viernes, 29 de mayo de 2009

PSG & OM: dos grandes que se ahogan solos


Por TFM
En la Ligue 1, el arte se ha sustituido al fútbol. Los últimos acontecimientos son puro reflejo del esfuerzo que ponen los equipos más poderosos por hacer el ridículo. Hace un par de jornadas, el PSG estaba instalado en los puestos europeos y le rozaba el trasero al Lyon. El Marsella llevaba 2 puntos de ventaja (más una diferencia de goles apreciable) sobre el Girondins. Todo iba bien, por fin tras 10 años los grandes históricos habían vuelto y hablaban del título de Liga ...

Pues bien, en la misma semana se anunció el cese de Paul Le Guen, entrenador del PSG, quien recuperó a un equipo amenazado de relegación y lo llevó a pelear hasta por el título, y el de Eric Gerets, el mago que volvió a hacer del OM un equipo de fútbol, que ha decidido en hacer sus maletas para Arabia Saúdi.

La belleza del fútbol francés no esta en sus canchas (y sé que no os descubro nada). Pero tampoco en sus dirigentes. El primero intentó un golpe de estado dentro del club y hacerse con los fichajes de la temporada que viene mientras que el segundo esperó en vano una contraoferta del OM para quedarse en La Canebière.

Gourcuff, el heredero

Resultado : tres jornadas más tarde, el PSG se aleja de Europa (perdió en Valenciennes, 2-1) y Marsella perdió su liderazgo en casa antes de un Lyon resucitado (1-3). Mientras tanto, Laurent Blanc y su Girondins de Burdeos se hicieron con el primer puesto. El Toulouse se adjudicó la ultima plaza calificativa para la UEFA (perdón, la European League). Cuando Paris y Marsella peleaban en el vientre de la tabla, mantenían los entrenadores. Ahora que pueden ganar, los echan. ¿Hay que reír o llorar?

Pero los 2 verdaderos artistas de esta temporada están en el Burdeos. Son Laurent Blanc, entrenador, y Yohan Gourcuff, líder del conjunto bórdeles. Gracias a una estabilidad en el equipo dirigente, a la regularidad en los resultados y un fútbol atractivo, los Girondins se proclamarán seguramente campeones mañana (necesitan solo 1 punto más y sólo si pierden y gana el Marsella por dos goles podría darse la vuelta a la tortilla). Quizás si ganan el título echen también al míster.

En el país de los payasos, los malabaristas son rey; por tanto, Sarkozy acaba de decir que está encantado con "el modelo de gestión francés" y se ha puesto un objetivo ambicioso (¿ridículo?) : que un club francés gane la Liga de los Campeones antes del 2011. ¡Eso sí que es arte!

jueves, 28 de mayo de 2009

Tel Aviv, noche blaugrana... y blanca

Por Johan Einstein / Desde Tel Aviv
En la playa de Tel Aviv, 4000 israelíes vibraron con la victoria del Barça ante el Manchester. En la fina arena, senyeras y banderas barcelonistas me transportaron por dos horas a Barcelona. Solo que en lugar del español o catalán se escuchaba hebreo.

Bueno, y mucho español gracias a la importante colonia argentina, que llevaba sin excepción la camiseta de su selección. La de Messi, claro. "Dale,Leo, dale!!", gritaban con tanto amor a su chico como odio al rival inglés.

Desde este digno blog envío mis disculpas al organizador de la velada en Tel Aviv, que no sé por qué diablos decidió quitar la señal de la televisión antes de la entrega de trofeos. Mi airada reacción, unida a la de los 4.000 amigos, le convencieron para que pudiéramos ver en la gigante pantalla a Puyol levantando la Copa y al genio italiano inscribiendo el nombre del club en el trofeo.

Algunos se me acercaban preguntando a quién fichará el Barça el próximo año. Que Florentino aprieta... Me río. Me descojono. Y me digo: "Sí, señor, son culés. Prefieren sufrir que disfrutar el momento".
El enemigo Cristiano

Acabada la retransmisión, el paseo marítimo de Tel Aviv parecía las Ramblas con múltiples bufandas y bocinazos de los coches. Curiosamente, y manda huevos como diría el otro, la noche del Barça coincidió con la llamada noche blanca de Tel Aviv, en la que no se duerme y el Ayuntamiento organiza actuaciones musicales y teatrales en la calle. Una noche blanca donde sólo había cules pero que se alargó hasta la llegada del sol... Blanca y culé.

