Por Nick Panzeri
Minuto 92. Llorente baja un balón imposible, doma su trayectoria insecticídica y la pone en la escuadra. Barcelona 3-Villareal 3. Empieza el desalojo en Canaletas. Un equipo acostumbrado a ganar, construido para ello, no era capaz de finiquitar el título a pesar de que ganaba 3-1 mediada la segunda parte.
No es un caso aislado. El Inter también ha sido incapaz de dar la puntilla al Calcio pese a adelantarse en dos ocasiones frente al Chievo. Y al Wolfsburgo le han empezado a temblar las piernas cuando más cerca tenía la Bundesliga. El sábado perdía 4-1 contra el Stuttgart y ya tiene al Bayern (uno al que no suelen intimidar las victorias finales) empatado a puntos.
También conocida como Nikefobia, el miedo a la victoria es un complejo que la psicología lleva estudiando desde que Freud lo abordara en Los que fracasan al triunfar. Las razones parecen estar claras para los especialistas: “Muchas veces las consecuencias de ganar pueden ser tan grandes para un equipo o persona que simplemente prefiere quedarse donde está, es un balance de costo-beneficio”.
Los diferentes estudios destacan que esta tendencia autodestructiva es especialmente acusada cuando se viene de perder ese trofeo últimamente. Es decir, como le ha sucedido en las dos útimas temporadas al Barça, que además ayer en el camino se dejó a Iniesta, su talismán esta temporada, y que tendrá que jugar las dos finales que tiene por delante con Sylvinho como titular, después de apenas haber jugado en todo el año.
Aunque el miedo a ganar es más plausible en los deportes individuales, la psicología considera que esa sensación es muy contagiosa y que puede llegar a bloquear a todo un colectivo: “La derrota ofrece estabilidad, mientras que la victoria trae sobresaltos, cambios”.
En cualquier caso, el miedo a ganar tiene un antídoto infalible: la incapacidad del rival. Y en el caso de la Liga, parece que el Madrid ha dejado de olfatear el rastro culé. El último ejemplo de todo este llegó de Holanda. Contra el miedo a ganar la Eredivise del AZ de Van Gaal pudo más la incapacidad para pelearla de sus rivales, el Ajax y el Twente. Así que Canaletas tendrá que sintonizar con el Bernabéu.
Minuto 92. Llorente baja un balón imposible, doma su trayectoria insecticídica y la pone en la escuadra. Barcelona 3-Villareal 3. Empieza el desalojo en Canaletas. Un equipo acostumbrado a ganar, construido para ello, no era capaz de finiquitar el título a pesar de que ganaba 3-1 mediada la segunda parte.
No es un caso aislado. El Inter también ha sido incapaz de dar la puntilla al Calcio pese a adelantarse en dos ocasiones frente al Chievo. Y al Wolfsburgo le han empezado a temblar las piernas cuando más cerca tenía la Bundesliga. El sábado perdía 4-1 contra el Stuttgart y ya tiene al Bayern (uno al que no suelen intimidar las victorias finales) empatado a puntos.
También conocida como Nikefobia, el miedo a la victoria es un complejo que la psicología lleva estudiando desde que Freud lo abordara en Los que fracasan al triunfar. Las razones parecen estar claras para los especialistas: “Muchas veces las consecuencias de ganar pueden ser tan grandes para un equipo o persona que simplemente prefiere quedarse donde está, es un balance de costo-beneficio”.
Los diferentes estudios destacan que esta tendencia autodestructiva es especialmente acusada cuando se viene de perder ese trofeo últimamente. Es decir, como le ha sucedido en las dos útimas temporadas al Barça, que además ayer en el camino se dejó a Iniesta, su talismán esta temporada, y que tendrá que jugar las dos finales que tiene por delante con Sylvinho como titular, después de apenas haber jugado en todo el año.
Aunque el miedo a ganar es más plausible en los deportes individuales, la psicología considera que esa sensación es muy contagiosa y que puede llegar a bloquear a todo un colectivo: “La derrota ofrece estabilidad, mientras que la victoria trae sobresaltos, cambios”.
En cualquier caso, el miedo a ganar tiene un antídoto infalible: la incapacidad del rival. Y en el caso de la Liga, parece que el Madrid ha dejado de olfatear el rastro culé. El último ejemplo de todo este llegó de Holanda. Contra el miedo a ganar la Eredivise del AZ de Van Gaal pudo más la incapacidad para pelearla de sus rivales, el Ajax y el Twente. Así que Canaletas tendrá que sintonizar con el Bernabéu.
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