miércoles, 29 de julio de 2009

¿Quién dijo que la Supercopa era un coñazo?

Por Halftown
El pasado sábado se disputó la final del Trofeo de Campeones, la Supercopa francesa, entre el campeón de liga, el Girondins de Burdeos, y el campeón de copa, el En Avant Guingamp de la Ligue 2. El partido acabó 2-0 para el equipo que baila al son de Gourcuff, el mayor talento salido del país galo en los últimos diez años. Nada sería merecedor de un artículo en FNF si no fuese porque el partido se jugó en el estadio olímpico de la francófona Montreal ante treinta y cuatro mil canadienses ávidos de… ¿soccer?

La frikada no se queda ahí, ni mucho menos. Para empezar, porque el partido se jugó a las tres de la tarde hora de París. Y para seguir, porque el estadio de Montreal es de hierba artificial, con lo que la cosa parecía más un partido del grupo catalán de tercera que un trofeo oficial francés. Por no decir nada de lo rápido que va el balón en ese tipo de superficie... que se lo pregunten a Trévisan, el portero bretón, que se come el bote en el segundo gol girondino.

No es desde luego la primera experiencia de este tipo. Independientemente de las pachangas veraniegas que se montan los grandes clubes europeos por Asia o América, todos recordamos cuando huíamos de clase a media mañana para ver la final de la Copa Intercontinental en Tokio, cuyo MVP se llevaba un Toyota a casa. O ese Mundial en Corea con estadios llenos de aficionados a los que el fútbol ni les iba ni les venía, mientras la Hyundai hacía el agosto en pleno mes de junio.

Más en Montreal que en París

Aunque los italianos jugarán su Supercoppa 2009 en Pekín, lo que me alucina es que sea el mediocre campeonato francés el primero en exportar una competición nacional. Quizás tiene su lógica si tenemos en cuenta que ese mismo partido, de haberse jugado en el Stade de France, difícilmente habría convocado a muchos aficionados bordeleses. De hecho, la fría estadística dice que se logró batir el récord de espectadores en una final de supercopa francesa. Me gustaría saber, en cambio, cuántos lo vieron por televisión en la patrie.

Puesta aparte esta experiencia puntual, parece improbable que el fútbol francés pueda repetir este formato en otro sitio. En el resto de su antiguo imperio colonial, o bien no hay pasta en forma de operadores de televisión, o bien los aficionados acudirían en masa a silbar la Marsellesa.

Ahora que lo pienso, molaría ponerle un poco de picante a un plato tan soso como la Supercopa. El rollo de los antiguos territorios ocupados, sin ir más lejos, tiene su morbo. Esa final de la Supercopa española 2009 entre el Barça y el Athletic ante veinte mil enfervorecidos filipinos. Esa Supercup alemana en Volvogrado. Esa Charity Shield Chelsea-ManU en Gibraltar. El delirio colectivo. Todo por la pasta. The show must go on. No me digan que no se les ponen los pelos de punta.

lunes, 27 de julio de 2009

Las mil penas de Pennant

Por Miguel Bujalance
La temporada pasada, se especuló con que Jermaine Pennant podría acabar en el Santiago Bernabéu. Eran meses maravillosos, en los que hasta yo podría haber fichado por el Madrid de Calderón...

Al final, Pennant, defensa-centrocampista indefinido del Liverpool, que jugó cedido la temporada pasada en el Porstmouth, ha fichado por el Real Zaragoza. Es el primer jugador inglés que va a jugar en el club aragonés y las dudas sobre su rendimiento deportivo son grandes, dada la tradicional facilidad de los jugadores de la pérfida Albión para estrellarse en la Liga... y la de Pennant en particular para salir escaldado de todos los clubs que pisa.

Nacido en el seno de una familia de origen jamaicano en una humilde barriada de Nottingham, Jermaine hizo todo lo posible para no ser jugador de fútbol. Su indisciplina chocó con sus condiciones naturales, si bien no impidió que se convirtiera en el jugador más joven que debutó con la camiseta del Arsenal hasta la llegada de Cesc. Su estilo, anárquico y desenfadado, le valió el apodo de Penninho.