Llamada de un amigo de Gaza. El palestino está contento.Felicidad máxima. Es tan culé como los israelíes que me rodean. Su ídolo es Keita, que siempre se acuerda de Alá, su protector. Se alegra por la tristeza del Cristiano. El portugués tiene todos los números para ir al Madrid. Muchos aficionados del Barça identifican al crack como nuevo enemigo, acompañando a Ramos y Guti. Cada forcejeo con Puyol le quitaba deportividad pero le sumaba gloria como digno enemigo en el futuro.

En estas tierras de Oriente, que estuvieron bajo el mandato británico, se respetaba mucho al Manchester. Pero el temor de árabes e israelíes a la armada inglesa no superaba el amor al buen futbol de los enanos Xavi, Messi e Iniesta.

Por cierto, entre el millar de israelíes que viajó a Roma para ver la final estaba el ex primer ministro, Ehud Olmert. El futbol no corrompe pero tiene una fuerza brutal. Y es que Olmert, un gran seguidor de la fuerte banda de Ferguson, prefirió estar con su amigo Don Silvio en lugar de quedarse en Israel donde por la mañana se decidia en el Tribunal Supremo un aspecto legal de su futura comparecencia por un supuesto caso de corrupcion. Vaya dia, Ehud!

"Eto'o marcó el gol de la final por su viaje que hizo a Israel con el centro Peres por la paz", chilla un chaval. Ahí está la clave de la victoria de Pep, al que aquí todos le elogian incluso más que a Messi. Ahí va la gran pregunta desde estas tierras a los expertos del blog: ¿Quién es más imprescindible, Messi o Guardiola?

Guderian y Guardiola, vidas paralelas


Por John Wyatt

Dicen que el fútbol es la guerra del siglo XXI. Para las grandes potencias, hartas de masacrarse durante la primera mitad del XX, ha supuesto un desahogo. Puedes humillar al eterno rival en su estadio sin sufrir una sola baja. De hecho, es el conflicto ideal: banderas, himnos, formación de combate junto al árbitro, equipos atrincherados y escuadras al ataque. No, no hay mucha diferencia...

No sabemos como se hubiera defendido Pep Guardiola en el campo de batalla, frente a un mapa lleno de banderitas, pero su discurso en la cancha es comparable, en lo rompedor, con las tácticas de Heinz Guderian, celebre comandante de divisiones panzer durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta militar cambió el concepto de ataque, dinamitó la guerra de posiciones, demostró que no sirve de nada esperar en la trinchera, convenció a todos de que un ejército enorme puede y debe ser rápido, ágil e indetectable para el enemigo.

En 1939, con sus movimientos envolventes, mejoró a Napoleón y ridiculizó a los mariscales franceses y a sus aliados británicos, que esperaban la acometida alemana en sus fronteras, en la infranqueable linea Maginot. Estaban aún 20 años atrás, en la Primera Guerra Mundial, con sus trincheras y sus asaltos de miles de hombres para ganar 20 metros al enemigo.

Meses antes del ataque, Guderian soñó con la invasión de Francia. Ya levantado, estudió los mapas y descubrió un paso montañoso a través de territorio belga: las Ardenas. Era una osadía meter un ejército pesado por esos caminos embarrados, pero también suponía un golpe de mano.

En seis semanas, sus panzers invadieron Bélgica, atravesaron las montañas y se encontraron el camino despejado hacia París sin disparar un sólo tiro. Mientras, los franceses se preguntaban dónde se habían metido esos cabezas cuadradas. La cruz gamada ya ondeaba en París mientras los generales aliados se llevaban las manos a la cabeza. "¿Cómo lo han hecho?"

Las tácticas de Guderian supusieron una revolución. Los conflictos cambiaron para siempre en cuestión de meses y ya nunca volverían a ser iguales. Se acabaron las posiciones fijas, la espera, el inmovilismo. Lo mismo parece que sucederá en el fútbol. El equipo de Guardiola ha convertido a Madrid, United, Sevilla o Bayern en el Numancia. Sus tácticas ya están anticuadas. La guerra relámpago, el fútbol relámpago, se ha impuesto en la cancha.

