Por Halftown
Algo se mueve en China. Hace algunas semanas, la prensa deportiva mundial se quedaba patedefuá cuando el Guangzhou Evergrande convirtió al argentino Darío Conca en uno de los cinco jugadores mejor pagados del mundo, al aflojarle 10,6 millones de euros por temporada.
La cifra es tan mareante que poca gente tuvo el cuajo de tirar de demagogia habitual en este tipo de operaciones. Al fin y al cabo, ¿quién no se iría a pasar unos años en Guangzhou a cambio de semejante pastizal?
A todo esto, Darío Conca es un volante argentino al que Manuel Pellegrini hizo debutar en River hace ocho años. Después de unos años cedido en Chile y Argentina, Conca acabó siendo contratado por el Fluminense brasileño. Pronto se convirtió en pieza clave del Flu, hasta el punto de que los propios aficionados brasileños le eligieron mejor jugador del Brasileirao en 2009 –por delante de Dejan Petkovic- y 2010. Hasta entonces, sólo Carlos Tévez había conseguido que la torcida brasileña le reconociera superior a los jugadores locales.
Conca se convirtió en un tipo tan importante para Fluminense que los aficionados hicieron una colecta para conseguir pagar a River los 2,8 millones de dólares que costaba su pase primero, y presionaron después al club para que renovara a su estrella, lo que sucedió a finales de 2010. Simultáneamente, ante el desinterés de Maradona por el jugador, la propia CBF tanteó la posibilidad de darle el pasaporte brasileño.
Las buenas actuaciones de Conca, sin embargo, no le sirvieron para atraer el interés de los grandes clubes europeos. En un campeonato en el que brilló muy por encima de, entre otros, Neymar, Conca jamás protagonizó una guerra de portadas entre Madrid y Barcelona. Convertido en estrella local a los veintiséis años, el argentino era demasiado viejo para el Arsenal, demasiado joven para el Milan. Ni siquiera el Oporto de Pinto da Costa, que tan buen ojo tiene a la hora de importar talento de la antigua colonia portuguesa, dio el paso de traérselo rumbo a Europa.
Evergrande, a lo grande
Y es entonces cuando entró en juego el Evergrande Real Estate Group en juego. Siguiendo el modelo español, los clubes chinos se echan en brazos de las constructoras inmobiliarias. La diferencia es que, a escala china, la cosa se traduce en pasta de verdad.
Evergrande adquirió el Guangzhou en febrero de 2010, pocos días después de que el club fuese descendido a segunda por un amaño de partidos. Desde entonces, el club ha adquirido a estrellas locales como el ex del PSV Sun Xiang y el antiguo capitán de la selección china Zheng Zhi, sino que también ha atraído a jugadores como los brasileños Muriqui o Cleo, aquel delantero que fue lo único rescatable del Partizán de Belgrado que jugó la Champions League 2010-2011.
El caso Conca puede verse como una extravagancia de nuevo rico o como el inicio de un nuevo orden en el fútbol mundial en el que los países emergentes llevan la voz cantante en la mesa de negociaciones. De la misma manera que clubes brasileños ya están igualando y en ocasiones superando las propuestas económicas de los recesionarios clubes europeos, el momento en el que los clubes chinos supondrán una oferta atractiva más allá de la pasta parece estar un poco más cerca. A diferencia de la MLS, que sólo se interesa por estrellas de 2006, los chinos están pujando por jugadores que están en el mejor momento de su carrera.
Mientras River se hundía en la B y Argentina descarrilaba por enésima vez consecutiva, Darío Conca debutó el pasado jueves con el Guangzhou Evergrande en el minuto 60 del partido que les enfrentaba al Nanchang Hengyuan. 50.000 espectadores corearon su nombre cuando marcó desde 38 metros uno de los cinco goles de su nuevo equipo, actual líder del campeonato chino.
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lunes, 18 de julio de 2011
Darío Conca y el nuevo orden mundial
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