martes, 22 de septiembre de 2009

City-ManU, 3 piernas rotas y un hueso de pollo



Por Rocheteau
No trago al Manchester United. Será por ese aire de superioridad de bibliotecario raspa de Ferguson, por esa atroz camiseta de rugby a 13 o quizás sólo porque en el fútbol, como en los bares, siempre hay uno que te cae muy mal en cuanto echas el primer vistazo a la barra. Por la caspa en la chaqueta, los carrillos colorados o su puta manía de mascar chicle con la boca abierta. En el caso de Ferguson, por las tres cosas.

El ManU volvió a hacer de ManU el domingo. Jugando con los titulares contra un City sin Adebayor, consiguió que el árbitro anunciase 4 minutos de descuento (y diese 6) en un segundo tiempo sin expulsiones ni pérdidas de tiempo, ganó con un gol que la gente atribuye a Michael Owen pero que fue del pase de Ryan Giggs (lo único, junto con alguna camiseta collector de George Best, que merecería la pena salvar de un incendio en Old Trafford),

Todo el mundo se ha escandalizado con el supuesto "directo a la mandíbula" que el único jugador del mundo a la vez sin cuello ni cerebro (Craig Bellamy) habría lanzado a un seguidor del United que saltó al campo. Sinceramente, a mí me parece más bien un cachete (ver vídeo). El caso es que sin entrar en si lo de Bellamy fue un uppercut o una caricia (como el aborto, las treguas de ETA o la foto de Coppi e Bartali, todo es cuestión de opiniones), estamos exagerando.

No sólo porque cuando el galés se enfada de verdad prefiere cascarle a la gente con palos de golf (que le pregunten al noruego Riise, que se llevó en las piernas un hierro 5 del amigo Bellamy sólo por no afinar en un karaoke), sino porque lo de ayer no fue nada comparado con los buenos derbys de Manchester.

Policías en el vestuario

Marzo de 1974. Mike Doyle y Lou Macari, ambos del Manchester City, son expulsados. El testarudo Macari, de origen italiano, y Doyle, un clásico de los celestes que jugó 13 temporadas con los de "Superbia in Proelio", decidieron que no dejaban el campo. Y allí se quedaron. Los árbitros enviaron a los vestuarios a los otros 22 hasta que Macari y Doyle cedieron. Entonces, colocaron a dos policías en la puerta del vestuario para que no podieran volver a salir.

George Best también tuvo su arrancada chechena en 1970, cuando le rompió la pierna al anónimo Glyn Pardoe. Lo peor no fue eso, sino que los médicos estuvieron a punto de amputársela del estado en que quedó. Pardoe es sólo uno más de los jugadores que entraron futbolistas a un derby de Maine Road, como se le conocía antiguamente, y salieron jubilados. Como Alf Inge Haaland, al que Roy Keane dejó como una mina antipersonal en 2001.

No son los únicos mártires del City. Otro famoso es Colin Bell. En 1975, el capitán del United, Martin Buchanan (carnicero en inglés: butcher), pagó su frustración por una derrota por 4-0 rompiéndole la pierna. Cuentan las crónicas que años después estaba sentado a una mesa de varias personas intentando entablar conversación con un conocido actor, Kevin Kennedy. Mientras Buchanan sacaba su mejor repertorio de chistes, Kennedy, sin decir nada, le pasó un plato con un muslo de pollo partido, con una nota: "La pierna de Colin Bell".

Y ya llegamos al momento cumbre de la inquina rojo-celeste. 27 de abril de 1974. Denis Law, escocés y antigua estrella del ManU, juega sus últimos años de carrera con el City. Los diablos rojos pueden caer a la segunda división en caso de derrota. Su defensa parece una colección de postes telegráficos. Lee cruza un pase entre cuatro piernas y encuentra a Law, cuyo instinto gira sutilmente y bate a Alex Stepney de un humillante taconazo. Law elude festejar el gol, rodeado del júbilo de sus compañeros.

Lo peor llegó al final del partido. Mirad el vídeo en el que se le ve caminar, cabizbajo y apenado, hacia los vestuarios, mientras miles de fans invaden el campo festejando el descenso a los infiernos del odiado vecino. Denis Law salió con sus dos piernas intactas. Pero él tampoco volvió a vestir la camiseta del City.

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