El enemigo aprende

En la historia de Guderian, como en la de César o Napoleón, también hay otra metáfora aplicable al deporte. Sus tácticas fueron implacables hasta que alguien las descodificó, se vacunó contra ellas, las mejoró y las utilizó contra su propio creador. Guardiola manda en la partida, pero ya hay gente pensando en cómo es capaz de infiltrar a sus tropas entre las pobladas defensas rivales para copiar el modelo. Ha reinventado el fútbol del siglo XXI, pero su obra es accesible a todos.

Meses después, Guderian se quedó con sus tanques a 42 kilómetros de Moscú, pero tuvo que retroceder por la llegada del invierno. En 1945, Hitler le ordenó que defendiera las fronteras de Alemania de las divisiones rusas. Fue inútil. La guerra relámpago, ahora aplicada por el enemigo, arrasó Berlín.

Bien haría Guardiola en retirarse sin derrota alguna en su expediente. La leyenda se forja así, llegué, ví, vencí. Por que la derrota llegará, tarde o temprano. Guardiola disfruta viendo a sus tropas triunfadoras en París y puede que el champán le dure un par de temporadas más, pero en Moscú ya preparan las defensas.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Carrick: el chico que creció demasiado

Por Rocheteau
Un entrenador español, para demostrar su tesis de que los ingleses inventaron las reglas del juego pero no tienen ni idea de táctica, me preguntó:

-¿Cuántos mediocentros ingleses de primer nivel conoces?
-Carrick
-Vale. Pues es el único.

Ese "único", un tipo de 1,85, cabeza cuadrada y tinte lechoso, será la empalizada frente al triángulo pigmeo de las Bermudas que traza el Barça en la mediapunta: Iniesta (1,69), Xavi (1,70) y Messi (1,69).

Las hormigas bailarinas del Barca intentarán pasar entre las piernas de Vidic (1,88), Ferdinand (1,91) y Carrick, como Tyrone Bogues entre las de Sabonis en el Mundobasket 86. Será un duelo de altura. Y un duelo de alturas

Michael Carrick nació en Wallsend, un trastero del norte inglés donde la única luz diurna la despiden los neones de las camionetas de Fish & Chips. En los campos de fútbol de la zona, la pelota acaba el partido necesitando una caja de ibuprofeno. Y el único modo de brillar cuando se juega por los aires es metiéndola en la red. Eso hacía Michael.

Su fama como delantero centro se extedió por toda Inglaterra. "¿Sabes que hay otro striker del Wallsend Boys Club que las enchufa de maravilla?", decían los scouts. El anterior era Alan Shearer.

Pero el chico creció 10 centrímetros de una tacada. Pasó de 1,75 a 1,85 y el rocoso delantero se convirtió en un jugador desmañado, torpón y lento. Al que además siempre le dolían las rodillas por un estirón tan salvaje.

Entrenador borrachín

El Newcastle tuvo miedo de sus lesiones, así como otros clubs del noreste, y todos le dejaron pasar. Tuvo que ser el entrenador con más cara de borrachín de las islas, Harry Redknapp, al que le funcionó el olfato. Aunque al principio tuvo sus dudas: "Michael era un esqueleto. No controlaba su fuerza. Podía pasar, pero ya no corría como antes. Además, tenía problemas en sus rodillas. Pero una vez que supo usar su nuevo cuerpo, no hubo dudas de su calidad".

El delantero corajudo ya se había metamorfoseado en un mediocentro de buen pase largo, brega y fiable como un Toyota. Un Xabi Alonso inglés. Enfrente, mañana, tendrá a un puñado de retacos obsesionados con atar a Gulliver. Chicos que tuvieron el problema opuesto a Carrick. A Guardiola le dijeron: "Tienes que ver a Xavi. Juega como los ángeles. Pero es muy bajito". De Messi, ya os sabéis el guión coríntelladesco sobre el niño enfermo que dejó de crecer. E Iniesta no juega en el Madrid porque a sus padres les daban miedo las esquineras de la calle Ballesta.

El norte de inglaterra también da jugadores feos, pero sin sonrisa y de acento incomprensible, como Shearer o Peter Beardsley. Carrick es igual: un tipo fiable, serio y rocoso. Y se juega como se es. "Nunca hacía nada equivocado. Era incluso un poco aburrido. Cuando salíamos todos juntos, se ponía en una esquina, calladito, mientras el resto se emborrachaba", decía uno de sus ex compañeros de juveniles del West Ham que ganó la final de Inglaterra al Coventry por 9-0. Muchos todavía recuerdan aquel partido. Carrick era el segundo mejor jugador de su equipo. La estrella era Joe Cole.