No cuajó dentro del código deontológico de Wenger, ya que tenía la sana costumbre de llegar tarde a los entrenamientos y tuvo que hacer las maletas. En 2004 fue traspasado al Birmingham, donde tuvo un incidente con la policía cuando le pillaron borracho como una cuba conduciendo su Mercedes. Tras el descenso del equipo, fichó por el Liverpool. Hizo una temporada digna, aunque algo irregular, que le valió el respeto de Anfield. En esa época fueron famosos sus cabreos con Steve McClaren por no convocarle para jugar con Inglaterra -tan sólo ha jugado con la selección sub 21- y puede presumir de haber sido el mejor jugador de la final de la Champions que los reds disputaron con el Milán en 2007.


Sin duda, el lío más divertido en el que se ha metido el bueno de Pennant se produjo unos días antes del partido de Champions que enfrentó al Liverpool con el Barcelona en 2007, cuando la tela de araña de Benítez asfixió el talento blaugrana. La policía tuvo que intervenir cuando las cervezas y los puñetazos volaban en un karaoke del Algarve portugués durante una concentración.

La bronca empezó cuando Bellamy se empeñó en cantar Angels de Robbie Williams con Riise y éste se negó. Para que luego digan que los noruegos no tienen sensibilidad. Ciertamente, Pennant dijo: "Ésta es la mía". Y se armó parda. Luego llegó la policía y todo se calmó, aunque como el agua de fuego tarda en evaporarse, ya en el hotel, Bellamy -con el corazón partío- empezó a atizar a Riise con un palo de golf.

Según informó el inefable Mirror, Bellamy, Dudek y Pennant fueron los jugadores más castigados por el club cuando trascendió el escándalo. Por supuesto, los reds eliminaron al Barca. Ahora nadie duda de que Bellamy mereció pena mayor. Dicen que la música amansa a las fieras, pero lo de Robbie Williams o no es música o actúa como exfoliante de adrenalina. Yo creo que Pennant es más de los Jackson Five.

El angelito de la banda derecha ya está en Zaragoza. Si jugará bien, no lo sé, pero seguro que escucha buena música. Quizás se arranque con una jota a lo Fernando Esteso si el equipo hace una buena campaña.

domingo, 19 de julio de 2009

Morir por un penalti

Por Sebastián Dulbeca
Los ojos en blanco de Marc-Vivien Foe y el espaldarazo de Miklos Feher regresan en bucle cada vez que un futbolista se derrumba sobre el césped a solas con su sombra. En un círculo de aire limpio de rivales sucumbieron también Antonio Puerta y el felizmente recuperado para la vida no deportiva Rubén de la Red. Una secuencia de tragedia insólita en un deporte de contacto que parece letal en acciones casi fuera de foco en los últimos tiempos y que contrasta con el caso de Reginaldo Soares. Murió hoy hace cuatro años en plena tensión competitiva: tras marcar el penalti que dio la victoria a su equipo.

Ningún telediario cumplimentó al brasileño con las imágenes de dolor y rabia que merecieron el camerunés, el húngaro y el español. Reginaldo tenía 34 años, se ganaba la vida como albañil y tenía tiempo y fuerzas para cobrar goles en el Clube de Regatas Batatateira. ¿Era entonces un simple jugador aficionado del semidesconocido estado de Ceará (noroeste de Brasil)? No exactamente. Cuentan las crónicas que sirvieron de exiguo obituario en 2005 que el punta izquierdo había jugado en casi todos los conjuntos de la periferia de su ciudad (Crato), y que en ese momento se empleaba en la potente escuadra de la manzana más populosa.

