viernes, 28 de enero de 2011

3 libres y directos: ¿40 kilos por el niño Torres?

Rocheteau
¿35 millones de libras por Fernando Torres? Ésa es la oferta que el Chelsea del rácano de Abrahamovich le ha hecho al Liverpool por Fernando Torres y que los reds han rechazado. O sea, 40 millones de euros por uno de los tres mejores delanteros del mundo (Cristiano, Messi y luego el de las pecas. No, Rooney no, Fernando). Lo que me extraña es que haya suscitado debate.

Si yo fuese el nuevo presi del Liverpool le escribiría una carta con membrete a los del barrio pijo de Londres explicándole que por esa cantidad, como mucho, les haría llegar gustoso un frasquito con un chorro de esperma del de Fuenlabrada, para cruzarlo con alguna inglesa de chándal y tacones (el buen futbolista siempre nace en una familia humilde, a ser posible conflictiva y que le inculca genéticamente el horterismo poligonero).

Con suerte, igual les salía un delantero apañado para que marque los goles que falla la pereza de Anelka. Además, convertido en el Milan británico, el Chelsea necesita un baño de juventud. Que él se pire, ok. ¿Qué va a hacer el Liverpool sin Rafa Benítez? Pero ofrecer por Fernando Torres menos de lo que costó Rio Ferdinand al ManU o, más recientemente, Robinho al Manchester City es una broma sin gracia. Por cierto, un larguirucho sin currículo como Dzeko acaba de costar 32. Un niñato pendenciero como Balotelli, 28.

Torres ofrece velocidad, remate, goles… y si el Liverpool no ha ganado la Premier es sólo porque sus lesiones musculares junto a las de Gerrard lo han impedido. Con él en el campo, el Liverpool siempre tuvo números de campeón. Lo dicho, 40 kilos por el frasquito y vosotros reclutáis la spice girl, ¿hace?

Halftown
Frente al festival de la figura literaria, unos números rápidos: Torres costó 20 millones de libras en 2007. Firmó por hasta 2013 y cobra algo más de 5 millones de libras al año. Entre 2008 y 2010 sólo disputó la mitad de los minutos de la Premier. Y este año su promedio goleador es el peor desde que llegó a Liverpool: sólo suma 9 goles después de 23 partidos jugados.

Da la impresión de que, entre los años que lleva jugando a primer nivel, el desgaste de jugar solo en punta en la Premier y su propensión a las lesiones de rodilla, Fernando Torres es un jugador más veterano de lo que dice su DNI. Así las cosas, no sería raro que se le fundieran los plomos pronto, al estilo de lo que le pasó a Raúl entre 2003 y 2005… precisamente cuando tenía la edad del delantero del Liverpool.

Nadie discute que Torres ha sido una pieza fundamental en el Liverpool de estos últimos cuatro años. El equipo han sido él, Steve Gerrard y algún otro secundario infravalorado como Dirk Kuyt. Pero no es suficiente: los de Anfield están a años luz de los cinco equipos de arriba.

Desde el lado del jugador ¿por qué se iba a querer quedar un delantero de primer nivel en un equipo de segunda fila? Si Cesc se quiere ir del Arsenal porque no gana títulos, ¿Torres se va a quedar en Liverpool sin jugar Champions dos años seguidos?

35 millones de libras parece poco si el City ha pagado 32 por Dzeko, pero tampoco sería raro que Abramovich en pleno calentón subiera su puja a 40 kilos. Pasta de sobra para redecorar el equipo, que falta le hace.

El gordo de Minnesota
Cuando Enrique Cerezo tiene un micro a su alcance siempre repite la misma letanía: “los jugadores juegan donde quieren jugar”. Da igual que le preguntes por el futuro del Kun, el de Valera o el de Pantic, que ya no juega, pero por si regresa. Siempre responde lo mismo. Lo dijo mil y una veces sobre Fernando Torres, emblema del club, que acabó haciendo el petate rumbo a Liverpool. “Para ganar títulos”, se disculpó ante la afición el rubio delantero. Craso error. Por increíble que parezca, el Liverpool no ha ganado nada desde que el number nine es propiedad de Torres; el Atleti, ése equipo gafe, dos. Moraleja: el Liverpool debe aceptar los cuarenta kilos del Chelsea.

Es hora de refundar este equipo tan mítico y desnortado en los últimos tiempos. Y para ello nada mejor que ingresar una jugosa suma de dinero procedente de un rival directo (en teoría) como el Chelsea. Con esa suma se pueden fichar a dos o tres jugadores de nivel, jóvenes y con proyección. Futbolistas que sumen su ambición a estandartes del club como Gerrard o Carragher, que sí colgarán los borceguíes vestidos de rojo. Torres parece haber perdido la fe en este equipo. La marcha de Benítez fue clave, pero sus problemas físicos se han convertido en un agravante. Repetidas lesiones que merman la velocidad, su gran virtud como delantero, y que sólo le han permitido anotar nueve goles este curso.

Y, joder, ya está bien de ver al Chelsea levantando títulos.

jueves, 20 de enero de 2011

Revilla: coge los petrodólares y corre

Por Schwepps & Halftown
Hyderabad es una de las mayores ciudades indias, conocida con el sobrenombre de La Ciudad de las Perlas. A algo más de 11.000 kilómetros de allí se encuentra Santander. Desde hace pocos días las dos ciudades tienen un nombre en común: Ahsan Ali Syed.

Ali es un ciudadano indio de 36 años, fundador de una empresa llamada Western Gulf Advisory Asset and Wealth Management (WGA) con sedes en Bahrein y Suiza y bienes valorados por encima de los 1.000 millones de dólares. Esto no sería noticia si no fuese porque WGA fue creada el 11 de febrero de 2008 con tan sólo 53.000 dólares, el mínimo legal para crear una empresa en Bahrein, y en su reporte anual de 2009 contaba sólo con 11 empleados.

