Por Johan Einstein
Avram Grant era un tipo con suerte. Tras una excelente trayectoria en Israel y unas primeras aproximaciones en el fútbol británico, se encontró con Roman Abramovich, que le convirtió en un famoso entrenador. Gracias a su poder de convicción y su filosofia del fútbol, Grant convenció al mecenas. En pocas semanas, le nombró manager y, tras la marcha de Mourinho, máximo responsable del poderoso Chelsea. Hasta aquí, la suerte.
Las desgracias empezaron poco después. Un torrente de criticas demoledoras y sobre todo un patético penalty de John Terry le dejaron sin la Champions. Una noche trágica para los pijos del Chelsea y para el ex seleccionador de Israel. Fue despedido por su amigo Roman y ahora intenta sin éxito rescatar al Portsmouth.
Tanta presión le debe de pesar al buen hombre, que hace un mes decidió visitar un burdel en Southampton (tal y como ha reveló The Sun, al que un tribunal ha dado vía libre para publicar la historia). Y, haciendo honor a suf ama de amante de la disciplina, el hombre se fue al lugar de luces rojas vestido con el uniforme del equipo. Un hombre de club en toda su extensión. Mientras recibía el pertinente servicio, el chófer del club esperaba en la calle. Una buena táctica para pasar inadvertido.
Avram y Tiger, mismo combate
Grant no niega su visita, pero asegura que no era un puticlub sino "un centro de masajes". De lo que no hay duda es que fue a relajarse. Así también lo piensa su mujer, Tsofit, que le ha echado un gigantesco cable. La periodista-actriz israelí, conocida por sus provocaciones y desenfrenos, ha sido rotunda en Tel Aviv: "A mi marido le encantan los masajes tailandeses. Yo sólo le he dicho que vaya más si es lo que le gusta y ayuda. Le presiono para que vaya dos veces al dia. Es un hombre que trabaja mucho y merece un masaje".
Y añade: "Avram es un grandísimo entrenador y quien no quiere verlo está ciego o es imbécil". Eso se llama una mujer entregada. Seguro que a Tiger Woods le gustaría que su pobre esposa tuviera la mitad de la compresión de Tsofit.
La suerte para Grant es que su ex capitán del Chelsea acapare todos los titulares por su aventura sexual. La admirada Tsofit concluye: "Los masajes de mi marido no han afectado nuestro matrimonio, que dura 16 años. No tiene nada que ver con la historia de Terry".
La directiva investiga, el Portsmouth sigue último y el fin de semana le cayeron cinco con tres goles en propia meta, Avram se plantea denunciar al diario sensacionalista y su mujer sigue su cruzada. Su objetivo ahora, dice, es viajar a Inglaterra e ir con su marido a los famosos masajes. Con el uniforme del equipo, por supuesto.
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lunes, 8 de febrero de 2010
En un burdel, pero con el chándal del Chelsea
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