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miércoles, 5 de enero de 2011

Castilla y sus andrajos (I)

Por Sopenilla
Reconozco que soy más de Manuel que de Antonio, pero es difícil no interpretar la obra de este último como el anuncio profético de una realidad tan desoladora como contundente. La vieja Castilla resiste a duras penas los achaques de la edad. En el conjunto peninsular, lo que otrora fuese el epicentro del Imperio de los Austrias, hoy no es más que un núcleo aislado carente de peso. No es una pura cuestión de ley de vida. El ánimo imperturbable de sus gentes ha terminado haciendo de esta tierra un páramo adusto donde, por miedo a la incertidumbre, resulta quimérico que brote un vergel.

Dominique Moïsi apelaba hace poco a la geopolítica de las emociones para redefinir el orden mundial vigente en nuestros días. Como parte de la realidad socioeconómica que nos oprime, el fútbol parece no escapar a esa dinámica, capaz de explicar las relaciones internacionales en función de la idiosincrasia de cada continente. Basta una ojeada a pequeña escala para comprobarlo. Por vez primera tras cinco años, las nueve provincias que acordaron denominarse bajo el topónimo de Castilla y León se han quedado sin representación en la máxima categoría. A priori, esta ausencia sería sinónimo de crisis deportiva. Sin embargo, un vistazo a los principales clubes de la comunidad permite entrever los mismos defectos estructurales que pesan sobre la región.

De entrada, la despoblación que, lejos de ser un problema coyuntural, va camino de convertirse en un mal endémico. Resulta curioso que una orografía sin más accidentes que una meseta prácticamente llana, concentre casi la totalidad de sus habitantes en torno a las capitales de provincia. Contrariamente a lo que afirman los eslóganes turísticos, no hay vida al margen de las ciudades. Bueno, quizá habría que decir que no hay señales de vida. Por tanto, no es que el talento humano emigre, como en Asturias; es que el componente humano, sea o no talentoso, escasea.

¿Fútbol? No, gracias

Por si fuera poco, los clubes de fútbol tienen que competir con el colegio a la hora de modelar futuras estrellas. Cuando no contra el Milan, cuyo caladero en los alrededores de la patria de Teresa de Jesús continúa siendo, a día de hoy, motivo de recelo y asombro. En Canarias o Andalucía, donde la climatología invita al ocio, la posibilidad de debutar en Primera se contempla como un horizonte profesional por el que merece la pena dejarlo todo. En Castilla, a juzgar por los resultados del último informe PISA –que sitúan a la región ampliamente por encima de la media nacional–, el estudio no se adivina como una ocupación tan enojosa. En la duda queda saber quién o qué marca en cada caso las expectativas de los estudiantes.

Pero, al lado de estas dificultades, lo que resulta verdaderamente dañino para el fútbol castellanoleonés es la falta de emprendedores de que adolece la comunidad. Una conclusión lógica a la vista de algunas encuestas. Entre los futuros licenciados suscita mayor interés la idea de engrosar la lista de funcionarios que el hecho de forrarse a cuenta de su propio negocio. Ante lo que depare el futuro, la seguridad de un contrato vitalicio. Nada de riesgos, y mucho menos si se trata de dinero que, pase lo que pase, no debe salir de las vigas. Así que toca olvidarse que, de alguna esquina, pueda surgir una versión de Fernando Roig. En medio de un panorama en el que predominan los inversores foráneos, figuras como la Francisco Rubio constituyen una excepción.

Tampoco el ente audiovisual que depende del gobierno autonómico contribuye a suplir esta falta de capital. Los rectores de la cadena –de financiación pública, pero de titularidad privada–, encuentran más rentable ajustar el presupuesto hacia la adquisición de los derechos de la Liga de Campeones, que pugnar por retransmitir alguno de los múltiples enfrentamientos interprovinciales que depara esta temporada la Liga Adelante.

En consecuencia, y por más que las subvenciones sigan repartiéndose desde la Junta, no cabe oponer ninguna resistencia a aquellos equipos que, como el Getafe, y en aras del fútbol moderno, han dejado de convertirse en meros advenedizos. Nunca serán históricos, pero su permanencia continuada en la elite empieza a hacerles poco menos que habituales. Todo lo contrario a lo que ocurre entre los principales representativos de Castilla y León. El reciente caso de la Cultural Leonesa, cuyo futuro está en manos de los tribunales, puede sentar un peligroso precedente para todos ellos.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Madrid y Milán, las peores apuestas de bwin en Champions

Por Sebastián Dulbeca
Prueba de agudeza visual: si el escudo está en su sitio -a la altura del corazón, dispuesto para ser besuqueado- compitiendo en tamaño con la pirámide de Adidas, flanqueados por la bandera-pin de España que tanto gusta en Europa a Del Nido y por el muy de la Iniciativa Dharma sello de homenaje del Bernabéu, ¿que falta en la camiseta grisoscurocasinegro con la que Cristiano, Kaka & Cía. se acaban de desvirgar en Champions? Cierto: la publicidad, pequeño detalle.