Pero que Reginaldo no era uno más en el equipo queda probado sobre todo por las circunstancias en las que falleció. El partido del torneo entre barrios contra el Beira-Río, otro club que no figura en los estadillos de la CBF, había terminado 0-0 en el tiempo reglamentario. La adversidad le hizo merecedor del encargo de cerrar con éxito la tanda de lanzamientos desde los 11 metros. Él, que siempre se negaba, asumió el papel de héroe. El devenir de la ronda deparó al final unas condiciones inmejorables. Le tocó afrontar el decisivo disparo con la misma ventaja que aprovecharon el genial Panenka o el Cesc de la Eurocopa: el gol suponía el triunfo.

Nadie sabrá nunca si lo que le atravesó el corazón fue tensión o delirio. Se ha especulado hasta el infinito con la angustia del portero en el momento del penalti (la fotografía de arriba remite a un videomontaje con ese título expuesto en Arco 2002: escondía una espiral de 20 segundos de duración en la que el tiro nunca se ejecutaba), pero no es menos cierto que quien patea merece idéntico tratamiento: respeto y piedad. Reginaldo hizo lo que tenía que hacer: anotar. Acto seguido era engullido por una marea de felicitación... y por una señal desconocida de su propio cuerpo. Se sentó a la sombra de un árbol, pidió una piedra de hielo y se desmayó.

La rápida evacuación en ambulancia no evitó su muerte. Francisca Clementino, la viuda, contó que era un hombre "fuerte y saludable". También que recientemente se quejaba de "una punzada en el pecho" por la que no accedió a visitar al médico. Reginaldo murió por un penalti. Ojalá sea el último en ese punto fatídico.

viernes, 17 de julio de 2009

"En el fútbol está prohibido ser cobarde"



Por Sebastián Dulbeca

Diga lo que diga Butragueño, ese doctorando en Metafísica, dios es del Barça. Y no se trata de un ser superior de los que condesciende para propiciar un triplete. Durante la presente temporada, semejante providencia se ha limitado a manifestarse a favor de Guardiola.

Aunque un momento de traviesa omnisciencia bien pudo permitirse cuando Valdano llamó a Romario futbolista de dibujos animados. Para entonces dios, Yoichi Takahashi, todopoderoso autor manga y culé confeso, ya había puesto a jugar a Oliver & Benji.

Éste es el tributo indisimulado de FNF a quien logró enganchar con un relato de inspiración balompédica incluso a miles de aquéllos que jamás se habían acercado a una pelota.

La historia de amistad entre un centrocampista virguero que ha acabado de blaugrana -al principio vestía de blanco New Team- y un guardameta de estampa retro fue primero cómic. Después Capitán Tsubasa, título original, arrasó en la tele como anime nocillero y premonitorio de Lost: dedo hundido sobre el rewind, acción con dosificador y personajes rápidos de identificar sobre el terreno. Yoichi Takahashi (Tokio, 1960), dibujante con vocación de jugador, es ejemplo de talento, disciplina y versatilidad, cualidades valoradas en ambos oficios.

"Lo que más me atrae del fútbol es que es un deporte que se puede jugar con ideas bastante libres y en el que está prohibido actuar de forma cobarde o innoble. Es un arte hecho con absoluta libertad. En ese sentido, se parece a dibujar. No me gusta, en cambio, que ganar o perder dependa a veces de la calidad de árbitro."

Takahashi y Japón viven a su propio ritmo: el del trabajo. Las declaraciones aquí recogidas -y un autorretrato que no tiene precio- han llegado por correo electrónico en el plazo convenido: tres meses después de enviar el correspondiente cuestionario. Son respuestas que la traducción involuntariamente relaciona con el credo del Nou Camp: "Trabajo en equipo y circulación con pases precisos".

En cinco ocasiones ha visitado el estadio en busca de placer, de confraternización, de inspiración el firmante de otras obras con balón dividido como Hungry Heart y Golden Kid. "Me ha costado mucho plasmar la diferencia de estilos de juego. Sigo los partidos importantes de cualquier liga y también el fútbol femenino y de categorías inferiores". ¿Y hay algo que no le haya interesado abordar en este contexto? "Sí: los temas relacionados con el dinero", ataca estos tiempos de bizness con tacto cruyffista.