Cole y Carrick subieron juntos al primer equipo del West Ham y se cambiaban en el vestuario con Kanouté, Di Canio, Suker... Joe Cole era el futuro Maradona inglés. Hoy se ha quedado en un Paco Llorente con regate para incendiar los partidos. Por Carrick, en cambio, tras su paso por el Tottenham, Ferguson pagó 18.6 millones de libras. Muchos pensaron que se había vuelto loco. Hoy nadie lo critica.

"Es el que mueve los hilos", dice Xavi de Carrick. En la final contra Chelsea del año pasado, jugó los 120 minutos y marcó su penalti. Pero sin hacer ruido, fiel a su estilo norteño. Del mismo modo que se ha hecho con la zamarra del 16 en Old Trafford. Una camiseta que pesa doble: era la que portaba Roy Keane. El último mediocentro de las islas que mereció tal nombre. Hasta Michael Carrick.

martes, 26 de mayo de 2009

Ángeles y demonios II (Papable Pep Vs Marcianos Rojos)

Por Lola Dirceu / Montaje: El hombre que casi conoció a Michi Panero
Le voy a mangar una imagen al escritor sevillano Juan Bonilla porque tenía toda la razón: Roma es un helipuerto para UFOS. Nos dijeron que era cuna de civilizaciones (Dido y Eneas, Rómulo y Remo, los etruscos...bla bla bla) y que cada piedra escupe Historia imperial, pero todo resulta ser una engañifa: es una terminal entre siete colinas ideal para que un puñado de ovnis invasores, siempre reacios y escurridizos, perfilaran el skyline de la ciudad eterna. Desde el Gianicolo, una panorámica desvela dónde carajo han estacionado.

Las cúpulas de San Pedro, Santa María la Maggiore o la del Panteón de Agripa se agrupan en los platillos volantes clásicos, los ovalados de toa la vida; el monumento a Vitorio Emmanuelle es una enorme tarta de nata cósmica, una nívea señal hacia el espacio en forma de Olivetti; las vetusta almena del Castillo de Sant Angelo es ya óxido de un viejo artefacto venido allende las galaxias; por no hablar de obeliscos fálicos y columnas conmemorativas, o del Coliseo, enorme cráter alienígena, huella de una civilización superior.

En el día 157 del año 2009 de la era de Nuestro Señor (hoy), de las entrañas de cada monumento citado se abrirán portezuelas (con onamatopeya de spray) y surgirán marcianos bermellones, diabólicos seres extraordinariamente dotados para el fútbol y extrañamente patrocinados por una aseguradora yanqui en la ruina. Saltarán al césped del Estadio Olímpico disfrazados con la camiseta del Manchester Unido para agarrar de las orejas una copa más y mantear a un viejo jedi al que reverencian como sir Alex. Pero la materia gris de Dan Brown ha tejido una trama paralela, un compló de aúpa, una akelarre de jugadores que se conjuraron para moverla de puta madre y así evitar que la tiranía de estos belcebúes se prolongue in eternum. Ríete tú de Tom Hanks. Iluminattis, códigos encriptados y contubernios sixtinos.

Iniesta lavaplatos

Este nuevo elenco se esconde por Roma, mutado en diversas personalidades, y espía las tácticas 666 de las bestias de Manchester. Piqué es un antisistema en la Piazza del Popolo, lugar habitual de manifas y revueltas contra el Estado y todo lo que se mueva; Puyol ejerce de gladiador a la sombra del anfiteatro Flavio y reparte ostias como panes a los ingleses que no quieren pagar una foto-souvenir con él; Valdés, cancerbero en arcos triunfales y Museos Vaticanos para que no pasen infieles; Sylvinho vuela las pizzas en Piazza Navona y Busquets conduce el coche de Berlusconi hasta el Quirinal sopesando al volante vengar algún día el 4 a 0 de Atenas (¿recuerdan a Savicevic y Desailly?); Henry, Toure Yayá y Eto'o regentan una caravana que vende perritos calientes cerca del Foro (no, no se dedican al top manta de la Carrá); Iniesta lavaplatos de incógnito en un tratoria del Trastévere y Xavi es fino perfumista en Via Condotti; bajo una capucha de seminarista, en la Iglesia del Gesú se guarece Messi, siempre atento a las indicaciones de su enlace en el Vaticano, el Cardenal Guardiola, que suena a papable y puede ceñir este año la triple tiara. Faltan Alves y Abidal, pero es que los bobbies aún les retienen en Londres por disturbios varios...

