Por Halftown
“Mi hermano Gerard será mejor que yo”. La predicción es de Sergi López, quizá el juguete roto de la Masía por excelencia. Sergi era la gran promesa del Barça de los ochenta, Puyol antes de Puyol. En Can Barça desde los trece años, su carrera crecía en aquel equipo pre Dream Team hasta que todo saltó por los aires un día de lluvia, cuando fue a entrenarse a un pabellón de baloncesto y se destrozó la rodilla. Irrecuperable para el alto nivel, después de jugar veinte partidos cedido en Mallorca, Sergi acabó en Zaragoza como moneda de cambio en el fichaje de Pablo Alfaro. Tres temporadas más tarde se tuvo que retirar. En total, apenas setenta partidos como futbolista profesional.
A su hermano Gerard le fue bien muy pronto: Johan Cruyff le vio en un amistoso con el Granollers y le reservó habitación en La Masía. Todavía adolescente, Gerard ya era titular en el Barça B que mandaba Juande Ramos. Valdano se lo llevó al Valencia recién cumplida la mayoría de edad, pero su palabrería sólo duró tres jornadas a la vera del Turia y su sustituto, Ranieri, no tenía tiempo que perder con promesas.
Después de una temporada cedido en el Alavés de Mané, Gerard se encontró jugando a las órdenes de Héctor Cúper en Valencia. En aquel Valencia de Mendieta, el Piojo López, el Kily González, Djukic y Farinós, Gerard cumplió su destino, y se convirtió en el mejor jugador joven de Europa. El Valencia fue dejando por el camino a PSV, Bayern, Lazio y Barça, hasta aquella final de Saint Denis en la que implosionó frente al Madrid de Del Bosque.
Camacho premió al chaval llevándoselo a la Eurocopa de Holanda y Bélgica, donde compartió habitación con Iker Casillas.
Con todo, sólo una temporada en la élite fue suficiente para que el Barça de Gaspart invirtiera un tercio de los 10.000 millones que Florentino pagó por Figo para llevárselo de vuelta al Camp Nou. Allí se plantó Gerard con veintiún años recién cumplidos, resplandeciente el pelo engominado bajo los focos de la sala de prensa, con un contrato por 400 millones al año y una cláusula anti-Florentino por valor de 31.000 kilos. No debía sentir mucha presión cuando pidió vestir el 14 de Johan Cruyff.
Perder hasta el pelo
Dicen que su fichaje sentó como un tiro no sólo a los canteranos que esperaban su turno (Xavi entre ellos), sino también al capitán Pep Guardiola, que no podía consentir que un hype engominado cobrase más que él, santo y senyera del barcelonismo.
Para satisfacción de sus detractores, Gerard pasó cinco años en el Barça de entreguerras que le sirvieron para catapultarse al olimpo de los pavones. Los foros barcelonistas hablan de noches de alcohol y mujeres, probablemente las mismas que las de tantos otros jugadores que sí han triunfado en el Camp Nou. En cualquier caso, Gerard López no alcanzó el centenar de partidos como azulgrana antes de salir gratis destino a Mónaco.
En aquel Mónaco que venía de perder la final de la Champions contra el Oporto de Mou con Morientes de estrella –la belle epoque de los monegascos, que competirán a partir de septiembre en la Ligue 2- Gerard se volvió a estrellar: poco más de diez partidos en dos temporadas, y el que años antes había sido objeto de deseo de Milan y Manchester puso camino a Huelva.
En 2008, mientras su ex compañero de habitación en la Euro 2000 levantaba el trofeo de 2008, Gerard firmaba con el Girona. En segunda división daba la impresión de que Gerard López iba a ser capitán general, pero su estrella se fue apagando una vez más.
Después de haber jugado veinte minutos de competición oficial en todo el año, el club ha decidido romper el contrato que acababa en 2012. Con 32 años recién cumplidos, el que hace once años era el jugador más prometedor de Europa hoy es uno más en la cola del INEM. Por perder, ha perdido hasta el pelazo.
A Gerard López le queda la satisfacción de haber cumplido la predicción de su hermano.
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martes, 5 de julio de 2011
Gerard: camino a la predicción
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Disculpeme pero creo que el comentario final es de muy mal gusto... un lector
ResponderEliminarNo es de recibo un comentario como ese para terminar...lamentable..si fuese el mismo Gerard, no por el artículo, en el que se dice toda la verdad, iria a por ti. Deberías corregirlo
ResponderEliminarCorregido queda, aunque me parece un poco cogérsela con papel de fumar porque lo que se venía a decir es que pese a acumular fracasos, futbolísticamente Gerard superó a su hermano.
ResponderEliminarLa muerte de Sergi es un detalle escabroso, sí, pero no creo que haya ni que ocultarlo (en su día fue noticia en varios medios locales y deportivos) ni escandalizarse por que se cuente. Otra cosa es cómo decirlo, porque con un "fue arrollado por un tren" a lo mejor no habría surgido tanta polémica.
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