Curiosamente, Takahashi tropezó con el fútbol en ausencia del otro dios barcelonista: el del entorno. "Yo era un simple koukou (estudiante de instituto) cuando seguí por televisión el Mundial de Argentina'78. Me aficioné al fútbol al descubrir lo divertido que podía ser". Una competición que aún hoy se evoca como espejo de infamia ayudó a nacer a Capitán Tsubasa. "Perseguir tu sueño es maravilloso", verbaliza Takahashi el milagro.

martes, 14 de julio de 2009

Las mil caras de Ribéry


Por TFM
A Ribéry le hace gracia echarle cubos de agua en la cara a Oliver Kahn o conducir el autobús del Bayern mientras se ha ido a comer el chófer. Con sus celebraciones y sus bromitas de niño de los del final del autobús, se ha ganado una imagen de chico tontito y chistoso. Sin embargo, en los despachos de todos los clubes donde jugó, siempre se acuerdan de él. No por su particular sentido del humor, sino por sus jugarretas de mercenario. No tiene sólo que ver con sus cicatrices, secuelas de un accidente de coche sufrido a los 2 años: Ribéry tiene mucha(s) cara(s).

El 3 de junio 2004, la prensa anunció un fichaje del FC Metz. Un mediocampista de 21 años salido de la segunda B francesa. Esta promesa del futbol tenia un recogido atípico en comparación con el de sus compañeros. Conoció muchos clubes pero nunca llegó a adaptarse o quedarse en uno fijo. Franck Ribéry ficho entonces su primer contrato profesional : “Estoy preparado para darlo todo” decía. En unas pocas semanas se convertió en la revelación de la Ligue 1. Fue elegido jugador del mes de agosto y ya lo comparaban con Robert Pires, ídolo del club. “Es incluso mejor que Pires” profetizó entoncés su presidente Carlo Molinari. Metz llegó a ser primero de la clasificación con una diferencia de hasta 10 puntos... "pero los sueños, sueños son".

Nadie se lo esperaba, pero en enero, Ribéry anunciaba su fichaje relámpago por el Galatasaray. Había pasado solo seis meses en la Lorena (vale, no es el sitio más divertido del mundo). El tiempo necesario para que el club terminase la liga en el puesto 16 y los seguidores le declarasen un odio de por vida. Aquello fue el acto fundador de su fama de mercenario.

Galatasaray no es el mejor club del mundo, ni mucho menos. Pero pagan bien (cuando pagan) y Estambul es un ciudad preciosa (sobre todo, comparada con Metz). Ribéry firma un contrato de tres años. El club amarillo le adora y todo le va bien. Gana hasta una Copa de Turquía. Pero a los seis meses de contrato y después de una pelea con sus dirigentes, Ribéry hace de nuevo las maletas y se marcha para Marsella.

Ahí firma contrato para 4 temporadas. Pero a Francky los contratos le dan alergia. Lo de siempre. Después de un año y sobre todo después del Mundial del 2006, donde fue elegido revelación del torneo, se cansó del Marsella y exprimió públicamente sus ganas de “jugar en el Lyon”. Pape Diouf, presidente del Marsella, y enemigo intimo de Jean-Michel Aulas, presidente de Lyon, le mandó callar. Ribéry renegó de sus declaraciones y se quedó en el Marsella…de momento.

"El Madrid o nada"

A pesar de una lesión al principio de la temporada 2006-2007, Ribéry hizó una gran temporada en el OM. Ya era famoso y el nuevo mejor amigo de Zidane. Pero estaba aburrido porque quería “jugar la Champions”. El Lyon o incluso el Real Madrid ya estaban detrás de él. La temporada terminó con el Olympique en Champions y por fin podría cumplir su sueño. ¿Qué hizó Scarface?