Gracias a internet, uno tiene acceso a cosas que antes jamás habría sabido. Por ejemplo, que el director financiero de WGA, un tal Omer K., acabó la carrera en 2004, y en 2008 ya era el máximo responsable financiero de la empresa de Ali. O que Julia Thiem, la directora de Relaciones Públicas de la empresa -una profesión en la que tu valía es tan grande como tu agenda de contactos- sólo tenga 7 amigos en LinkedIn.

El multimillonario que vivía de alquiler

Hasta el pasado verano, Syed era un empresario de perfil bajo, procedente de una rica familia de prestamistas indios. Su nombre saltó a las portadas inglesas cuando en agosto intentó hacerse con el Blackburn Rovers en propiedad. Organizó una campaña en todos los medios de comunicación habidos y por haber, incluida una entrevista en directo por Sky Sports en la que anunciaba una inversión inmediata de entre 80 y 100 millones de libras, e incluso se habló de llevar a Beckham a jugar en Ewood Park. “He trabajado suficiente y me merezco un premio”, dejó caer en The Times cuando le preguntaron por los motivos de su inversión futbolera. Ni siquiera pestañeó al afirmar que llevaba diez años siendo un fanático de los Rovers. Lo que dicho sea de paso es una lástima, porque se perdió aquel equipo liderado por Alan Shearer que se llevó la Premier a mediados de los 90.



Después de dos meses de tira y afloja, Ahsan Ali Syed no consiguió ganarse la confianza de los ingleses, que acabaron vendiendo el club a otro grupo inversor indio.

La prensa inglesa, que en investigación sigue varios pasos por delante del resto, no tardó en tirar del hilo de Ali: mientras el Telegraph anunciaba que WGA estaba siendo investigada por el gobierno de Bahrein por lo sospechoso de su exponencial crecimiento en apenas dos años, la BBC descubría que el propio Ahsan Ali Syed había vivido en el Reino Unido entre 2001 y 2005, dejando 7.800 libras de alquiler de un piso impagadas. Independientemente de que la cantidad es miserable para un tipo que debe tener una piscina de monedas oro como la del Tío Gilito, lo que llama la atención es que un multimillonario viva de alquiler.
Ali dejó otros pufos tras de sí, como 932,25 libras de impuestos impagados o 61.500 libras de un juicio contra él, nadie sabe muy bien con qué cargos.

En un nuevo alarde, la BBC se puso en contacto con personas del mundo empresarial de Bahrein, e incluso con un reportero indio de la zona en la que nació Ali. La conclusión: al supuesto millonario indio no lo conocen ni en su casa a la hora de comer.

Como la Premier le dio con la puerta en las narices Ali decidió ir a lo seguro, y firmó un acuerdo de patrocinio con la selección de Bahrein, que a punto estuvo de colarse en el pasado Mundial. Suponemos que en Bahrein, como en todo el mundo, la selección de fútbol tiene una cierta influencia sobre el mundo político. Pero si en España nos quejamos de presidente de la Federación, en Bahrein tienen a Salman Ebrahim Mohamed Ali Al Khalifa, un miembro de la familia real de Bahrein que antes de pasarse al fútbol el único dorsal que había visto era el 246 que le asignaron en Guantánamo, donde estuvo acusado de apoyo al régimen talibán y a Al Qaeda.

A Portsmouth, pasando por Santander

En un comunicado aparecido en la prensa cántabra, el empresario indio dice que el fútbol es su pasión, y parece que su estrategia se basa en hacer rentable el Racing utilizando el renombre de la marca Santander para abrir mercados en Asia.

Parece que todo se cierra el lunes. Lo que se pregunta la gente en Santander es el por qué de la prisa por vender de los actuales propietarios. Nadie lo sabe a ciencia cierta. Unos apuntan a que el propio Revilla lleva mostrándoles la salida desde el pasado mes de mayo. Otros hablan de 1,5 millones de euros de deuda con Hacienda que vencen el próximo día 31, y que supondría el embargo de los ingresos de club.

El mediático presidente cántabro ha tirado de manual de demagogia para llorar de que ningún empresario español haya querido hacerse cargo del club. Yo no quería, etc. De momento, lo que parece seguro –Revilla dixit- es que Ali se hará cargó de devolver al gobierno cántabro los 7 millones que tiene invertidos en el club. Citando a Woody Allen: coge el dinero y corre.

Se está a la espera, según parece, de que el Credit Suisse avale al inversor. Con elecciones regionales el próximo 22 de mayo, y siendo economista de formación, Miguel Ángel Revilla va a repasar las cuentas una a una él mismo. Por la cuenta que le trae.

Afortunadamente, desde la experiencia con otro iluminado del fútbol, Dimitri Piterman, la afición del Racing tiene la piel a prueba de bulos. La ilusión por convertirse en un nuevo Manchester City duró apenas un segundo, lo que tardó en recordarse el caso del Portsmouth –al borde de la desaparición después de su venta por un puñado de petrodólares-, cuya conexión con Santander se limitaba hasta ahora a un ferry tres veces por semana. El próximo lunes se anuncia la firma del contrato. En Cantabria sólo esperan que el indio Ahsan Ali Syed sea algo más de lo que parece: un slumdog millionaire.

miércoles, 19 de enero de 2011

R10, La Tapadera (II)

Por snedecor
Durante los últimos tres años, Traffic ha usado al Palmeiras como principal trampolín para que sus mejores futbolistas dieran el salto a Europa. Porque entre otros muchos negocios relacionados con el fútbol (todos los que se puedan imaginar, desde la gestión de derechos de TV y marketing hasta la administración de clubes, pasando por la representación de futbolistas), Traffic cuenta con una cartera de jugadores de su propiedad, inscritos en el “modesto” Desportivo Brasil (club creado por la propia compañía), y a los que cede a otros equipos para que se muestren y se ganen un millonario traspaso.