¿Por qué de toda esta fabulación? ¿Por qué este casting imposible? ¿Por qué este tontorrón juego de imposturas? ¿Por qué de este remedo de un barato spot de Nike? Y digo yo, ¿y por qué no? Si Keita ha señalado, textualmente, que “Alá ya ha decidido el destino de la final de la Champions”, pues bajo esa premisa todo puede acontecer por laberínticos pasillos del fatum, como en una peli de Ron Howard basada en una basura esotérica del insulso Dan Brown. Mójate Keita, juegátela a un resultado ya que todo el pescao está vendido. Mira que si tu porvenir es otro bien distinto al de tu fe... Pertrechado de pipa y gas paralizante bajo ese atuendo que Miguel Ángel Buonarrotti diseño “para payasos” (sic), te puede caer el papelón de guardia suizo, no para cubrir la espaldas de Ratzinger, sino para tapar por lo criminal la última subida de Ryan Giggs, un demonio zurdo disfrazado de ángel galés y que, ojo, puede trastocar hasta el movimiento de los planetas.

Cita con la inflexión 18 años después

Por Halftown
El 15 de mayo de 1991, es decir hace la friolera de dieciocho años y unos días, el Manchester United y el FC Barcelona se veían las caras en una final europea. La cita, en Rotterdam. El título en juego: la ahora difunta Recopa de Europa.

Después de dos décadas de mediocridad, el Manchester United empezaba a recuperar el orgullo. Aquel 1991, y entrenado por un Ferguson entupetado en la época, el United venía de una temporada con mejor juego que resultados: en liga, había quedado sexto, dos puntos por detrás de sus vecinos del City, y en Copa de la Liga, pese a haber machacado al Arsenal 2-6 en Highbury, había caído en la final contra el Sheffield Wednesday de segunda división. Su camino a la final de Rotterdam había sido más sencillo de lo esperado: Montpellier y Legia de Varsovia habían sido sus rivales en cuartos y semifinales.

El Barça de Cruyff era un equipo que empezaba a hacer soñar a los culés después de una sequía importante. De la misma manera que el Pep team de este 2009, se acababa de imponer con comodidad en Liga después de cinco títulos seguidos del Madrid de la Quinta del Buitre. En las rondas previas se había deshecho, con más épica que magia, de Dínamo de Kiev y Juventus. En la eliminatoria con los italianos, Zubizarreta había recibido una tarjeta que le inhabilitaba para la final, lo que dejaba la portería blaugrana en las manos del mismísmo Carles Busquets, padre del actual medio del Barça.

El United salió al campo con camisetas Adidas blancas con rayas rojas, una especie de negativo de la equipación del Liverpool, y sin publicidad. El uniforme del Barça eran unas camisetas Meyba azul eléctrico espantosas y el pantalón habitual azul marino, que para más INRI muchos jugadores se ajustaban por encima del ombligo.

La estrella, Hughes

Los ingleses sacaron un once de transición entre el equipo gris de los 80 (Robson, McClair) y el dominador de los 90 (Ince, Irwin, Sharpe). La gran estrella de la temporada estaba siendo el delantero galés, ex del Barcelona de la triste época de Venables, Mark Hughes. Hablando de galeses, al fondo de la plantilla del United aparecía ya un extremo zurdo todavía menor de edad llamado Ryan Giggs.

Cruyff sacó su equipo tipo, con las dos notables ausencias del lesionado Stoitchkov y el ausente Zubi, lo que significaba tener a los pantalones largos de Busquets bajo palos y al futuro yernísimo Angoy en el banco.

El partido en sí no quedará para la historia del fútbol. Después de una primera parte de mutuo respeto, en el minuto 67 Mark Hughes empujaba a la red un cabezazo de Steve Bruce, con media salida de Busquets incluida.

Siete minutos más tarde, un pase genial de Bryan Robson dejaba a Hughes mano a mano con el suplente de Zubi, y el segundo del United subía a los LED del electrónico de Rotterdam.

En el 78, una falta lejana fue convertida por Ronald Koeman, de la misma manera que lo haría un año más tarde, en Wembley, para darle al Barça la primera Copa de Europa de su historia.