Fichar por el Bayern. Un gran club, por fin. Sí, pero el único que no jugaba la Champions… Ahora Ribery es el único interés de la Bundesliga y la única verdadera joya de los bávaros. Pero el Bayern no es el Metz. Aquí las puertas cierran bien y cuando uno se quiere marchar, le hacen la vida imposible. Beckenbauer, con mentalidad de Kaiser (y a los emperadores no les suelen gustar los mercenarios) mandó a Francky a desmentir sus declaraciones apasionadas a favor del Real Madrid. Mucho Zidane, mucho Florentino, pero los contratos en Alemania se cumplen. Preguntad a Michaël Ballack.

domingo, 12 de julio de 2009

Bonello, cuando 12 goles duelen menos que un anuncio


Por Nunn
El tipo era el menos piernas de un equipo de piernas. El año anterior lo había intentado profesionalmente en un Segunda División alemana, pero se había vuelto a Malta a intentar relanzar su carrera. Era complicado: su selección jugaba la fase de clasificación para la Europa del 84 y en su visita a la isla, Irlanda denunció que el césped era impracticable no por seco, sino porque estaba lleno de cristales. ¿Hacían botellón los malteses donde se supone que su equipo nacional debía defender el honor del fútbol patrio? Puede. En cualquier caso, así era jodido ganar a España. Y poco podía hacer John Bonello, portero de la selección de Malta, el menos piernas de todos ellos..

Aun así, en la ida de aquella fase casi lo consiguen: fueron ganando 2-1, pero terminaron perdiendo 2-3 contra los de Miguel Muñoz. Pasados los meses llegó la vuelta. Malta venía de perder pocos días antes 5-0 con Holanda, el equipo que se jugaba la plaza para la Euro de Francia con España. Los naranjas lo dejaron hecho: España tenía que ganar por 11.

La historia la conocemos todos, porque antes de que la selección ganase cosas de veradd, teníamos el 12 a 1 a Malta. Bueno, hay detalles que se han perdido: que a Gordillo le anularon el gol 13 siendo legal; que Señor, el del ‘gol-de-Señor’, había fallado un penalti en la primera parte; que tras el primer gol de España, los dos equipos casi se lían a puñetazos porque los malteses no querían soltar el balón… Y Holanda, eliminada.

El pobre Bonello ya se vio asediado por los periodistas al llegar a Sevilla antes del partido, porque decían que estaba comprado... por Holanda. El tiempo demostró que no, ni tampoco por España, como muchos sospecharon. La Federación maltesa encargó una investigación y nunca halló nada. También se dijo que tras el partido, se retiró del fútbol y que fue un apestado en el país: tanto no sería, pues siguió con su carrera y hoy es el entrenador de porteros de la Federación.

Si bien la crónica del Malta Today de aquel encuentro decía que era “lo peor en la historia del fútbol maltés” y pedía que el equipo “reconsidere retirarse de las próximas competiciones”, tampoco hay que dejar de lado que entrenaban en un campo en el que hacían botellón. Que un día malo, aquello pudo pasar. Y el recuerdo se enterró, como el libro plagiado de Ana Rosa o Remedios Amaya, toda ella.

Pero entonces llegó el anuncio…

Habían pasado casi 23 años (hablamos de 2006) cuando Amstel, cervecera holandesa (qué ironía), tuvo la feliz idea de contratar a John Bonello para hacer uno de sus anuncios freaks: Amigo Mío Sólo Tú Eres Leyenda, era el acrónimo. Y sí, era leyenda.

Otra cosa es la puta gracia que le hizo a los malteses. Lógico. El anuncio buscaba al amigo perfecto, y ése era Bonello, que aparecía en el salón de su supuesta casa, vestido de portero de la época y con la camiseta de España enmarcada y colgada de la pared. “Nunca un solo hombre nos había unido tanto”, decía la voz en off, antes de pasear a Bonello por la Gran Vía en un descapotable, donde todo el país lo aclamaba y le inauguraban una calle con su nombre. Al final, el portero decía a cámara: “Amstel, la amistad sale de dentro”, en robótico castellano.
Con mala leche