En estos años, el Palmeiras ha contado con una opción preferencial para disfrutar de estos proyectos de cracks, bien como cedidos o bien haciéndose con un porcentaje de su pase y posterior venta. Con el club relanzado económicamente y construyendo su nuevo estadio (que en teoría gestionaría Traffic), la colaboración parecía positiva para todos. Pero gracias a la aparición de esos Eternos Palestrinos el club ya no estaba tan necesitado como antes y podía acometer ambiciosas operaciones por su cuenta. Como, por ejemplo, traerse a Ronaldinho.

Un par de meses antes de que finalizara el contrato de colaboración en la parcela deportiva, Traffic decidió que había llegado el momento de buscar otro destino más favorable para sus negocios. Un lugar en el que la empresa tuviera toda la fuerza negociadora. Y el interés de todo Brasil por contratar a Ronaldinho terminó de dinamitar la relación.

Además del Gremio, que jugaba la baza sentimental (fue el club donde se formó el astro brasileño), Flamengo, Corinthians y Palmeiras también entraron en la subasta creada por el hermanísimo del jugador, sabedores todos del gran impacto económico que en materia de imagen y patrocinios supondría la llegada de Ronnie a sus equipos.

Cebos rojinegros

Las cantidades astronómicas que barajaban estos equipos, unas cifras que podríamos considerar claramente fuera de mercado viendo el rendimiento deportivo del brasileño en los últimos tiempos, se deben al apoyo de diversas empresas privadas deseosas de llevarse una parte del pastel que todavía genera Ronaldinho en materia publicitaria. Nada nuevo, pues el reciente auge económico del fútbol brasileño no se explica sólo por la buena marcha de la economía nacional, sino por la entrada en el negocio futbolístico de importantes inversores procedentes de los más diversos sectores, desde la banca (Corinthians) hasta la medicina (Fluminense), pasando por los supermercados (Inter), que han elevado a estándares europeos el nivel de gasto de unos clubes cuyas cuentas particulares no son tan boyantes como podríamos imaginar.

Pero precisamente esa precariedad económica estructural en la que viven la mayoría de clubes es la que ha propiciado la creación en torno a ellos de todo un universo de sociedades inversoras que ponen el dinero y se llevan buena parte de los ingresos atípicos que generan estrellas como Andrés D’Alessandro, Ronaldo o Roberto Carlos, o directamente una parte de un futuro traspaso en el caso de las promesas como Neymar o Ganso. Por su parte, los clubes disfrutan de la presencia de estos jugadores y el campeonato gana en calidad y repercusión, lo que incide en un aumento de los ingresos para todos.

Una simbiosis perfecta (especialmente para las empresas) hasta que se demuestre lo contrario (que será cuando los bancos que hoy refinancian alegremente las deudas de los clubes corten el grifo y los inversores desaparezcan), y de la que Traffic es el principal referente, por la diversidad de sus negocios relacionados con el balón. El que quiera, que eche un vistazo a su web www.trafficsports.com, que descubra todas las actividades por las que extiende sus tentáculos y que trate de imaginarse lo único que Traffic no nos enseña en la Red: su cifra de beneficios.

El caso es que, aprovechando la guerra por Ronaldinho, Traffic se posicionó claramente del lado del Flamengo, que, como hemos dicho, es una entidad con un mercado de seguidores tan enorme como sus problemas económicos, lo que la convierte en un club tremendamente atractivo para jugador y compañía. Obviamente en el seno del Palmeiras la decisión de la empresa no ha sentado nada bien, y su presidente ya ha dicho que Traffic puede ir olvidándose de gestionar su nuevo estadio. Un pequeño sacrificio que estoy seguro no trastoca los planes económicos de la megacompañía.

A cambio de la ayuda económica prestada para fichar a Dinho, y además de la gestión del marketing de la entidad carioca (al menos en todo lo relacionado con su nueva estrella, cuya camiseta ya estaba a la venta antes de la multitudinaria presentación), ahora con toda probabilidad será en el Flamengo donde desembarquen aquellos jugadores a los que Traffic quiera promocionar para su propio beneficio. Porque, sin desmerecer las cantidades que Ronaldinho puede generar en conceptos publicitarios, los pellizcos que dejan los traspasos de futbolistas no son moco de pavo. Así que, seguramente, junto al ya calificado como R10 veremos jugar a los nuevos Keirrison y Henrique, las perlas que Traffic coló al Barça de Laporta desde el Palmeiras.

El cebo ya está puesto, sólo ha cambiado el color verde por el rojinegro. Ahora falta ver quién es el próximo que pica y colabora con la causa de Traffic.
Estaremos atentos.

lunes, 17 de enero de 2011

Puntualizaciones sobre Benítez

Por Rocheteau
Hoy voy a zumbarle a Rafa Benítez yo también. No porque me hayan entrado ganas de parecerme a John Carlin, qué va. Más bien es la curiosidad de experimentar qué se siente. Digo yo que tiene que ser placentero, viendo tantas personas apuntadas al pimpampún contra el entrenador madrileño.

Lo peor que ha hecho, sin duda, es ganar, que en España es de mal gusto. Ganar mucho. Ganar la final más apasionante y difícil de la historia de la Champions. Ganar con casi todos sus equipos, echando por tierra ese axioma español de que si no juegas al fútbol siguiendo los preceptos del tiki-taka vivirás como un impuro. Desafiar a los mulás del periodismo deportivo, a los Cayetano Ros, a los Ramón Besa, es una desobediencia que tiene consecuencias en forma de fatua.

