¿Frank Rijkaard o Juande Ramos? No, amigos, no hemos retrocedido al reciente pasado de los dos grandes de nuestra galáctica Liga. Es el dilema en el que debate la comunidad futbolística en Israel. Aunque parezca surrealista (más se lo pareció a los interesados cuando recibieron la llamada), el presidente de la Federación, Avi Luson , intenta sin denuedo fichar a uno de los dos como nuevo seleccionador.
El holandés ya le ha dicho- con esa educación y el toque reggae-zen que solo él sabe exhibir- que no tienen suficiente dinero para satisfacer sus exigencias.
De ahí que las esperanzas de Luson se centren en el producto español. Ramos habría dicho: "Aún no he recibido ninguna oferta formal al respecto, pero evidentemente es una propuesta que me gustaría estudiar".
Otra razón es que Ramos habla desde el paro y Rikjaard desde el mullido (económicamente) banquillo del Galatasaray.
Mientras espera a su nuevo mister, Luson debe afrontar la tormenta en torno al actual seleccionador, Dror Kashtan, en el epicentro de una monumental polémica. Ayer se reveló que la Hacienda israelí le investiga por un supuesto delito: introducir en el pais, numerosas bebidas alcohólicas y puros de lujo sin declararlo en el aeropuerto de Ben Gurion. La selección israelí no se ha clasificado para el Mundial, pero titulares en su prensa deportiva no le faltan. Con o sin vodka, Kashtan ya anunció hace semanas que no seguirá en el cargo.
Aunque tengo mucho cariño a Juande- con el que hablé en su última visita a Tel Aviv en su debut con el Tottenham-, hay más curiosidad por ver cómo la chamánica y desesperante tranquilidad del holandés Rijkaard se acoplaría al ímpetu y agresividad de los israelíes. Yo digo que, si viene, se traiga a Ronaldinho, porque la noche de Tel Aviv no tiene nada que envidiar a la de Barcelona o Milan. Luson, ¡aprieta!.
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De ahí que las esperanzas de Luson se centren en el producto español. Ramos habría dicho: "Aún no he recibido ninguna oferta formal al respecto, pero evidentemente es una propuesta que me gustaría estudiar".
Otra razón es que Ramos habla desde el paro y Rikjaard desde el mullido (económicamente) banquillo del Galatasaray.
Mientras espera a su nuevo mister, Luson debe afrontar la tormenta en torno al actual seleccionador, Dror Kashtan, en el epicentro de una monumental polémica. Ayer se reveló que la Hacienda israelí le investiga por un supuesto delito: introducir en el pais, numerosas bebidas alcohólicas y puros de lujo sin declararlo en el aeropuerto de Ben Gurion. La selección israelí no se ha clasificado para el Mundial, pero titulares en su prensa deportiva no le faltan. Con o sin vodka, Kashtan ya anunció hace semanas que no seguirá en el cargo.
Aunque tengo mucho cariño a Juande- con el que hablé en su última visita a Tel Aviv en su debut con el Tottenham-, hay más curiosidad por ver cómo la chamánica y desesperante tranquilidad del holandés Rijkaard se acoplaría al ímpetu y agresividad de los israelíes. Yo digo que, si viene, se traiga a Ronaldinho, porque la noche de Tel Aviv no tiene nada que envidiar a la de Barcelona o Milan. Luson, ¡aprieta!.
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