miércoles, 14 de octubre de 2009

Global, multicultural y buenrrollista

Por Halftown
Los últimos partidos de la fase de grupos clasificatoria para el Mundial de Sudáfrica se juegan este miércoles en todo el planeta. Poca emoción en Europa, con un Francia-Austria sin nada en juego en el que los franceses estarán pensando en el sorteo del lunes que decidirá su rival en las eliminatorias más que en devolver el 3-1 de Viena. Ojo, por cierto, que como a los bleus les toque la Bosnia de Misimovic y Dzeko, pueden acabar viendo el Mundial por Canal+.

En Sudamérica tenemos el duelo al sol de Forlán y la banda de Maradó. Ojo con menospreciar a los argentinos, que en la fase de clasificación de 1985 pasaron las de Caín para meterse, y ya sabemos cómo acabó aquella Copa del Mundo.

En Asia, más allá de la sorprendente clasificación de Corea del Norte, poco que contar. La única emoción pendiente es el partido de vuelta del apasionante duelo Bahrein-Nueva Zelanda (0-0 en la ida), del que saldrá el mirlo blanco para Sudáfrica.

Pero sin duda, la región más fascinante este miércoles será la CONCACAF, ese batiburrillo de naciones centro-norte americanas cortesía de la FIFA, gracias a la cual México y Estados Unidos tienen sistemáticamente garantizada su presencia en el Mundial cada cuatro años.

Para la tercera plaza -de un grupo de seis- que da billete directo a Sudáfrica, el tema está entre Costa Rica y Honduras. Los ticos (Costa Rica), tienen 15 puntos y juegan en Estados Unidos, que no se juegan más que unas vacaciones pagadas por Honduras. Los catrachos (la misma Honduras) tienen 13 puntos y tienen que ganar en El Salvador, un equipo en el que Mágico González sería titular a sus 50 años. Ahí es nada.

Resumen y conclusión: parece probable que Costa Rica, un país cuya máxima estrella ha sido Paulo César Wanchope y que perdió los tres partidos que disputó en Alemania 2006, se cuele otra vez entre las mejores selecciones del mundo. Y ojo Honduras, porque el cuarto clasificado de la CONCACAF juega contra el quinto de la CONMEBOL (Argentina, Uruguay o Ecuador), y a doble partido no se descarta la campanada.

Ni el campeón tiene sitio asegurado

Históricamente, el Mundial de fútbol contaba con un puñado de selecciones europeas, 4 sudamericanos, 2 africanos, 2 asiáticos, 2 entre América Central y del Norte y el vigente campeón. En Francia 98, el número de países asiáticos y africanos creció exponencialmente, hasta la actual configuración que incluye cinco plazas africanas, cuatro asiáticas (que serán cinco si Bahrein bate a Nueva Zelanda), dos centro/norte americanas y cinco sudamericanas (siempre que los ticos y catrachos no se empeñen en reventar las quinielas). Curiosamente Europa ha perdido dos plazas respecto a la edición de 2002. Y ni siquiera el actual campeón tiene el pase garantizado a priori.

Así que adelante coreanos del norte o kiwis, y dejamos en casa a checos, daneses, suecos o portugueses.

Supongo que estará contento el amigo Blatter, felicitándose por lo global, multicultural y buenrrollista que les está quedando la cosa. Lástima que ni China –despedida por Qatar- ni la India –machacada por Líbano- le den una patada a un bote, porque si no la cosa sería de éxtasis, marketinianamente hablando. Faltaría más.

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