Por John Wyatt
Dicen que el fútbol es la guerra del siglo XXI. Para las grandes potencias, hartas de masacrarse durante la primera mitad del XX, ha supuesto un desahogo. Puedes humillar al eterno rival en su estadio sin sufrir una sola baja. De hecho, es el conflicto ideal: banderas, himnos, formación de combate junto al árbitro, equipos atrincherados y escuadras al ataque. No, no hay mucha diferencia...
No sabemos como se hubiera defendido Pep Guardiola en el campo de batalla, frente a un mapa lleno de banderitas, pero su discurso en la cancha es comparable, en lo rompedor, con las tácticas de Heinz Guderian, celebre comandante de divisiones panzer durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta militar cambió el concepto de ataque, dinamitó la guerra de posiciones, demostró que no sirve de nada esperar en la trinchera, convenció a todos de que un ejército enorme puede y debe ser rápido, ágil e indetectable para el enemigo.
En 1939, con sus movimientos envolventes, mejoró a Napoleón y ridiculizó a los mariscales franceses y a sus aliados británicos, que esperaban la acometida alemana en sus fronteras, en la infranqueable linea Maginot. Estaban aún 20 años atrás, en la Primera Guerra Mundial, con sus trincheras y sus asaltos de miles de hombres para ganar 20 metros al enemigo.
Meses antes del ataque, Guderian soñó con la invasión de Francia. Ya levantado, estudió los mapas y descubrió un paso montañoso a través de territorio belga: las Ardenas. Era una osadía meter un ejército pesado por esos caminos embarrados, pero también suponía un golpe de mano.
En seis semanas, sus panzers invadieron Bélgica, atravesaron las montañas y se encontraron el camino despejado hacia París sin disparar un sólo tiro. Mientras, los franceses se preguntaban dónde se habían metido esos cabezas cuadradas. La cruz gamada ya ondeaba en París mientras los generales aliados se llevaban las manos a la cabeza. "¿Cómo lo han hecho?"
Las tácticas de Guderian supusieron una revolución. Los conflictos cambiaron para siempre en cuestión de meses y ya nunca volverían a ser iguales. Se acabaron las posiciones fijas, la espera, el inmovilismo. Lo mismo parece que sucederá en el fútbol. El equipo de Guardiola ha convertido a Madrid, United, Sevilla o Bayern en el Numancia. Sus tácticas ya están anticuadas. La guerra relámpago, el fútbol relámpago, se ha impuesto en la cancha.
El enemigo aprende
En la historia de Guderian, como en la de César o Napoleón, también hay otra metáfora aplicable al deporte. Sus tácticas fueron implacables hasta que alguien las descodificó, se vacunó contra ellas, las mejoró y las utilizó contra su propio creador. Guardiola manda en la partida, pero ya hay gente pensando en cómo es capaz de infiltrar a sus tropas entre las pobladas defensas rivales para copiar el modelo. Ha reinventado el fútbol del siglo XXI, pero su obra es accesible a todos.
Meses después, Guderian se quedó con sus tanques a 42 kilómetros de Moscú, pero tuvo que retroceder por la llegada del invierno. En 1945, Hitler le ordenó que defendiera las fronteras de Alemania de las divisiones rusas. Fue inútil. La guerra relámpago, ahora aplicada por el enemigo, arrasó Berlín.
Bien haría Guardiola en retirarse sin derrota alguna en su expediente. La leyenda se forja así, llegué, ví, vencí. Por que la derrota llegará, tarde o temprano. Guardiola disfruta viendo a sus tropas triunfadoras en París y puede que el champán le dure un par de temporadas más, pero en Moscú ya preparan las defensas.
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vidas superparalelas
ResponderEliminarMe gusta eso de los tanques preparados en Moscú. El blanco de la nieve pone la nota exacta de lo que puede estar pasando en el despacho de Florentino, ante el mapa, estudiando sus tácticas mientras el enemigo avanza.
ResponderEliminarMuy bueno John, un abrazo desde Puertollano de tu amigo el Pollo.
ResponderEliminarHombre, podrías haber cogido algún general que no fuese NAZI: algún emperador romano, otomano o incluso americano. No se mucho de estrategia militar pero seguro que hay otros...
ResponderEliminarGuderian no era nazi, como muchos alemanes que se vieron obligados a luchar sin necesariamente estar de acuerdo con Hitler, como los generales Rommel, Staufenberg, Von Paulus...
ResponderEliminarJohn Wyatt
Y aunque lo fuera. Aquí se habla de táctica y estrategia, se compara el fútbol con la guerra, y ya está. Quien quiera extender la comparación a otros terrenos, es algo canalla o tal vez no muy listo.
ResponderEliminarGuderian al igual que Rommel no eran Nazis sino que tuvieron que pelear por su pais a pesar de no estar de acuerdo con su lider. Muy interesante similitud, hecha entre ambos!!saludos!!
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