domingo, 22 de noviembre de 2009
Un futbolista en campo contrario
Por Sebastián Dulbeca
"Tenía algunas ofertas y estuve cerca de fichar por el Villarreal, pero al final quise cumplir uno de mis sueños: volver a mi tierra, adquirir una parcela y dedicarme al olivar". Justo cuando algunos deportistas de élite sucumben al horror vacui encauzó su vida Manuel Padilla (Marmolejo, Jaén, 1954). Con 33 años y un menisco convaleciente, el central decidió que ya era hora de tornar a Ítaca. Ni siquiera la llegada de la televisión a Segunda y la insinuación de un mejor jornal le hicieron replantearse la jubilación deportiva. Tras permanecer tres temporadas en el Cádiz de Mágico González (1983-86) y otras seis y media antes en el Español pre Leverkusen, el único amarillo que de verdad le interesaba era el del oro líquido.
En la explotación familiar, entre estacas e hileras de algodón, auxiliado por sus dos hijos, también peloteros, y asumiendo discretas posiciones en su localidad natal, se ha empleado desde entonces. No le va mal, y secretamente admitirá que se encuentra más cómodo en ese mundo rural encapsulado por Pavese en La Luna y las hogueras que en la alta competición, la que le permitió girar por América o Asia y salir bien librado del virtuosismo de Schuster (aún conserva su Meyba con el número 8, intercambiada en un derbi) o de aquel Maradona que incluso le felicitó en el campo. “Es el mejor marcaje que me han hecho en España”, reconoció el Pelusa.
Curiosamente, uno y otro han estado a punto de coincidir de nuevo. Si el pasado sábado D10S hacía como que entrenaba a Argentina en el Calderón, ayer era el jiennense y ex compañero de Del Bosque en el Córdoba quien viajaba a Madrid para sumarse a una manifestación por la dramática situación que vive el agro español. Medio millón de personas secundó la tractorada organizada –por primera vez con quórum- por las asociaciones agrarias Asaja, COAG y UPA bajo el lema El campo se arruina, movilízate.
Padilla, que de profesional destacó por su aptitud táctica y sus condiciones para ir al cruce con limpieza, se subió a un autobús a las seis de la mañana y recorrió 330 kilómetros como si se tratase de la concentración de su equipo, consciente de que el partido no basta con disputarlo; tratándose de un sector, el agrario, que representa al 5% de la población activa, hay que ganarlo por goleada.
El balón está ahora en el área del Gobierno. Y los pequeños productores y los ganaderos no se van a dejar marcar por Zapatero tan fácilmente como Casillas en aquel penalti de Las Rozas.
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Bravo por la historia señor Dulbeca. Ahora tratarán de juntarlos cualquier día de estos y dirán "exclusiva Marca".
ResponderEliminargracias Sr. Dulbeca por recordarnos que todavía quedan héroes que han sabido amalgamarse con los simples mortales con gran dignidad, recordándonos que lo normal es eso, y no los escándalos que tanto perjudican el deporte a los que nos tienen acostumbrados esos dioseS. Un ejemplo para todos.
ResponderEliminarGran historia. Humilde, pequeña, humana. De las que gusta leer
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