ya tenía experiencia de remontar en el partido de vuelta de la final. Quizá por ello, desecharon la idea de recurrir a la haka o al “espíritu Juanito” como modo de suscitar cierto miedo escénico en su rival. El tempranero gol de su jugador-entrenador Neil Emblen en el minuto 3 parecía aprobar la sensatez de esa decisión. Sin embargo, Alick Maemae –la estrella salomonense del Hekari– provocó una pena máxima que supuso la tercera diana de Jack en el cómputo global de la eliminatoria. Con más de una hora de juego por delante, los locales no fueron capaces más que de poner un poco emoción a cinco minutos del pitido final, con un postrero e inútil segundo tanto.
La hazaña tuvo como recompensa un pasaje para Abu Dhabi valorado en 500.000 dólares, una financiación extra a la ya recibida por parte de la empresa petrolífera que le da nombre a la entidad papú. Todo ello, con independencia de lo que los isleños puedan hacer en los dos partidos que les restan antes de poder medirse a los dos escuadras “Internacionales”, la de Milan y la de Portoalegre: en primer lugar ante el campeón local, el Al Wahda S.C.C.; y, en caso de victoria, ante un posible rival de una terna compuesta entre el campeón asiático, africano y el Pachuca mexicano, vencedor en la edición entre equipos de la CONCACAF.
Sin duda, el histórico evento del próximo mes de diciembre ha monopolizado la agenda del Hekari, que optó por aprovechar el parón veraniego de la competición doméstica (Papua New Guinea National Soccer League) para realizar una gira de preparación por el norte de Australia. Dentro de un mes no podrán contar con el decisivo Maemae, traspasado al conjunto vanuato del Amical F. C. Quién sabe si, entonces, la figura de Kema Jack volverá a ser portada por calzarse la bota de oro intercontinental.
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lunes, 22 de noviembre de 2010
Jack ‘el pescador’ y los papúes del Hekari United
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