viernes, 23 de octubre de 2009
Giggs: back in black
Por Halftown
Todo el mundo ama a Ryan Giggs. Sea por la elegancia de su pie izquierdo, por mantenerse fiel a la misma camiseta durante toda su carrrera, o por liderar una selección sin esperanza, es de los pocos futbolistas unánimemente reconocidos por público y prensa. Incluso me atrevería a decir que, como Sean Connery, mejora con los años.
Lo que nadie sabe es que, además, Ryan Giggs es mulato. Tal cual lo leen. Su padre, Danny Wilson, era un jugador de rugby negro, cuyo abuelo venía de Sierra Leona. Sus hijos, Ryan y Rhodri, nacidos en Gales, se fueron con él a Manchester cuando Danny fichó por el Swinton Lions. Los niños ingleses, poco acostumbrados entonces a ver mulatos en el patio, les puteaban. Lo que ahora los horteras llaman bullying.
Su hermano Rhodri, cuatro años menor, intentó ser futbolista profesional, pero se quedó en el camino, pasando por las regionales inglesas, la liga galesa –donde jugó UEFA con el Bangor- y una penúltima morbosa parada en el FC United de Manchester, ese club que montaron unos aficionados cabreados con la venta del ManU al multimillonario Glazer. Entre medias, ha sido arrestado en alguna ocasión, y hasta ha pasado por la cárcel acusado de agresión sexual.
Entre Cardiff y Freetown
El día que Ryan cumplía 14 años, un tal Alex Ferguson apareció en la puerta de su casa, y se lo llevó al United por 29,50 libras a la semana. Poco después, en 1989, el todavía Ryan Wilson -al divorciarse sus padres más tarde, los chavales se quedarían con el apellido de su madre Lynne- defendió a la selección inglesa de colegios contra Alemania en el estadio de Wembley. Sin embargo, al no tener ningún antepasado inglés, fue imposible convocarlo con los pross para la sub-21; sólo era elegible por Gales... o por Sierra Leona.
Casi dos décadas después de su debut, Giggs sigue siendo un crack de perfil bajo, un tipo poco amigo de los medios, algo a lo que le acostumbró Ferguson cuando le prohibió conceder entrevistas hasta que no hubo cumplido los 20.
Desde 2006, sin embargo, Giggs es embajador de buena voluntad de UNICEF. Así, el pasado día 5 cogió los bártulos y se fue a Binkolo, en la Sierra Leona natal de su abuelo, para concienciar al personal del peligro del sida, y de la necesidad de utilizar preservativos (atención a la demostración práctica sobre un palo que aparece en el vídeo). Los niños debieron alucinar cuando les contó que él también era un poquito sierraleonés.
Desde su debut con el primer equipo de los red devils en la 90-91 sustituyendo al lesionado y también mítico Dennis Irwin, Ryan Giggs es una leyenda que acumula títulos colectivos y marcas personales, algunas tan estrambóticos como ser el único jugador que ha marcado al menos un gol por temporada desde la creación de la Premier League en 1992.
Un futbolista de los buenos de verdad, Ryan Giggs. Le vamos a echar de menos cuando se vaya. Tweet
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Bueno, de Sierra Leona era Kallon, delantero que que rondado por Inter y Mónaco.
ResponderEliminarBueno, y un jovencillo que anda en el Watford, pero no me voy a poner tiquismiquis.
Kallon juega ahora... en el Kallon, equipo que fundó en su país y que gestiona con sus hermanos.
ResponderEliminarFelicidades por la historia.
Muy buena esta mezcla de futbol y labor humanitaria. Me gusta este tío. Vale, también me gusta el que ha tenido la idea de ponernos este post.
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