En el verano de 1991, poco después de ese partido, el ManU empezó a cotizar en Bolsa. En los culés, la siguiente pretemporada se incorporó a la primera plantilla un chavalito delgado llamado Pep Guardiola. Aquella noche holandesa, el United se llevó el trofeo a casa, pero para ambos clubes supuso un punto de inflexión que les lleva, casi dos décadas después, a encontrarse en otra final europea.

Otro 'Christmas match' 95 años después


Por John Wyatt
Dicen que sucedió en la Nochebuena de 1914, plena Gran Guerra, en los campos de batalla de Francia, cerca de Armentières. Un grupo de soldados alemanes, del 6º batallón de cazadores prusianos, casi niños, salió de sus trincheras para proponer a sus enemigos del cuerpo expedicionario británico una tregua por Navidad.

Para celebrarlo, los hombres del subteniente Gillespie, la mayoría de un regimiento de escoceses, propusieron, aún a riesgo de que los acusaran de alta traición, jugar un partido contra los infantes del Kaiser en una de las pocas zonas libres de cráteres, en la llamada no man’s land (tierra de nadie).

El encuentro, que se jugó el día 26 de diciembre sobre las 13:30 de la mañana, fue uno de los pocos gestos humanos en mitad de aquella carnicería. Duró una hora aproximadamente y, según testigos (el teniente Johannes Niemann, del 133 Regimiento Real, el artillero Herbert Smith, de la 5ª batería de Cañoneros y el Capitán C. I. Stockwell, del Real Regimiento de Fusileros de Gales), acabó con victoria germana: los Fritz (apelativo de los soldados alemanes) ganaron a los Tommys (su equivalente británico) por 3 goles a 2.

¿Cómo fue posible que un grupo de soldados detuvieran la guerra por su cuenta y riesgo para jugar al fútbol por Navidad? Aunque la contienda ya duraba unos meses, todavía no se había vuelto tan mortífera como fue a partir de 1915. Los ejércitos, como hormigueros gigantes, ocupaban posiciones y construían defensas a lo largo de la frontera francogermana. Aún no se utilizaban en masa terrores tecnológicos como los gases venenosos, los bombarderos, los cañores sobre raíles (el gigante Gran Bertha, capaz de lanzar bombas a 100 kilómetros de distancia, se usó a partir de 1918), los tanques y las ametralladoras.

Aunque la idea se disipaba día a día en las trincheras, donde la disentería hacía más bajas que los obuses enemigos, aún se hablaba del honor, la caballerosidad y la gallardía de otras guerras anteriores más o menos románticas. Sólo así se entiende aquel alto el fuego, las muestras de afecto entre infantes de los dos bandos y la celebración de tan simbólica pachanga.

Chut con botas militares

No es difícil imaginar la escena. El historiador Andrew Robertshaw pinta a los soldados jugando con una pelota de trapo, con dos porterías improvisadas, vestidos algunos de uniforme y otros con los calzones largos que se usaban como ropa interior, corriendo con sus botas militares sobre un suelo nevado, con temperaturas bajo cero.

Esta historia, conocida, contada en algún libro y en algún documental de televisión, tiene una interesante segunda parte no tan conocida. En el vídeo podéis ver como aquel partido ha vuelto a jugarse este mismo año, entre jugadores británicos y alemanes, algunos descendientes de aquellos que patearon el balón entre cráteres de obús. Se ha celebrado en la frontera francogermana, cerca de Armentières, allí donde sus bisabuelos decidieron no matarse por Navidad hace 95 años.

¿Como terminó aquello? El capitán galés C. I. Stockwell se despidió de su homólogo alemán con un apretón de manos y un sencillo «Merry Christmas», volvió a su trinchera y ordenó la vuelta al combate con tres tiros al aire.

Uno de cada tres jóvenes participantes en la Primera Guerra Mundial murió en el barro francés. La mayoría de los supervivientes quedaron mutilados o con graves trastornos mentales.



¿Para qué pongo este vídeo? Muy fácil. Es de la película 'Leyendas de pasión', un pastelazo con Brad Pitt de protagonista. La escena que interesa está en el minuto 5'17. ¿Quién metió un balón en una trinchera?

lunes, 25 de mayo de 2009

Sobrevalorados

Por Halftown
Cech: este es un caso atípico, porque de hecho Cech ha sido un buen portero, posiblemente detrás de Casillas y Buffon, el mejor del mundo. Sin embargo, un rodillazo en la cabeza hace un par de temporadas le obliga a jugar desde entonces con una protección. La secuela más visible que le quedó al checo es una (por otra parte, comprensible) inseguridad en los balones divididos, que por ejemplo le costó a su selección la eliminación en la Euro 2008.