Desde luego, Rafa Benítez ha cometido muchísimos errores en su carrera. Enumeraré sólo alguna de sus tropelías. Recuerdo cuando Albert Riera se fue al Olympiakos, echando pestes de él tras salir rebotado de Anfield porque había dejado de jugar. Benítez demostró ser un torpe no filtrando a la prensa que Riera había agarrado por el cuello y amenazado a un jovencillo del equipo B, Dani Pacheco.

Por no hablar de su insensibilidad. Cuando el agente de Xabi Alonso deslizó en algunos periódicos que Benítez no había permitido a su jugador acudir al parto de su mujer, Rafa erró de pleno. Bastaba haber explicado que fue él quien instó a Xabi a estar presente en el parto, pero explicándole que después de una emoción y un viaje así, lo lógico era que un compañero ocupase su puesto y él pudiese dedicarse a su familia.

Florentino intentó ficharlo

Como gestor tampoco suelen salirle las cuentas. Al Liverpool le perdonó varios millones de libras al abandonar su puesto, sabedor de la situación económica del club. Al Inter, lo mismo, para conseguir que se firmase la indemnización del resto de colaboradores de su equipo técnico.

Si hablamos de imagen pública, coincidiremos que es donde más dificultades tiene el entrenador madrileño. Por ejemplo, si hubiese filtrado que Florentino Pérez intentó ficharlo dos veces el verano en que el Madrid terminó firmando a Pellegrini, seguro que su cartel habría mejorado en algunos cenáculos madrileños.

Con el Inter de Milán se demostró de nuevo que Rafa Benítez está abocado al fracaso. Aceptó el puesto a condición de que Moratti hiciese tres fichajes con los que fomentar la competencia en una plantilla entradita en años que venía de ganarlo todo. Él, al estilo inglés, se había asegurado de pactar el sí de los jugadores y las cantidades de los traspasos de Javier Mascherano, Dirk Kuyt y Patrice Evra. Moratti faltó a su palabra. Benítez ya había dado la suya. Nunca dejó al presidente por mentiroso. Cavó su propia tumba.

Con estos pequeños ejemplos a vuelapluma uno está obligado a deducir que Benítez, a pesar de ascender a Extremadura y Tenerife, a pesar de sus dos ligas y su UEFA con el Valencia, de su Liga de Campeones con el Liverpool, de sus dos títulos en seis meses con el Inter, es evidentemente un tipo con carencias. Un entrenador que se merece que le zurren día sí y día también en los medios españoles.

Es curioso, cuando echaron a Benítez, tras 17 jornadas, Louis Van Gaal, finalista de la Liga de Campeones con el Bayern de Munich, estaba a muchos más puntos del Borussia de Dortmund que el Inter del líder del calcio. El holandés sigue entrenando al Bayern.

¿Defensivo y malo fichando?

Hay dos grandes críticas que suelen hacérsele por definición a Rafa Benítez, su juego supuestamente “defensivo” y su poco tino con los fichajes. Subjetivamente, pienso que con él al cargo, el Liverpool compró a Reina, Torres, Mascheranno, Kuyt, Benayoun, Árbeloa, Xabi Alonso… jugadores cuyo valor para el Liverpool compensa otros fichajes fallidos como Josemi, Núñez, Babel o Voronin.

Objetivamente, lo mejor es revisar esta tabla. En seis años en el Liverpool, los Reds gastaron 229 millones de libras en fichajes y vendieron por 148 millones. En la tabla falta la venta de Mascherano por 22 millones de euros al Barcelona, teniendo en cuenta que fue un activo generado por Benítez. O sea, que no son 148, sino 170 millones. La diferencia son 49 millones de euros de gasto real. En seis años. Menos de lo que sacará el Liverpool este verano cuando Torres no aguante más y se vaya. Ése es el dispendio.

Además, muchos de los fichajes fallidos que se le imputan son obra del manager Rick Parry, como Robbie Keane. Alguien me comentó un día que Rafa Benítez suele dar cinco nombres, según cinco escalones de coste, por cada fichaje. Cuando pidió a Dani Alves, llegó Jermaine Pennant. Cuando sugirió a Vidic, le trajeron a Kirgyakos. And so on…

Vayamos con el juego defensivo. Cuando a él se le menciona el tema, además del resoplido, una palabra surge como credo de su estilo de juego: equilibrio.

Es decir, reducir los riesgos. Lo primero que cabe pensar es: ¿y qué? ¿Hay un único modo de jugar al fútbol? Sólo que llamarle defensivo es ignorar la realidad. Desde luego, el planteamiento de Benítez no es ofensivo, si por ofensivo se entiende la actitud respetable pero temeraria de “lo importante es jugar bonito”. Lo que no hace es basar el ataque en la posesión del balón, idea erróneamente asociada en España a “ofensivo”. Pero tienen que sentirse fatal los Wenger, Ferguson y compañía, porque Benítez el “defensivo” acabó la temporada 2008-09 con su Liverpool como equipo más goleador.

Pero da igual. Hay tipos que siempre se llevan todas las castañas cuando hay una pelea y Benítez es uno de ellos. Se anuda peor la corbata que otros. Evita manejar y cortejar a periodistas. Y además es un tipo honesto. Quizás por eso le zurran todavía más.

R10, La Tapadera (I)

Por snedecor
Después de interminables horas de espera, y de derribar una de las puertas de acceso al campo, veinte mil enfervorecidos espectadores abarrotan el césped del viejo estadio de la Gávea en una marea rojinegra bastante menos numerosa pero más alborotada que otra de similar color ante la que el mismo hombre había sido presentado apenas un par de años antes. Porque por muy caliente que sea la afición de Lombardía, estaremos de acuerdo en que el calor de la gente de Río es otro bien distinto.

