Por Sopenilla
Tarde o temprano tenía que ocurrir. Como predijo el auge de los Social Media, y confirmaron luego los gurús, la web del siglo XXI sería participativa, o simplemente no sería. Con lo que nadie contaba es con que una de las primeras cosas públicas en regirse de modo asambleario desde la red fuera un club de fútbol, y no un país. Aunque a muchos les cueste admitirlo, la sociedad de la información ha democratizado el conocimiento. La mejor prueba de que las nuevas tecnologías han devuelto la cultura al pueblo es haber hecho posible que, bajo la piel de cada aficionado, cohabite en la práctica un entrenador.
Lo cierto es que, de alguna manera, cualquier seguidor venía encarnando ese papel desde que este juego se convirtiera en un espectáculo de masas. Cuando el entretenimiento devino en un modo de vida, la tarea de enjuiciar al técnico de turno empezó a formar parte de la rutina de todo buen aficionado. Lo interesante del proceso es comprobar cómo del pañuelo y la música de viento en el estadio se pasó, en primer término, a las discusiones de bar y, últimamente, a que la soberanía popular haya acabado por inmiscuirse en la potestad –en otro tiempo exclusiva– del Míster.
Hasta la fecha, sólo recreaciones virtuales como el PC Fútbol habían ido tan lejos a la hora de conferir ese tipo de competencias al respetable. En este caso, la atribución de funciones por parte del usuario era casi completa, si bien lo que primaba, frente a la opción de contratar psicólogo o vallas de publicidad, era poder darse el gustazo viendo que tu criterio táctico llevaba al Écija a disputar la Champions. Más allá de la dimensión freakie del pasatiempo, lo que está claro es que la aplicación informática satisfacía ese narcisismo inherente a la sapiencia balompédica.
Conscientes de que el ego es una debilidad universal, Elías y Miguel Favela tuvieron al menos la dignidad o la prudencia –puede, incluso, que hasta el acierto– de hacer partícipes de su club a todo aquel que, sintiendo o no los colores, le atrajera la idea de entrenarlo. Imaginando qué habría sido de la selección azteca en el último mundial si el ‘Chicharito’ hubiera tenido más minutos que Cuathémoc Blanco, por poner un ejemplo, ambos llegaron a la conclusión de que más valía una cerrazón colectiva que una obstinación personal. Fue así cómo los Murciélagos de Guamúchil, equipo de la segunda división mexicana encuadrado en la Zona Norte de la Liga Premier –una especie de Segunda B española–, empezaron a funcionar al más puro estilo 2.0.
Interactuando a tiempo real
Bien mirada, la propuesta de “DT electrónico” –como ha sido bautizado el sistema– dista de ofrecer un manejo completo de todas las variables deportivas. De hecho, el ámbito de autonomía dejado al arbitrio de los seguidores está restringido a los encuentros en los que el cuadro de Sinaloa ejerce como local. Pese a ello, no se puede decir que, limitada a este único escenario, la puesta en común quede exenta de menor relevancia. Al margen de las alineaciones, son los cambios en medio de un partido los que tienden a posicionar a los aficionados a favor o en contra de su entrenador y, por extensión, de su equipo. Al fin y al cabo, acertar con una sustitución suele ser más efectivo a corto plazo –el que más cuenta, por otro lado, para algunas directivas– que planificar la carga de trabajo diaria u obcecarse con un determinado sistema de juego.
Para algunos, parecerá una estrategia de marketing. Para otros, un signo inequívoco de que hay presidentes que huyen de la tentación de poner y quitar entrenadores como si fueran camisas de vestir. Sea como fuere, los dueños del Murciélagos F. C. creyeron oportuno ceder justamente la responsabilidad de los cambios a sus aficionados. El funcionamiento es sencillo. Cuando el “profe” Ruva, el técnico titular, estima que ha llegado el momento de efectuar alguna sustitución, selecciona dos jugadores entre los disponibles en el banquillo. Decantarse por uno u otro de los candidatos es tarea de los internautas que, a través de Facebook, Twitter o también vía SMS, pueden canalizar sus preferencias como si de un concurso televisivo se tratara.
La verdad es que la dinámica tiene bastante de reality show. A diferencia de otros experimentos similares, como el del conjunto asturiano TK Goal, los Murciélagos se distinguen por hacer de la interacción a tiempo real su seña de identidad. Lejos de ruborizarse porque las vicisitudes de los clubes de fútbol monopolicen minutos y minutos de nuestras vidas, los mexicanos parecen decididos a explotar este formato. Además de los partidos, la web oficial transmite la charla en el vestuario durante los descansos y, al final de cada encuentro, se abre la votación al jugador más destacado en las filas locales. Dicho así, esto último sonaría intrascendente si no fuera por la prima económica que acompaña a esa distinción honorífica.
Paradójicamente, la penetración en las redes sociales no ha tenido todo el efecto deseado en la cancha. Los 1254 fans de su página en Facebook y los 817 followers en Twitter no han impedido la eliminación de los “Caballeros de la Noche” de la siguiente fase en la lucha por subir a la Liga de Ascenso. Tras la finalización del torneo regular el pasado sábado, el balance no puede ser más discreto: una victoria, dos derrotas y siete empates en los diez partidos celebrados. Por si fuera poco, el único triunfo no tuvo lugar en casa, sino que se produjo en la cancha de los Delfines de los Cabos.
La reacción del club ha ido en la línea con lo que predica. Al tiempo que felicitó a los cinco clubs de la Zona Norte clasificados, conminó a una evaluación general conjunta de la temporada. Entre los aludidos, hay división de opiniones: los hay que piensan que el “DT electrónico” es un fraude y quienes critican directamente al “profe” Ruva. Conclusión: la vida no deja de ser la misma estemos o no conectados.
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jueves, 7 de abril de 2011
Fútbol 2.0: la vida sigue igual
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Hola muy buenas, me gustaría haceros una propuesta. Somos de VAVEL.COM pueden escribirme a javega@vavel.com y les ocmento?
ResponderEliminargracias. un cordial saludo