sábado, 28 de abril de 2012

La oportunidad perdida de Sandro Rosell


Por Halftown
Fue él, como presidente del club, el que anunció al mundo lo que ya era un secreto a voces: Pep Guardiola, el entrenador que lo ganó todo mientras meaba colonia vestido de traje, dejaba de ser el entrenador del Fútbol Club Barcelona. Los que vimos la rueda de prensa –al menos el que escribe estas líneas y los otros cincuenta mil que estaban conectados a YouTube en ese momento- pudimos ver la cara de Guardiola mientras el president Rosell abría el acto: sin saber adonde mirar, con el aire indiferente, casi socarrón, consciente de estar dando un puñetazo, pero no en la mesa. Un puñetazo a Rosell.

Después, cuando la rueda de preguntas comenzó, alguien demandó a Rosell si sentía que la hora de la verdad de su proyecto llegaba, dado que Guardiola era una herencia del denostado régimen de Laporta. Rosell negó la mayor, alegando una cifra de jugadores contratados durante su mandato. No convenció a nadie. Ni a sí mismo.

Más aún, Rosell no sólo ha tenido que soportar el bochorno de un portazo en las narices del entrenador que puso Joan Laporta –los rumores apuntan a que había llegado a ponerle un cheque en blanco para que no se marchara- sino que además ha nombrado a su segundo de abordo nuevo entrenador del primer equipo.

El líder visionario y el ejecutor eficiente

Desde ayer se han escuchado muchos paralelismos con situaciones similares, y probablemente los dos que más han sonado son dos casos antitéticos: el de Bob Paisley en el Liverpool y el de Carles Rexarch en el propio Barça. Paisley, durante años segundo de Shankly, superó a su maestro hasta el punto de convertirse en el mejor entrenador de la historia del Liverpool. Rexarch, en cambio, aceptó el banquillo del Camp Nou años después de que su maestro en el banquillo, Johan Cruyff, lo hubiese dejado. El resultado, como todos recordamos, fue nefasto.

Y es que no es lo mismo ser número uno que número dos. Son dos perfiles diferentes, el uno de líder visionario, el otro de ejecutor eficiente. Esto debería saberlo Rosell, pues al fin y al cabo él fue el ejecutor eficiente a la sombra de Joan Laporta.

¿Por qué Vilanova? El mensaje es si duda continuista. Pero, ¿por qué apostar por el continuismo? De acuerdo que el Barcelona actual es uno de los mejores equipos de la historia, pero los ciclos no duran eternamente y no hay recambio de garantías para el cerebro de este equipo, Xavi Hernández, que ya ha cumplido los 32.

Muchos defienden lo de “squadra che vince non si cambia”. Y es verdad que la elegida es sin duda la opción populista. Lo fácil. Pero da la sensación de que Sandro Rosell ha perdido la oportunidad de reivindicarse como un líder, apostando por una evolución del modelo.

Eso es precisamente lo que se hizo en el Barça cuando se echó a Rijkaard para poner a un tipo cuya primera decisión fue echar a Deco y Ronaldinho. Aquel tipo se llamaba Pep Guardiola y el visionario que apostó por él es el antiguo jefe de Sandro Rosell.

1 comentario:

  1. bueno ser presidente de un club tan grande como el Barcelona no es para nada fácil y si la partida de Pep Guardiola fue muy grande pero hasta el momento no se ha sentido mucho porque dejó un equipo totalmente conformado

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