A eso de las cuatro de la tarde llega por fin el momento cumbre. Enfundado en una camiseta con el 10 a la espalda, Ronaldinho Gaucho sale al improvisado escenario montado en la grada, saluda, se rodea de animados futbolistas, orgullosos directivos y bailarinas descocadas en una bizarra escena que más parece sacada de una revista del desaparecido Juanito Navarro que de una presentación deportiva, sonríe, canta, llora y jura trabajo y fidelidad a los colores (aunque no falta quien piensa que el cambiar las rayas verticales por las horizontales simboliza a la perfección las intenciones del jugador sobre la postura que prefiere adoptar su cuerpo durante esta nueva etapa de su vida). Y todo, cómo no, a ritmo de samba.

Junto a él, Patricia Amorim, ex-nadadora olímpica y ahora presidenta del Clube de Regatas do Flamengo, sonríe más que satisfecha. Se ha llevado la pieza más codiciada en el pujante mercado brasileño y podrá contener a base de ilusión los encendidos ánimos de una afición desencantada con la marcha de un club que estaba prácticamente ahogado en lo económico y algo tocado en lo social. Ahora el Flamengo se presenta otra vez como un club grande, capaz de repatriar a una de las mayores estrellas que ha dado el fútbol brasileño en la última década.

El verdadero fichaje no es Ronaldinho

En la sombra, lejos de los focos, José Hawilla y Julio Mariz se frotan las manos. Sus caras no saldrán en los noticiarios, pero son quienes realmente han protagonizado el principal traspaso de este período invernal. Porque si Ronaldinho ha recalado en un depauperado Flamengo ha sido gracias a su empresa, que ha puesto parte de los casi 4 millones de dólares que se han pagado al Milan y que correrá también con buena parte de los generosos emolumentos (unos 700.000 dólares mensuales) que mantendrán a Ronnie en el top-ten de los futbolistas mejor pagados del mundo. Y si el histórico club carioca remonta el vuelo, a día de hoy parece más probable que sea por su culpa antes que por las jugadas que todavía pueda inventarse el bueno de Dinho. Porque el movimiento verdaderamente importante y que sin embargo no copará las portadas es este: Traffic Sports ficha por el Flamengo procedente del Palmeiras.

Desde su fundación en 1980, y aunque su expansión internacional lo ha llevado a desembarcar formalmente también en Miami o Estoril, el grupo Traffic siempre ha mantenido su vinculación con la ciudad y el estado de Sao Paulo. No en vano, allí fue donde Hawilla, un antiguo periodista de la cadena Globo, dejó su puesto de locutor para comandar una flotilla de puestos de perritos calientes y se convirtió en el próspero hombre de negocios que es hoy.

Pero ahora, aunque su sede social, su academia de futbolistas y su equipo de pega permanecen en Sao Paulo, Traffic abandona al club de primer nivel con el que colaboraba en el estado paulista para trasladar la cara más visible de sus negocios a Río de Janeiro. Un mercado de 35 millones de seguidores, la cantidad de aficionados que se estima que tiene el club con más torcedores de Brasil, tiene la culpa. Y también influye que el Palmeiras haya encontrado a otro grupo dispuesto a ocupar el lugar como benefactor económico que Traffic deja vacante tras la finalización del contrato de colaboración que mantenían. Los llamados “Eternos Palestrinos”, un nutrido grupo de empresarios aficionados al Palmeiras, llevan año y medio actuando como financiadores en las principales operaciones del equipo, y amenazaban con entrometerse demasiado en la relación entre Traffic y la directiva del club.

El próximo miércoles 19, la segunda parte del artículo en FNF.

martes, 11 de enero de 2011

Copa de todos, copa de pocos

Por Halftown
Contrariamente a lo que decía Platini en una reciente entrevista en la revista francesa So Foot -revista tan acojonante que merece la pena aprender francés sólo para poderla leer-, la Marsellesa es mucho más que un himno guerrero del siglo XVIII: hoy se ha transformado en una justificación de la rebeldía ocasional. Si bien es cierto que lo del aux armes citoyens se da cada día menos en un país encantado de haberse conocido, de vez en cuando se vive uno de esos días de furia con aroma a ese lejanísimo 14 de julio de 1789.

El pasado fin de semana concretamente, a caballo entre sábado y domingo, hemos vivido uno de esos levantamientos espontáneos. En el papel del poder establecido, los clubs de la primera división gabacha. Interpretando el rol de masa cabreada, los clubes de aficionados que participan en la Copa de Francia.

La Copa de Francia es muy fiel al espíritu de la Cup inglesa: puede participar cualquiera, se juegan rondas a un partido y sálvese quien pueda. En la edición de este año se llevan disputadas ocho rondas, incluyendo a 7.749 equipos repartidos a través de todas las categorías del fútbol francés hasta la Ligue 2, la categoría de plata. El pasado sábado entraban en competición los equipos de la máxima categoría, que juegan por sistema fuera de casa, siempre que su rival esté al menos dos categorías por debajo de ellos.

El viernes se abrió a lo grande la ronda de treintaidosavos: el Paris FC, el hermano pobre del Saint Germain –que ya es pobreza-, se cepilló al Toulouse en su propio estadio.
El sábado, dos clubes de quinta división (CFA 2) se ventilaron a dos primeras: el Chambery (pueblo de donde toma prestado su nombre el barrio madrileño) echó en la tanda de penaltis al Mónaco, y de paso a su entrenador, decapitado tras el partido suponemos que por orden directa de Su Alteza Serenísima Alberto. Mientras tanto en Wasquehal, un pueblecito en la frontera con Bélgica, el mismo Auxerre que ya hizo el ridículo en la Champions volvió a quedarse fuera a las primeras de cambio, esta vez contra once tíos cuyos salarios combinados no alcanzan lo que cobra CR7 por jugar una pachanga.