Preguntado sobre el anuncio por un periodista del Malta Today a su regreso a casa, Bonello se pone a la defensiva. “Eres un poco maleducado, ¿no?”, le llega a decir cuando le pregunta cuánto ha cobrado por vender el orgullo patrio. En el artículo, Bonello defiende que el anuncio no pretende reírse del fútbol maltés ni hacer chanza del momento más duro de su historia. “No creo que sea un anuncio sarcástico. Simplemente es un anuncio de cerveza. Que el resultado fue humillante está claro. Es historia. Pero el mensaje es que los españoles estuvieron unidos en aquel partido. Quien piense que hacer ese anuncio es humillante simplemente es un ignorante. Me eligieron como deportista, no por ese partido”, llega a decir Bonello, muy posiblemente sin ruborizarse.

El periodista se va calentando, claro, ante lo que oye. Y Bonello, cada vez más a la defensiva: “Estoy orgulloso de ese anuncio. ¿Sabes que Amstel es propiedad de Heineken? Eso deberías escribir: que un maltés ha sido homenajeado y que se abren muchas oportunidades para mí”, dice. Y el periodista que transcribe las declaraciones del presidente de la Federación maltesa de la época (“está claro que el anuncio va con mala leche”, dice) y las de otro periodista, hermano de uno de los jugadores que estaban en aquel partido: “Si Bonello es amigo de los españoles, desde luego no es mi amigo”.

Y el artículo es duro, de un periodista herido porque cree que Bonello se ha reído de un país que no se quiere, y define a Bonello como el “rey sin corona de los malteses que se autodesprecian”. Uno se puede imaginar al cronista, rojo de ira, aporreando el teclado y yéndose suavecito a casa después de volcarse en el ordenador.

Suponiendo que el Malta Today no debe de tener mucha competencia, da la sensación de que todo dios leyó aquello. Y eso tiene que doler. Más que 12 goles, apostaría.

martes, 7 de julio de 2009

Ben Sahar, el primer periquito soldado

Por Johan Einstein / Desde Jerusalén
Aunque es titular en la selección absoluta y, fichado por el Espanyol, jugará el próximo año en la posiblemente mejor liga del mundo, Ben Sahar es un israelí más. Y, como todo joven del Estado hebreo, debe alistarse al Ejército y cumplir sus años obligatorios de "izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, ¡arrrrr!. Las chicas sólo hacen 20 meses.

Pero cuando el Estado de Israel fue fundado en 1948 y estableció esta norma (“el ejército del pueblo”), fundamental para sobrevivir en el avispero del mundo, nadie pensó que aquello podía entorpecer el stage preparatorio del RCD Espanyol.

La obligación “moral y legal” de este mozetón con su país choca con otra obligación, la de presentarse el 12 de julio en Barcelona para iniciar los entrenamientos bajo la batuta de Pochetino.

“No permitiré que nadie dañe la carrera de mi hijo. Habíamos llegado a un acuerdo con el Ejército y espero que comprendan nuestra situación. Encontraremos la mejor solución para todos”, afirma Batia, la batalladora madre de Ben Sahar, que disfruta estos dias de sus ultimos momentos de vacaciones antes del Español o el Tsáhal (ejércitop israelí).

Mientras el guerrero C. Ronaldo disfruta en una presentación mundial (propia de un hombre poco modesto que tiene el potencial de Figo y la imagen de Beckham), el soldado Ben Sahar debe luchar para poder ir a entrenar y no a la guerra. Pero tampoco se puede quejar ya que, desde que dejó Israel hace 4 años (tenía solo 15) para recalar en el Chelsea de Mourinh,o ha sido mimado por las autoridades deportvias del país.

Colega de Assulin

Una cosa es ser una estrella y otra un estrellado y Ben Sahar intenta no ser aplastado ahora por la burocracia. El buen hombre -o mejor dicho, el buen chico- sabe que si llega con retraso a Barcelona, su adaptación se verá afectada ya que en la zona alta de la ciudad condal les debe de importar un comino si Ben Shaar debe hacer uno o dos años en la mili, si Hezbolá se rearma o si Hamas asoma el colmillo.

