martes, 18 de mayo de 2010

El efecto Gorosito

Por Miguel Bujalance
Cuando Néstor Raúl Gorosito apareció en Jerez en enero, el equipo iba camino de ser el peor debutante de la historia de la Primera División. Sus inicios en el club azulón no resultaron alentadores: una victoria y cuatro derrotas. Sin embargo, él mantenía un discurso optimista que provocaba la risa de periodistas y aficionados. Su peinado a lo Camarón, sus ínfulas argentinas y su desconocimiento del fútbol español presagiaban otro de los tantos haraquiris de aquellos clubes que ven la ruina económica y deportiva bajo sus pies. A falta de una jornada para acabar la Liga, sin embargo, el Xerez llegó con opcioes de concretar una de las mayores gestas deportivas que se recuerdan.

Gorosito puede presumir de un palmarés muy digno como jugador. Fue campeón con River y formó en San Lorenzo con Alberto Acosta uno de los mejores ataques del fútbol suramericano de los 90. Sus cualidades también forjaron una notable carrera fuera de Argentina. Su triunfo incontestable en la Universidad Católica de Chile, donde coincidió con Pellegrini, y su papel estelar durante dos temporadas en el Tirol de Austria lo confirman. Antes de retirarse, probaría en el Yokohama Marinos japonés.

Sin duda, un trotamundos del cuero. Un mercenario hecho de esa extraña aleación que permite destacar tanto en grandes ligas como en campeonatos de segunda fila. Con la albiceleste, Gorosito ganaría la Copa América de 1993. Por aquel entonces, los analistas le auguraban un papel destacado en el combinado nacional en la Copa del Mundo del año siguiente. Pero su puesto fue para un decadente Maradona, cuyo positivo derrumbó las expectativas de un equipo solvente que caería en el primer cruce ante la Rumania de Hagi.

El apodo de El Pipo viene de muy lejos. Su padre admiraba mucho al gran jugador Néstor Raúl Rossi Pipo y bautizó de esta manera al niño goleador que empezaría en las categorías inferiores de River. Desde su época de jugador, Gorosito mostró un gran interés por el conocimiento del juego y pocos dudaron de sus cualidades para pasar al potro del banquillo. Para aprender, Gorosito compartió en las concentraciones muchas horas con un joven Pellegrini que iniciaba su carrera de entrenador.

Palabra argentina

Durante años defendió la sabiduría futbolista del Ingeniero con la misma vehemencia con que se defiende el menottismo o el bilardismo. Además, el prestigio de las recomendaciones del veterano volante llevó a Pellegrini a San Lorenzo. La comunión entre ambos era total, hasta que el chileno fue tentado por River Plate. Aquí Gorosito vio su gran oportunidad tras colgar las botas y no dudó en alabar al chileno en el seno de la entidad bonaerense, donde era muy respetado. Durante días aguardó la llamada de Pellegrini para unirse a él en aquel reto, si bien ésta nunca se produjo. Maestro y alumno nunca coincidirían en el Monumental y Gorosito nunca perdonaría a su amigo. Los elogios del actual preparador del Xerez desaparecieron y pronto Pellegrini daría el salto a Europa, a pesar de la elegancia mostrada por Pellegrini cuando visitó Chapín hace unas semanas con su poderoso Real Madrid.

Tras ese fracaso emocional, Gorosito cimentó una irregular carrera en los banquillos. Finalmente, en 2009 recibió la ansiada llamada de River. Su misión era complicada: debía resucitar a un grande que se ahogaba en una mediocre gestión deportiva. No tuvo suerte y el equipo perdió 15 de los 33 partidos que disputó bajo sus órdenes.

Desalentado por el ambiente, Gorosito tiró la toalla. "El que venga tendrá más fuerza que nosotros. Una cara nueva va a servir de motivación para mejorar la situación del equipo, que es injusta. Por historia no merece estar donde está", declaró en su despedida. Meses después recibiría la llamada del Xerez, otro equipo desahuciado, pero carente del glamour de River. Gorosito aceptó y su palabra argentina se hizo carne. El milagro estuvo cerca. O quizás se consumó, porque su trayectoria sólo es producto de los fenómenos paranormales.

2 comentarios:

  1. Gorosito fue víctima de los prejuicios. Su aspecto con una melena rizada poco convencional en el fútbol actual; el relevo en la propiedad del club con una sociedad cuya transparencia no es la habitual en Europa; unos sistemas de preparación de los partidos diferentes a los aplicados con anterioridad y otros pequeños detalles hicieron que la atención futbolística infravalorara el trabajo del entrenador, pero poco a poco sus resultados están ahí.

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  2. Gorosito tiene un genio del demonio, con la UC se fue enojado. La dirigencia del club chileno y los hinchas no quieren verlo.
    Con el Beto Acosta también se peleó.
    Fue un gran jugador, como técnico tiene buenos atributos, pero su carácter es particular.
    Saludos, excelente página.

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