Resulta que en Zurich, en el partido más esperado de la recién iniciada campaña europea, la puesta de largo del futbolín deluxe de Floren en su camino hacia la Finalísima en su propio estadio, el patrocinador oficial del club ha sido sorprendentemente eliminado de la pechera con la misma pericia que hubiera demostrado Stalin con el Photoshop. Un asunto que desde el propio club se despachaba con cierta resignación antes del encuentro: "Las autoridades suizas sólo permiten exhibir publicidad de apuestas cuando las realizan determinadas empresas públicas. En consecuencia y dado que Suiza no está sujeto al marco jurídico de la Unión Europea, el Real Madrid y bwin, han optado por no mostrar la marca bwin.com en las camisetas de juego durante el partido de esta noche".

Suiza, el país que ha hecho fortuna con la evasión de capitales y el paraíso en el que tiene su sede la propia UEFA, en contra de las timbas y el ruleteo on line. Curiosa lección de ética.

No queda ahí el drama para bwin: el Milan (Grupo C, como el Real), al que también esponsoriza, pasará por el zuriqués Letzigrund el 12 de diciembre... con sus magliette rojinegras convenientemente retocadas. O lo que es lo mismo: bwin será invisible -no aparecerá, pero se supone que pagará- en dos de los seis partidos de la fase de grupos de la Liga de Campeones. Un negocio tan redondo como un balón pinchado.

En semejantes circunstancias, cabría preguntarse qué sería de la secular neutralidad suiza en caso de recibir como local al vecino Casino Salzburgo, clásico de la máxima competición continental de fútbol por equipos.



Incluso se podría especular acerca de lo que supone para un jugador musulmán lucir la herética publicidad de una casa de juego. Ya el sevillista Kanouté dio alguna pista al respecto al disputar 45 minutos de la Supercopa de Europa de 2006 con un cinta adhesiva en mitad de su zamarra.

Pero en ciertas ocasiones, mejor no apostar.

jueves, 4 de junio de 2009

Valentín Ceaucescu y la dictadura del Steaua

Por Miguel Bujalance
El Steaua de Bucarest llevaba un lustro desafiando al fútbol occidental. Había vencido contra pronóstico al Barça en la final continental (1986), lo que le convirtió en el primer equipo del bloque comunista en ganar la Copa de Europa. Intentó repetir tres años después, pero fue barrido por el Milán de Sacchi. Nada sería igual.

A primeros de enero de 1990, el ministro de deportes rumano, Mircea Anghelescu, prometió que los mejores jugadores del país, entre los que se encontraban los luego españoles Hagi y Lacatus, podrían jugar en el extranjero. La presión era muy grande. L'Equipe había desvelado el drama del fútbol rumano con una serie de artículos. El país asistía al fin de una era. Una semana antes, Nicolae y Elena Ceaucescu eran ejecutados tras ejercer un control absoluto sobre Rumanía durante décadas.
Valentín era un hombre extraño. Estudió Física en Reino Unido con una beca gubernamental que sólo tuvo una convocatoria. Las malas lenguas de Bucarest decían que era adoptado. Cometió el error de casarse con Irina Borila, historiadora de arte de origen judío e hija de un ministro. Elena Ceaucescu odiaba tanto a su nuera que mandó destruir la facultad donde había estudiado.

Este infeliz, atado a una jaula de oro y a unos conflictos familiares a lo Falcon Crest con hoz y martillo, tenía una obsesión: el fútbol. Valentín se hacía llamar presidente de honor del Steaua. En el año de mayor gloria del fútbol rumano, 1986, el Dínamo osó hacer sombra al Steaua y peligraba el campeonato. Según declaró Mircea Lucescu, entrenador del Dínamo y seleccionador nacional, Valentín le obligó a retirarse del banquillo de su club. "Si te resistes, mañana desencadenaré una campaña de prensa contra ti". Por supuesto, aquella temporada el Steaua ganó la liga.

Durante años, su equipo estuvo imbatido en el campeonato rumano. Este presidente entraba en los vestuarios, prohibía salir a determinados jugadores a competir al extranjero y manipulaba resultados. Años después se supo que los contrarios salían relajados para no cabrear al Hijísimo.

L'Equipe también desvelaría el fraude de la última final de Copa ceaucescuniana. El Dinamo de Bucarest (equipo de la Securitate, la polícia secreta local) empataba a uno con el Steaua, cuando el vigente subcampeón de Europa marcó en fuera de juego a tres minutos del final. El árbitro anuló el tanto. Valentín Ceaucescu ordenó inmediatamente que su equipo se retirara.

Obviamente el Dinamo recogió la Copa por incomparecencia de su rival. Al día siguiente, la Federación Rumana proclamaba al Steaua campeón por 2 a 1.

FNF no ha averiguado qué pasó con el árbitro. Esperamos que no acabara en el Danubio.