Danone F. C.

Lo más gordo estaba por llegar: el domingo el Olympique de Marsella, el club más popular de Francia, cayó eliminado por un recién ascendido a segunda.
La relación del OM con la Copa de Francia es un tanto bipolar: ha ganado diez, el que más, pero lleva sin levantarla desde 1989, incluyendo dos finales perdidas en años consecutivos. El domingo visitaban al Evian-Thonon-Gaillard, club del pueblecito saboyardo de Thonon-les-bains, cuyo estadio es tan ridículo que tiene que ir a jugar a Annecy, ciudad candidata a los JJ. OO. de invierno de 2018. No culpamos al aficionado marsellés por vender la piel del oso antes de cazarlo: un equipo recién ascendido a segunda, sin estadio propio y que viste de rosa no podría ser rival para el Marsella. Pero el Evian no es un recién ascendido, sino el líder de segunda, comparte presidente con Danone (Franck Riboud), y el rosa de sus camisetas no es sino parte de la etiqueta del agua Evian, marca de Danone, cuyo logo aparece en el escudo del club. Además, Riboud es íntimo amigo de Zinedine Zidane quien, junto a otros dos miembros del lobby France 98 como Alain Boghossian y Bixente Lizarazu, es accionista del club. Así que huele a club grande en construcción.
Total, que el Marsella de Deschamps se plantó en Annecy sólo para comerse tres goles bajo el diluvio universal y verse un año más, y van veintidós, sin Copa que llevarse a los labios.

Nueve víctimas después, los únicos equipos de primera que demostraron serlo fueron el PSG y sobre todo el Rennes, que machacó 7-0 a un Cannes cuya máxima estrella es el gigante checo Jan Koller, quien a los 37 años se dijo que, puestos a seguir persiguiendo un balón, qué menos que hacerlo en un sitio con sol y playa.

El Rennes espera ahora rival para los dieciseisavos, que saldrá de la eliminatoria entre dos equipos de regional: el Vaulx-en-Velin, un suburbio de Lyon, y el Jura Sud Foot, originario de la ciudad donde se producen los juguetes Smoby y cuyo gentilicio es jurassien, casi como los del parque.

Por muy bonito que suene lo de una Copa abierta a todos, al final el darwinismo futbolístico se acaba imponiendo, y siempre acaba llevándose el trofeo un equipo de primera. Lo cual no quiere decir que otros 7.748 equipos no busquen su día de furia cada año.

lunes, 10 de enero de 2011

Castilla y sus andrajos (II)

Por Sopenilla
La preocupación más inmediata, también por ser la más acuciante, se vive en el seno de la Cultural Leonesa. Las tres mensualidades que se adeudan a la plantilla, y la ampliación de capital de 1,2 millones de euros aprobada el pasado mes de octubre, están ahogando al segundo equipo de ZP. Ante las dificultades para encontrar nuevos inversores que hicieran frente a esta serie de pagos, Profutle, la empresa propietaria del club, se vio obligada esta misma semana a solicitar ante los juzgados la disolución de la sociedad. Con todo, más de uno pone en duda que la citada demanda no sea sino un órdago encubierto al consistorio leonés para que éste siga manteniendo artificialmente la entidad, aun a costa de las arcas municipales.

Está claro que en la antigua sede cortesana –podría decirse que en toda la corona castellana–, nadie quiere arriesgar con su propio dinero. Atrás quedaron los tiempos en que los hermanos Fernández Rabanal no especulaban con las administraciones públicas a la hora de llevar al conjunto cazurro de vuelta a Primera. En cuanto al futuro del balompié leonés, resulta paradigmático que jugadores históricos como Manuel Ovalle solicitan ayuda al Atlético de Madrid para montar su propia escuela de fútbol en la ciudad del Esla. Puestos a establecer convenios con clubes endeudados, mejor hacerlo con el que cuenta con mejores opciones de ser carne de pelotazo.

Los vecinos gallegos del Bierzo aspiran a que la Ponferradina no tenga un paso tan efímero por Segunda como el de los peregrinos que hacen parada y fonda en Cacabelos. Aquí el dinero no escasea, pese al carbón, aunque tampoco abunda. Pero el limitado capital humano con que se cuenta, y el objetivo de la permanencia, acabaron por imponer una plantilla confeccionada a partir de retales. José Carlos Granero comió el turrón las pasadas navidades. Pero tras su cese, a la vuelta de año nuevo, se antoja una cuesta de enero complicada para los blanquiazules.

En Salamanca saben muy bien lo que supone ser un club lo más parecido a una empresa que sólo contrata a becarios en prácticas. En este sentido, el abandono de un mecenas como Juan José Hidalgo ha sido a la larga un estímulo para recortar gastos y evitar así futuras hipotecas. Primero fueron los niños de Wenger; en los últimos meses, la camada más reciente del Racing de Santander. El caso es que Balta ha encontrado en la fórmula iniciada por Miguel Torrecilla la tranquilidad necesaria para devolver a su cauce las aguas del Tormes.

Por el casino de la capital charra ya no se dejan ver, tarde sí y tarde también, los jugadores del Zamora. Sin embargo, esta situación, de por sí un tanto escandalosa, ha dejado paso a la deriva institucional de un club descabezado, con cambio de técnico incluido. El ejemplo de ciertas elites locales, como el presidente del Villaralbo, enriquecidas al abrigo del comercio eléctrico con el gigante chino, se yergue como una sombra que no se sabe si ofrece cobijo, genera zozobra o, simplemente, produce envidia.

