Es tan viejo como el propio fútbol y ofrece siempre un mismo resultado: escándalo. El 1X2 que agita y mezcla noche, alcohol y sexo (de pago) acaba de llevarse por delante a seis jugadores checos y a su seleccionador. Ésta es la diferencia entre Ujfalusi y Nedved. Descanse en paz la brillante generación del 96. Otro milagro centroeuropeo que se malogra.
Partido de clasificación del Mundial 2010 (Grupo 3). República Checa-Eslovaquia. Derbi con todas las letras. Pero con papeles cambiados. El no hace mucho desafiante combinado checo apenas llega a corajudo. Ahora debe conformarse con mirar desde abajo en la tabla a su vecino. Que tampoco encarna precisamente la excelencia. La sorpresa es relativa: 1-2. Sudáfrica se aleja de Praga aún más miles de kilómetros.
El regreso al hotel de concentración permite medir la distancia entre el tópico (trayecto fúnebre, caras largas) y la vergüenza. Un restaurante (dicen) se cruza en el camino. Tomas Ujfalusi (Atlético), Milan Baros (Galatasaray), Vaclav Sverkos (Sochaux), Radoslav Kovac (West Ham), Martín Fenin (Eintracht) y Marek Matejovsky (Reading) aparecen al día siguiente en los papeles involucrados en una fiesta con prostitutas. Petr Rada se responsabiliza del desmadre y dimite.
Hasta aquí la secuencia de los hechos. Nada nuevo. Apenas hace dos años de un escándalo similar protagonizado por Perú. Orgía en el Hotel Golf Los Inkas. Chiste demasiado fácil. Pizarro, Guerrero, Farfán, Acasiete y Mendoza al menos habían empatado con Brasil previamente.
Del ridículo máximo tuvimos noticia ayer. Ujfalusi anuncia su retirada del equipo nacional en un comunicado hecho público por su agente. 78 internacionalidades reducidas a un triste papel. Un adiós precipitado por “el ambiente que existe dentro de la Federación y en diversos medios de comunicación”.
El central con atrezzo de batería heavy dijo Koniec (Fin), la palabra con la que se despedían los dibujos animados ochenteros en la República Checa.
Balón fuera. Su especialidad.
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Partido de clasificación del Mundial 2010 (Grupo 3). República Checa-Eslovaquia. Derbi con todas las letras. Pero con papeles cambiados. El no hace mucho desafiante combinado checo apenas llega a corajudo. Ahora debe conformarse con mirar desde abajo en la tabla a su vecino. Que tampoco encarna precisamente la excelencia. La sorpresa es relativa: 1-2. Sudáfrica se aleja de Praga aún más miles de kilómetros.
El regreso al hotel de concentración permite medir la distancia entre el tópico (trayecto fúnebre, caras largas) y la vergüenza. Un restaurante (dicen) se cruza en el camino. Tomas Ujfalusi (Atlético), Milan Baros (Galatasaray), Vaclav Sverkos (Sochaux), Radoslav Kovac (West Ham), Martín Fenin (Eintracht) y Marek Matejovsky (Reading) aparecen al día siguiente en los papeles involucrados en una fiesta con prostitutas. Petr Rada se responsabiliza del desmadre y dimite.
Hasta aquí la secuencia de los hechos. Nada nuevo. Apenas hace dos años de un escándalo similar protagonizado por Perú. Orgía en el Hotel Golf Los Inkas. Chiste demasiado fácil. Pizarro, Guerrero, Farfán, Acasiete y Mendoza al menos habían empatado con Brasil previamente.
Del ridículo máximo tuvimos noticia ayer. Ujfalusi anuncia su retirada del equipo nacional en un comunicado hecho público por su agente. 78 internacionalidades reducidas a un triste papel. Un adiós precipitado por “el ambiente que existe dentro de la Federación y en diversos medios de comunicación”.
El central con atrezzo de batería heavy dijo Koniec (Fin), la palabra con la que se despedían los dibujos animados ochenteros en la República Checa.
Balón fuera. Su especialidad.
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