Dice un miembro de esta casa que uno juega al fútbol como es. Es decir, que si actúas como mastuerzo, juegas como un mastuerzo; si eres solidario, no ahorras una carrera por el equipo; si eres un puto egoista, que tus compañeros no esperen sacrificios por tu parte.
Este axioma parece inventado para definir a tipos como Manuel Cobo, uno de esos personajes grises que, de vez en cuando, alcanzan su minuto de gloria, aunque sea a base de remover la mandanga.
Una fuente bien, muy bien informada, sabe de las gestas futbolísticas de Cobo. Riete tú de Vinnie Jones. Lleva varias piernas rotas. Y eso que juega «con colegas». Su mentalidad marrullera en la política no es sino una proyección de sus maneras en el campo. Se pasa el partido protestando, amedrentando al árbitro, insultando a los rivales, siempre encarándose con la estrella del equipo contrario.
La fuente lo define como «un chungo» y no creo que exista mejor calificativo. Aguirre, que no frecuenta los campos de fútbol y sí los de golf, no sabe con quién se está jugando los cuartos. Y eso que, de tanto fumar, ya no puede ni con las botas. El médico le dijo hace poco que, o lo uno, o lo otro. Cualquier día al chungo le da un buen chungo.
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