Lo que es seguro es que en Burgos se echan de menos los días en que Matutano manchaba la casaca roja del equipo local. Desde entonces, ninguna de las industrias alimenticias apostadas en el corredor que conecta Madrid con Vitoria ha hecho amago de aproximarse al refundado inquilino del Plantío. Tras acabar con los huesos en el pozo de la Tercera, a orillas del Arlanza sólo se espera con ansia el primer gol de los suyos en una fase de ascenso.

Numancia resiste

Pese a que retornaran juntos de la mano a Tercera, en Palencia supieron separarse a tiempo del conjunto burgalés. A día de hoy, lo que preocupa en el entorno del club morado es la incipiente conversión en sociedad anónima. El riesgo de quiebra financiera ya planea sobre la grada de la Balastera. Y también de Zorrilla. De hecho, la situación económica de la entidad blanquivioleta podría acabar en proceso concursal, un ronroneo cada vez más sonoro en la ciudad del conde Ansúrez. Quizá por ello, las hermanas Saralegui, accionistas mayoritarias, sólo muestran interés cuando se les habla de la construcción del Valladolid Arena.

La actualidad de la Gimnástica Segoviana o del Ávila tampoco llama demasiado la atención. Por el acueducto manda el fútbol-sala, y en la patria de Teresa de Jesús el escaso talento humano del que podría disponerse lo acapara la Academia rossonera del Milan. Al final, da la impresión de que sólo Soria lucha contra la fatalidad de estar abocada a no existir. Pero a la manera castellana; es decir, sin grandes aspavientos ni proyectazos. Hace ya tiempo que el Numancia dejó de ser un clásico de la 2ªB –o un matagigantes en Copa– para convertirse en un habitual de la división de plata que de vez en cuando se permite el capricho de dejarse ver entre los más grandes. Suerte de contar con Francisco Rubio, un rara avis dentro del sector de la construcción que supo diversificar su negocio en el extranjero antes de que la crisis inmobiliaria estallara en nuestras vidas.

Como se ve, Castilla vuelve a ser ejemplo de decadencia. A principios de siglo, escenificaba la difícil adaptación de nuestro país en el marco de las sociedades contemporáneas. Hoy es el reducto en el que tratan de sobrevivir algunos de esos conjuntos inadaptados al fútbol moderno que pueblan nuestra geografía. Sólo el tiempo, que para eso es juez implacable, dictaminará si la economía es capaz de imperar sobre la historia.

miércoles, 5 de enero de 2011

Castilla y sus andrajos (I)

Por Sopenilla
Reconozco que soy más de Manuel que de Antonio, pero es difícil no interpretar la obra de este último como el anuncio profético de una realidad tan desoladora como contundente. La vieja Castilla resiste a duras penas los achaques de la edad. En el conjunto peninsular, lo que otrora fuese el epicentro del Imperio de los Austrias, hoy no es más que un núcleo aislado carente de peso. No es una pura cuestión de ley de vida. El ánimo imperturbable de sus gentes ha terminado haciendo de esta tierra un páramo adusto donde, por miedo a la incertidumbre, resulta quimérico que brote un vergel.

Dominique Moïsi apelaba hace poco a la geopolítica de las emociones para redefinir el orden mundial vigente en nuestros días. Como parte de la realidad socioeconómica que nos oprime, el fútbol parece no escapar a esa dinámica, capaz de explicar las relaciones internacionales en función de la idiosincrasia de cada continente. Basta una ojeada a pequeña escala para comprobarlo. Por vez primera tras cinco años, las nueve provincias que acordaron denominarse bajo el topónimo de Castilla y León se han quedado sin representación en la máxima categoría. A priori, esta ausencia sería sinónimo de crisis deportiva. Sin embargo, un vistazo a los principales clubes de la comunidad permite entrever los mismos defectos estructurales que pesan sobre la región.

De entrada, la despoblación que, lejos de ser un problema coyuntural, va camino de convertirse en un mal endémico. Resulta curioso que una orografía sin más accidentes que una meseta prácticamente llana, concentre casi la totalidad de sus habitantes en torno a las capitales de provincia. Contrariamente a lo que afirman los eslóganes turísticos, no hay vida al margen de las ciudades. Bueno, quizá habría que decir que no hay señales de vida. Por tanto, no es que el talento humano emigre, como en Asturias; es que el componente humano, sea o no talentoso, escasea.

¿Fútbol? No, gracias

Por si fuera poco, los clubes de fútbol tienen que competir con el colegio a la hora de modelar futuras estrellas. Cuando no contra el Milan, cuyo caladero en los alrededores de la patria de Teresa de Jesús continúa siendo, a día de hoy, motivo de recelo y asombro. En Canarias o Andalucía, donde la climatología invita al ocio, la posibilidad de debutar en Primera se contempla como un horizonte profesional por el que merece la pena dejarlo todo. En Castilla, a juzgar por los resultados del último informe PISA –que sitúan a la región ampliamente por encima de la media nacional–, el estudio no se adivina como una ocupación tan enojosa. En la duda queda saber quién o qué marca en cada caso las expectativas de los estudiantes.

Pero, al lado de estas dificultades, lo que resulta verdaderamente dañino para el fútbol castellanoleonés es la falta de emprendedores de que adolece la comunidad. Una conclusión lógica a la vista de algunas encuestas. Entre los futuros licenciados suscita mayor interés la idea de engrosar la lista de funcionarios que el hecho de forrarse a cuenta de su propio negocio. Ante lo que depare el futuro, la seguridad de un contrato vitalicio. Nada de riesgos, y mucho menos si se trata de dinero que, pase lo que pase, no debe salir de las vigas. Así que toca olvidarse que, de alguna esquina, pueda surgir una versión de Fernando Roig. En medio de un panorama en el que predominan los inversores foráneos, figuras como la Francisco Rubio constituyen una excepción.

