1. Primero le tocó a la construcción, este año ha sido el fútbol. Las secuelas de la crisis han sentenciado a la cultura del pelotazo. El descenso del Deportivo a 2ª, o el de Albacete y Tenerife a 2ªB, pone fin a una etapa histórica de nuestra liga marcada por la burbuja televisiva. Con los petrodólares avistándose en el horizonte, no es descartable que las divisas extranjeras inflen de nuevo nuestro fútbol. Ante ese riesgo, la experiencia de esta temporada debería dictar una solución tan manida como demagógica: la cantera.
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3. El protagonismo que está llamado a cobrar la cantera se corresponde con el que han tenido los secundarios. En plantillas de 22 siempre hay sitio para un puñado de ‘Keitas’. La cuestión, como siempre, es que los actores de reparto estén al mismo nivel que los intérpretes principales. El Valencia acertó en su reconversión, pero Atleti y Sevilla erraron en su intento por acabar con una liga polarizada. Mientras que en el Manzanares urge acometer algo más que una tarea de reciclaje, los de Nervión deberán demostrar que su dirección deportiva no va camino de convertirse en una nueva leyenda urbana.
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5. Contraviniendo los principios de este blog, diremos que lo único positivo de esta temporada es la irrupción de un deseo latente llamado #fútbolrealya. A ello han ayudado sobre manera las ruedas de prensa, auténtica excreción de un mainstream periodístico que sólo es capaz de alimentarse a base de declaraciones. Sin ellas, quizá habríamos visto con mayor nitidez si la distancia entre Barça y Real Madrid era o no una ilusión óptica. Por el bien del juego, esperemos que Guardiola y Mourinho nos lo aclaren el curso que viene. Tweet
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