En Barcelona, ciudad que admira como todos los israelíes, Ben Sahar tendrá como compinche a la gran promesa del futbol hebreo, el crack del Barca B, Gay Assulin. Éste le podrá contar que el año pasado tuvo problemas burocráticos en Israel que le retrasaron su llegada, provocando el cabreo del entrenador Luis Enrique.

Ben Sahar no se puede quejar porque, gracias a un acuerdo que muchos israelíes mayormente jóvenes criticaron, fue autorizado a hacer una mili de seis semanas en lugar de tres años. Y nada de unidades de combate o guardias en las frías noches de Cisjordania. No, seis semanas dando clases, conferencias sobre la preparacion física, etc... Pues ni eso.

La madre dice que no hay mejor servicio a Israel que meter goles en Europa. El Ejército dice que si el país sobrevive no es por las jugadas de Revivo y Benayoun, sino gracias, por ejemplo, a su fuerza aérea, la número 1 del mundo.

Una solución se aporta desde los diarios: que haga el servicio civil en el consulado honorífico de Israel en Barcelona. Veremos cómo acaba este culebrón militar-futbolístico pero lo que está claro es que ha nacido el primer periquito soldado.

jueves, 2 de julio de 2009

Y Benzema cogió su sombrero

Por TFM
La República Francesa acaba de perder un trozo de su tesoro nacional. Tiene 21 años, le gusta Ronaldo (el de los dientes, no el de la Hilton), el rapero Rohff (rap Hardcore) y jugar a la Playstation (más el FIFA que el ProEvolution). Vive aún en casa de sus padres y era hasta ahora el jugador mejor pagado de toda Francia (6,5 millones anuales).

El episodio de Karim que más ruido ha hecho fue el ya famosísimo “del vestuario”. Benzema tenia entonces 16 años, Paul Le Guen lo acababa de convocar con el primer equipo del Olympique de Lyon y, para cumplir con una tradición en la liga francesa, se subió en una silla y se dirigió a los demás jugadores para presentarse. “Estoy aquí para quitarles el sitio”, dijo el mocoso. Pero lo que no se cuenta nunca es la segunda parte de la historia. Aquí viene: al día siguiente, 15 de septiembre de 2005, entró a jugar en el minuto 79. Seis más tarde, le hizo un sombrero a un rival para luego remtarlo con un pase de gol. Desde entonces lo llamamos “Le Phénomène”, aunque el “El Cirujano” le iría igual de bien por su sangre fría y su espíritu calculador.

Pero Benzema tiene la auto-confianza de los niños privilegiado y entrar ahora en el vestuario del Madrid con ese estatuto de “futuro crack mundial” pegado en los mocos desde los 16 años es una arma de doble filo. En la selección francesa aún no tiene su puesto asegurado y Domenech prescinde de él en su once titular. Hizo una última temporada floja en el Lyon (23 goles frente a los 31 del pasado ejercicio) y al final de este año asoma el Mundial.

Síndrome Anelka

Sin embargo a Benz –como lo llaman los raperos en referencia a un temazo de NTM– también le encanta el póker. Esta temporada le puede salir bien el órdago: pasar al nivel galáctico, revelarse al mundo como el nuevo Ronaldo y ser indispensable en la selección francesa... o terminar cayendo en el 'síndrome Anelka': Huntelaar se queda y marca 30 goles, Benz se pelea con Raúl y Gignac termina quedándose con su hueco para el Mundial.

La decisión de Benz de entrar en la era Galáctica episodio II es la más importante de su carrera. Ahora le toca salirse, dejar ya la Playstation de los cojones y quitarle el sitio a los veteranos del vestuario, Raúl incluido. Pero Benz, ¡Ojo!, aquí los ídolos no se tocan. Te eligen ellos. Esta vez, al menos, ya no tendrás que subirte a la silla.