Por Miguel Bujalance
La temporada pasada, se especuló con que Jermaine Pennant podría acabar en el Santiago Bernabéu. Eran meses maravillosos, en los que hasta yo podría haber fichado por el Madrid de Calderón...
Al final, Pennant, defensa-centrocampista indefinido del Liverpool, que jugó cedido la temporada pasada en el Porstmouth, ha fichado por el Real Zaragoza. Es el primer jugador inglés que va a jugar en el club aragonés y las dudas sobre su rendimiento deportivo son grandes, dada la tradicional facilidad de los jugadores de la pérfida Albión para estrellarse en la Liga... y la de Pennant en particular para salir escaldado de todos los clubs que pisa.
Nacido en el seno de una familia de origen jamaicano en una humilde barriada de Nottingham, Jermaine hizo todo lo posible para no ser jugador de fútbol. Su indisciplina chocó con sus condiciones naturales, si bien no impidió que se convirtiera en el jugador más joven que debutó con la camiseta del Arsenal hasta la llegada de Cesc. Su estilo, anárquico y desenfadado, le valió el apodo de Penninho.
No cuajó dentro del código deontológico de Wenger, ya que tenía la sana costumbre de llegar tarde a los entrenamientos y tuvo que hacer las maletas. En 2004 fue traspasado al Birmingham, donde tuvo un incidente con la policía cuando le pillaron borracho como una cuba conduciendo su Mercedes. Tras el descenso del equipo, fichó por el Liverpool. Hizo una temporada digna, aunque algo irregular, que le valió el respeto de Anfield. En esa época fueron famosos sus cabreos con Steve McClaren por no convocarle para jugar con Inglaterra -tan sólo ha jugado con la selección sub 21- y puede presumir de haber sido el mejor jugador de la final de la Champions que los reds disputaron con el Milán en 2007.
Sin duda, el lío más divertido en el que se ha metido el bueno de Pennant se produjo unos días antes del partido de Champions que enfrentó al Liverpool con el Barcelona en 2007, cuando la tela de araña de Benítez asfixió el talento blaugrana. La policía tuvo que intervenir cuando las cervezas y los puñetazos volaban en un karaoke del Algarve portugués durante una concentración.
La bronca empezó cuando Bellamy se empeñó en cantar Angels de Robbie Williams con Riise y éste se negó. Para que luego digan que los noruegos no tienen sensibilidad. Ciertamente, Pennant dijo: "Ésta es la mía". Y se armó parda. Luego llegó la policía y todo se calmó, aunque como el agua de fuego tarda en evaporarse, ya en el hotel, Bellamy -con el corazón partío- empezó a atizar a Riise con un palo de golf.
Según informó el inefable Mirror, Bellamy, Dudek y Pennant fueron los jugadores más castigados por el club cuando trascendió el escándalo. Por supuesto, los reds eliminaron al Barca. Ahora nadie duda de que Bellamy mereció pena mayor. Dicen que la música amansa a las fieras, pero lo de Robbie Williams o no es música o actúa como exfoliante de adrenalina. Yo creo que Pennant es más de los Jackson Five.
El angelito de la banda derecha ya está en Zaragoza. Si jugará bien, no lo sé, pero seguro que escucha buena música. Quizás se arranque con una jota a lo Fernando Esteso si el equipo hace una buena campaña.
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lunes, 27 de julio de 2009
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