Por Nick Panzeri
Cuando la noche caía sobre Milán, Guardiola volvió a hacerlo. "Nos enfrentamos quizás al mejor entrenador del mundo", dijo para definir a Mourinho en la rueda de prensa previa a las semifinales de Champions. El ideólogo del mejor fútbol de la historia, inclinándose ante el referente del mal gusto, de los malos modos, del resultadismo más rancio.
Sólo tres días antes, el técnico culé elevaba a los altares de la táctica a Pochettino, que apenas hace sus prácticas como técnico en el Espanyol, y se entregaba a su habitual sesión de cremita con su gran rival en Barcelona, al que calificaba de "equipo de gran entidad con un campo maravilloso".
Antes, todos y cada uno de los entrenadores rivales del Barcelona, al margen de estilos o clasificaciones -incluído Pellegrini, cuyo trabajo "es escandalosamente bueno"- fueron pasando por la sala de masajes del de Sant Pedor, al que por supuesto devolvían los elogios personalmente en el besamanos previo a cada partido.
Pero la fórmula parece agotada por repetitiva y por previsible. La credibilidad del discurso felador de Guardiola ha expirado y sólo sus jugadores parecen seguir creyendo la técnica motivadora de su entrenador. Suficiente, dirán; el Barça lo sigue ganando todo. Cierto, pero el hastío que invadió a gran parte de esa misma plantilla en la decadencia de la era Rijkaard puede asomar en cualquier momento si no renueva el discurso.
Hasta entonces, los técnicos que todavía se enfrenten al Barcelona esperarán su correspondiente ración de halagos. Incluso Clemente, que quizás se juegue la salvación contra el Barcelona en la última jornada de Liga, esperará que Guardiola proclame su universalidad para convencer a su presidente de su renovación. El problema es que para entonces ya nadie se tomará en serio estas ruedas de prensa.
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martes, 20 de abril de 2010
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Qe tontito qe eres hijo mio! Si no te gustan sus discursos no los escuches imbecil.
ResponderEliminarNo te falta razón, sin embargo, en este mundo de lo políticamente correcto y en el que las preguntas de los periodistas siempre son las mismas, es bastante común la repetición en las respuestas.
ResponderEliminarLa culpa no creo que sea de Guardiola, más bien es la alta expectación que se pone a la hora de esperar grandes titulares.
En su lugar, ¿tú qué dirías? ¿Que Pellegrini es un pelele sin espíritu, que Pochettino vive de las rentas de una carrera exitosa (?) en el club espanyolista, que Mourinho sólo sabe defender aún teniendo grandísimos atacantes?
Si dijera eso, creo, serías el primero en criticarlo (y yo, desde luego). La arrogancia no está bien vista.
Y de Clemente dirá que es uno de los mejores entrenadores que ha tenido y que de él ha aprendido muchísimo. Está claro. No hace falta preguntarle a Guardiola.
Por cierto, y sin ánimo de ofender, el pueblo de Guardiola no es Sant Pedor, es Santpedor. Todo junto. Como España.
Óle, Teddy. En el fondo se trata de la envidia de los que no ven bien el Barça, que ven como un gran entrenador, Guardiola, cuida las formas, además del fondo.
ResponderEliminarTu deberias entrenar al Barcelona, listillo!!!
ResponderEliminarCuánta envidia hay por Madrid!!! Mejor el discurso de Pellegrini, que asegura que si no ganan la liga será por la derrota injusta (contra 10 jugadores más de media hora) de la primera vuelta en el Camp Nou...
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