Tampoco el ente audiovisual que depende del gobierno autonómico contribuye a suplir esta falta de capital. Los rectores de la cadena –de financiación pública, pero de titularidad privada–, encuentran más rentable ajustar el presupuesto hacia la adquisición de los derechos de la Liga de Campeones, que pugnar por retransmitir alguno de los múltiples enfrentamientos interprovinciales que depara esta temporada la Liga Adelante.

En consecuencia, y por más que las subvenciones sigan repartiéndose desde la Junta, no cabe oponer ninguna resistencia a aquellos equipos que, como el Getafe, y en aras del fútbol moderno, han dejado de convertirse en meros advenedizos. Nunca serán históricos, pero su permanencia continuada en la elite empieza a hacerles poco menos que habituales. Todo lo contrario a lo que ocurre entre los principales representativos de Castilla y León. El reciente caso de la Cultural Leonesa, cuyo futuro está en manos de los tribunales, puede sentar un peligroso precedente para todos ellos.

domingo, 2 de enero de 2011

Las tres mejores frases del 2010

Por Rocheteau
Será por páginas. Será por informativos. Cada vez leemos/vemos/oímos más fútbol, y cada vez da la sensación de que la página es la misma todos los días, de que no hay cambios de plano, y de que los programas de radio, ya que empiezan a la misma hora y tienen los mismos invitados, podían mancomunar gastos y hacer uno, en plan Hugo Chávez hablando de béisbol.

En nuestra cruzada antitópico (y muchas veces ni nosotros nos libramos), aquí las mejores tres frases de 2010 para un servidor. Como esto no es un concurso con minifaldas, ni los 40 principales, empezaremos por la mejor. Tenía que ser de Pep, el tipo que mejor habla del fútbol mundial, marcas de colonia al margen. Y siento que esto parezca un lugar común. A fuer de pretender ser originales, podríamos haber elegido a Caparrós, pero es lo que hay.

Pep Guardiola: “Los jugadores siempre dicen tópicos

Hemos dudado si asumirla como principio fundacional de FNF, pero nuestro escepticismo nos impide las creencias sobrenaturales. Si no, le impeleríamos a comprarse un rancho en Texas, en Waco para más señas, apodarse David Koresh y ya nos encargaríamos nosotros del resto.

La frase de marras no mereció comentario alguno en nuestros gloriosos medios de comunicación, salvo una referencia en el final de un apoyo del Marca.

Fue todavía mejor el contexto. Le inquirían a Guardiola por qué no comparecía algún jugador antes de no sé qué partido. Y él, tan tranquilo, tiró de evidencia no elitista sino palmaria y soltó: “¿Y para qué? Los jugadores siempre dicen tópicos”.

¿Imagináis un mundo sin apenas ruedas de prensa? ¿Sin información compulsiva de lunes a viernes? ¿Sin diarios deportivos? ¿El paraíso? No, Inglaterra.

Steve Bruce: “Beckham no vino al Sunderland. ¿Milán y Prada o Sunderland y Primark?”

El orondo entrenador del Sunderland, Steve Bruce, fue un rocoso central del ManU justo en aquel periodo clave en que el fútbol se convirtió en fashionable, las segundas camisetas se volvieron horribles y en Hong-Kong empezaron a decidir sin eran del Arsenal, del ManU, del Liverpool o del Chelsea.

Digamos que el fútbol se volvió fashionable a pesar de tipos como Steve Bruce, a cuya estampa le va mucho más un equipo provinciano y lluvioso. Pero si el fútbol inglés tiene ese magnetismo del que el nuestro carece dramáticamente (hostias, si sois de los que pensáis que tenemos la mejor liga del mundo, mil perdones. Como si nada. Que no, que los Reyes Magos no son los padres) es precisamente gracias a tipos como Steve Bruce, que hacen lo que pueden por perpetuar el espíritu de Brian Clough.

Hace poco, Steve Bruce desveló que intentó convencer a David Beckham, con el que había compartido vestuario en Old Trafford, para jugar con ellos en su rincón del noreste inglés. “Sólo dijo, ‘Gracias, Brucie. Me voy al Milan’. Y lo entendí. ¿Milán y Prada o Sunderland y Primark?".

Primark es una tienda de bajos precios y gustos todavía más rasantes. Irlandesa, con lo que Irlanda ha supuesto para la historia del vestir. Una mezcla de Almacenes Arias, Lidl y la trastienda de una gasolinera, todo junto pero con algo más de ínfulas (véase modelo adjunto). A su lado, el Pryca parece haute couture. Si a Victoria Madrid le olía a ajo, no quiero imaginar Sunderland…

Alex Ferguson: “El mejor consejo que me dio Busby fue no leer la prensa”.

El mes pasado, Alex Ferguson superó, con 8.811 días al frente del United, el récord de longevidad de Sir Matt Busby.
Y supimos que Ferguson también puede (o pudo) ser humilde. Un día acudió a ver al maestro yoda del United, según relata el hijo de éste, Sandy Busby, y le confesó que los medios de comunicación lo estaban crucificando. “Alex, ¿por qué lees las páginas traseras (la información deportiva en los diarios generalistas)? Deja de hacerlo. Yo nunca lo hice”.

Cuando le preguntaron a Ferguson cómo hizo para mantenerse tanto tiempo al frente del United, éste recordó el consejo de Busby, con su vehemencia de borrachín malhumorado de barrio (escocés, que no son barrios cualesquiera, como lo prueba el que Busby también lo fuese).
Poco importa que nunca le hiciera caso, que haya boicoteado periódicos y televisiones, que crucifique a periodistas y haga y deshaga a su antojo. Eso es lo de menos. Lo que importa es la frase.