viernes, 22 de mayo de 2009

El Real Oviedo, el triste Barça de Tercera

Por Paco Calvo
El drama del Oviedo parece tener sede perenne en Mallorca. En 1988 jugó allí para promocionar a Primera, y lo logró. En 2001 jugó allí para mantenerse en Primera, y bajó. En una semana el Oviedo vuelve allí para subir... a Segunda B. Y los sufridos oviedistas temen que la loca ruleta del fútbol pueda volver a girar frente al Mallorca... B, porque esta vez se juega, porca miseria, contra el filial.

Es la dramática realidad del Barça de Tercera, el equipo de una ciudad de 220.000 habitantes en la zona cero del fútbol español: 100 goles, 103 puntos, 27 puntos sobre el segundo y una sola derrota en la temporada... jugando contra equipos no profesionales. Algunos, de barrios de la propia capital del Principado.

El Oviedo: protagonista de uno de los dos únicos partidos -la ida frente al Mallorca- que se retransmitirán en alta definición en España en este fin de mes. El otro es la final de la Champions.

La chirigota oviedista (tan lejos de Cádiz) comienza en 2003 con un doble descenso: deportivo, de Segunda a Segunda B; económico, de Segunda B a Tercera. El club es un agujero negro monetario. La directiva, encabezada por el abogado Celso González, parecen haber esquilmado la entidad con traspasos absurdos y un auténtico tetris financiero. El hundimiento lo provocan los propios jugadores, al denunciar los impagos y forzar el doble descenso.

Soledad

El espíritu de García Márquez se apropia del club: comienzan los 100 años de soledad. El alcalde de la ciudad, que considera al Real Oviedo su eterno adversario político, aprovecha para crear de un equipo de barrio, el Astur, "el nuevo Real Oviedo". Le siguen históricos como Berto y Bango. La excusa: la abracadabrante deuda, que nadie sabe cuantificar, hace inviable la institución. La ciudad, en pleno ataque de nostalgia, les lapida en grupo y se aferra al escudo.

El choque entre ambos clubes, en 2004 en Tercera, convierte al Tartiere en el octavo campo con mejor entrada de España ese domingo. Para nada. El Oviedo no consigue subir ese año, promocionando contra el Arteixo. En un campo, por cierto, sin gradas.

Desde entonces, otra temporada en Tercera, dos en Segunda B, otro sonrojante descenso deportivo a Tercera, otra lamentable derrota en la promoción de ascenso contra el ignoto Caravaca, murciano, y este año la enésima resurrección tras una temporada regular que ha servido para lo mismo que la de la ACB: para nada.

Y los oviedistas, entretanto, fantasean imaginando una dicha aún mayor que el ascenso a los barrizales de Segunda B: un hipotético descenso del Sporting de Gijón. Que, de no producirse, empataría con el Oviedo en temporadas en Primera -clasificación en que los carbayones ocupan la 13ª posición de toda España, ojo-.

Por si acaso, una enorme pancarta ocupó todo un fondo del nuevo Tartiere durante varios de estos años en la catástrofe. Rezaba, en una enfáticas mayúsculas: "La superioridad no entiende de categorías"

3 comentarios:

  1. Ojo:
    Hay otros equipos que han hecho record en tercera, como es la Gimnástica de Torrelavega.
    Aupa la Gimnástica.
    Marcos

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  2. Pues el oviedo debe así como 15 millones de euros, en segunda B. De momento, no pagan a los jugadores, ni empleados ni a la SS, ni a Hacienda ni nadie. Se acabó. Han embargado la cuenta de la tienda del Oviedo, que está vendiendo en efectivo y sin dar tickets y vamos, en esta situación de crisis que no cuenten con un duro ni del ayuntamiento ni de ninguna gran empresa. A desaparecer, que es lo que tenía que haber pasado hace años. Asturias sólo da para un gran equipo y ese es el Real Sporting de Gijón.

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  3. Habrá que repetirte la frase chico, que parece que no te enteras: "La superioridad no entiende de categorías"

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