El anillo es de oro blanco, luce una intimidatoria C (de Champion) a modo de sello y reserva uno de sus costados a la leyenda Spain. ¿Por Pau Gasol? No. Por Carlos López, su propietario.
Tanto cacareo con la edad de oro del deporte español y resulta que el all star de los Lakers no ha sido el primero en besar la certeza en círculo de los elegidos para la gloria. Un madrileño premonitoriamente nacido un 11-S (de 1984) se enroscó antes el triunfo en suelo yanqui. Y a diferencia del pívot, tras su primer -y único- año de aventura americana.
Claro que Spain llevaba ventaja: jugó al fútbol en el país del soccer.
Lejos de la experiencia profesional de Aitor Karanka (ex de Colorado Rapids) o Albert Celades (en la actualidad en los New York Red Bulls), su testimonio pone sobre la pista de las categorías inferiores del balompié USA, que por sorpresa mide fuerzas en esta Confecup contra la Selección de Del Bosque.
Carlos aterrizó en 2002 en San Antonio (Texas) para hacer primero de bachillerato, "obligado" literalmente por sus padres y avalado por la provechosa aproximación al inglés de una hermana en Oklahoma. En el hogar de acogida se encontró con que Jason, hermano de idéntica edad, también era pelotero en el equipo del instituto (Winston Churchill High School) para el campeonato estatal. El símil es demasiado fácil: todo vino tan rodado como un balón.
Spain había pasado por Villaviciosa de Odón, Tenerife alevín y Boadilla de fútbol sala. Superó sin problemas las pruebas de ingreso -mero examen físico- en los Churchill Chargers. Y se sorprendió a sí mismo como nuevo delantero centro: 17 goles para un total de 25 partidos ganados, siete empatados y ninguno perdido, nuevo récord del centro. "Tienen mucho nombre en EEUU. Habían ganado 20 años atrás el campeonato estatal, y el equipo femenino quedó tercero ese mismo año. ¡Los del fútbol americano eran unos pringaos! Allí en Texas, porque están en la frontera con México, y quizá en Florida, donde también hay mucha presencia hispana, es donde había más nivel. Jugar contra Michigan, por ejemplo, era como hacerlo contra chavales de cinco años".
Vais a sudar...
Un noruego y un alemán completaban el cupo de extracomunitarios de un club que calca la equipación del Milan. Carlos recuerda que los primeros días no entendía nada ("a los cinco meses ya hablaba perfectamente") y que la dinámica de trabajo era exigente. "Los tres primeros meses hicimos una especie de pretemporada, todo muy físico. Luego pasamos a alternar el trabajo en gimnasio con los ejercicios con balón. Por último, machacamos los aspectos tácticos, con pachanga, si acaso, al final de cada entrenamiento". ¡Sábado, domingo y festivos incluidos!
Sorprende la profesionalización de unas categorías que en el primer mundo futbolístico son generosas en penurias. "Se lo curran mucho, aquí es todo más cutre. Viajábamos siempre en avión y con la equipación oficial, no como pandilleros estilo NBA". Todos los partidos se disputaban de noche -los integrantes de la plantilla estaban liberados de acudir a clase, "para meditar", y casi de hacer exámenes...-, se anunciaban por televisión en el instituto -resultado: 8.000 espectadores en el estadio, a siete dólares la entrada- y eran amenizados con cheerleaders y toda la pesca.
"Antes de salir a jugar se producía la típica charla. ¡Como en las películas! Nos comían la olla para hacernos creer que éramos Zidane", rebota Spain envuelto en barras y estrellas. "Al ganar aquel campeonato tuve la suerte de las suertes. Me ofrecieron cuatro becas en otras tantas universidades, de diferentes estados. 1.000 dólares al mes más los estudios. ¿Por qué me volví? Porque prefiero vivir en España, aunque si lo hubiera pensado mejor..."
Gracias a Facebook comprueba que ninguno de sus ex compañeros sigue vinculado al soccer. De aquella liga de las cinco A conserva material deportivo, el libro personalizado (recortes de prensa, fichas, estadísticas...) que el club entregó a cada jugador y la satisfacción de haber disfrutado de un fugaz sueño americano. "Nos hacían descuentos en los McDonald's, había carteles del tipo We support our troops por todas partes, nos sacaron en las cajas de cererales, recibimos una carta de felicitación del Congreso local y de jugadores conocidos... Fuimos el orgullo local".
Y por supuesto, atesora el anillo, que le brindó un postrero reconocimiento por boca de un operario de aeropuerto en Nueva York: "Gracias por haber venido".
pd. Justo hoy, The New York Times muestra cómo se diseña un anillo de campeones... ¡en fútbol americano!
A este texto sólo le falta aclarar la principal diferencia: ¿Por qué lo llaman soccer? ¿De dónde viene la palabreja?
ResponderEliminarMike Fratello
Bien currado Dulbeca. Ilusión más talento a la hora de escribir significan un post como la actualidad (y el código binario) manda....
ResponderEliminarMuy chula la historia!!!!!
ResponderEliminarGracias Sacri
Saludos Mike Fratello, se cree que la palabra soccer apareció como abreviatura más o menos simpática del término association allá por 1880. El jugador inglés (y estudiante de Oxford) Charles Wreford Brown figura como padre del término.
ResponderEliminarLa idea de este reportaje es ofrecer una visión desde dentro del fútbol no profesional en EEUU. Visto lo visto, habrá que estar todavía más atentos...