martes, 8 de junio de 2010

Campeón en Granada se dice campione

Por Héctor Estepa
Eran 22 años en el infierno, en el pozo de segunda B. 22 años concentrados en un partido de 90 minutos, con funestos precedentes. El Granada jugó hace 10 años un partido que el otro día en Alcorcón recorrió la mentes de todos sus seguidores. Bastaba un simple empate para ascender de categoría. Una ciudad que no había visto la Segunda división en 12 años parecía a punto de salir del pozo. Pero un solitario gol de Aguilar, otrora jugador nazarí, le dio la victoria al Murcia, que subió a la división de plata.

Ese partido fue conocido, desde entonces, como ‘el día del Murcia’. Mucho se ha hablado de él. Desde jugadores ‘untados’ (el mismo entrenador granadino, Felipe Mesones, dirigió al año siguiente al plantel rojillo en lo que hoy es la Liga Adelante), hasta alineación indebida, pasando por un misterioso café que los jugadores rojiblancos tomaron poco antes de saltar al césped y que supuestamente afectó a su rendimiento. Todo ello forma parte de la historia negra del club granadino.

Diez años tardó el Granada en encontrarse ante otro partido decisivo para subir a la división de Plata. En 2003, descendió administrativamente a tercera. Un palo para toda la ciudad. Un equipo histórico que de repente se veía jugando contra pueblos como el Arenas de Armilla o el Imperio Albolote. Cuatro años tardó en volver a la categoría de bronce, y lo hizo de mano de Paco Sanz, hijo del ex presidente madridista Lorenzo Sanz. El partido de la vuelta a la división de bronce, contra el Guadalajara, congregó a 17.000 personas, lleno total, en el coliseo granadino.

Pero la entidad se desmoronaba, la deuda era estratosférica y el empresariado e instituciones de la ciudad no respondían. El club estaba al borde de la desaparición tan sólo hace un año. Paco Sanz dimitía y dejaba la presidencia del club a Ignacio Cuerva, un joven empresario granadino, que con ayuda de los socios consiguió evitar la desaparición.

Este fue el punto de inflexión del Granada. A partir de ahí, la resurrección. Llegaba un grupo inversor italiano. Gino Pozzo, dueño del Udinese, se convertía en el mecenas del Granada CF. Y de su mano desembarca el hombre clave: Quique Pina, denostado en Granada desde que vendiera el Ciudad de Murcia al Granada 74, al que se vio como un rival.

Representante de decenas de jugadores, en menos de dos meses formó la mejor plantilla de los 80 equipos que participan en Segunda División B. La táctica, sencilla. Hacer que el Udinese firmase a los futbolistas que le interesaban, algunos representados suyos, para después cederlos al Granada. Pero no simplemente eso, sino que consiguió el pase temporal de algunos de los jóvenes más prometedores del conjunto italiano, como el francés Nyom, un lateral derecho, muro defensivo y gran carrilero, por el que han preguntado conjuntos como el Atlético de Madrid, o Rodion Ighalo, delantero nigeriano de gran calidad, con un disparo formidable y muy habilidoso dentro del área, por el que suspiran varios conjuntos de campeonatos superiores.

A mediados de la presente campaña, Cuerva dimite en su puesto de presidente, y el único que se presenta como sucesor es Quique Pina. Nadie se había planteado disputarle el puesto. Al poco tiempo, el murciano se convirtió en presidente del Granada CF.

A ocho jornadas del final, Pina toma su decisión más arriesgada. Destituye al entrenador cuando el equipo es segundo a tres puntos del líder Melilla. Sin embargo, desde entonces el equipo no volvería a perder un partido hasta terminar primero del grupo IV primero, vencer al Alcorcón después para consumar el ascenso y, por último, coronarse como Campeón de la Segunda División B.

El objetivo inmediato del Granada es no volver a caer en el pozo de la Segunda División B. Pero Pina es más ambicioso y ya negocia con el Udinese la cesión de jugadores de su propiedad. Sin embargo, en la parcela económica, el club afrontará este verano el final del proceso concursal y su reestructuración como SAD. Muchos ven este paso como el definitivo para que el club se modernice y que comience una nueva era en este histórico del fútbol español. El verano se prevé movidito en el fútbol granadino, para gran alegría de sus aficionados.

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