Seitaridis: carrilero de aquella selección griega que se llevó la Eurocopa de Portugal a base de córners, el Atlético de Madrid le contrató creyendo encontrar al sustituto de Aguilera, y cuatro años después se dan cuenta de que no sólo no ha cubierto el hueco, sino que los doce millones de euros invertidos parecen imposibles de recuperar.


Heitinga: nombrado mejor jugador de la liga holandesa con el Ajax, y miembro de la Holanda que bailó a Italia y Francia en la Euro del pasado verano, el Atlético volvía a frotarse las manos con un central sólido que tapase los bochornos de años pasados con Pablo y Perea. Nueve meses después, el Atleti lleva encajados nueve goles más a falta de dos partidos que en toda la temporada pasada.

Samuel: una víctima más de la maldición de los centrales madridistas post-Hierro. Llegó como galáctico con el apodo de El Muro, se fue por la puerta de atrás dejando nueve millones de déficit en las arcas del Bernabéu.

Abidal: un lateral izquierdo destacado en Francia no es suficiente credencial para una de las grandes ligas, y menos para el equipo que mejor juega en lo que llevamos de siglo XXI.

Gago: como ya le pasó a su compatriota Cambiasso, a Fernando Gago le acecha la sombra de Redondo cada vez que sale a jugar con la camiseta blanca. Lleva dos temporadas de titular en el Madrid y todavía no sabe si es tapón, volante, o enganche.

Camoranesi: clásico jugador de banda del Calcio, batallador, competitivo rozando lo antideportivo, y metiendo goles no se sabe bien cómo llegando desde la segunda línea. Su mejor temporada, curiosamente, fue la que se pasó con la Juve en la serie B.

Lampard: casi nueve millones de euros al año paga Abrahamovic por un futbolista que brilla contra equipos de la segunda mitad de la Premiership, pero se desinfla en los momentos decisivos.

Nani: salido de la misma escuela de extremos del Sporting de la que llegó en su día
Cristiano Ronaldo, Nani es el ejemplo viviente de aquel slogan de Pirelli que decía "la potencia sin control no sirve de nada".

Benzema: apareció hace dos temporadas como gran sensación de la liga francesa, marcando goles cuesta abajo en plena hegemonía del Lyon. Dos años más tarde, Benzema es la estrella del peor Olympique de los últimos ocho años, no es titular en la decrépita Francia, y parece que le da miedo ir a competir a una gran liga europea.

Arshavin: otro que hizo una Eurocopa maravillosa. Concretamente, dos partidos maravillosos, contra Suecia y Holanda, porque contra España se diluyó con el tiqui-taca de los medios de la roja. Todavía hay esperanza: a los 28 años, se ha enganchado al último tren de su carrera fichando por el Arsenal.

viernes, 22 de mayo de 2009

La batalla va a librarse en el monte

Por Pedro Sousa
El Valladolid y el Sporting andan enzarzados en una guerra de entradas que tiene mala solución. La Mareona, que no está dispuesta a pagar 75 por asiento, amenaza con tomar los alrededores del Nuevo Zorrilla para animar a su equipo desde fuera del estadio y los mensajes en los foros sportingistas prometen una tarde de sábado de venganza. La Policía baraja cortar los accesos a Valladolid para evitar incidentes. Suerte, porque el fútbol sobredimensiona las pasiones y, con un ascenso o un descenso de por medio, las líneas rojas se emborronan si en la afición pesan más los descerebrados que los simpatizantes.

La misma guerra de entradas, aunque con menos tensión, se vive en una de las eliminatorias para el ascenso a Segunda División que se jugará este fin de semana, la del Alcoyano-Cartagena. El equipo portuario se impuso el pasado domingo en casa 2-1 y los alicantinos deben ahora ganar en su campo para lograr la meta que llevan buscando toda la temporada.

Las aficiones están viviendo la eliminatoria con deportividad, pero la cercanía de las dos ciudades (menos de dos horas en coche) ha provocado tal demanda de entradas en casa del vecino que el enfrentamiento del domingo, el de la vuelta, el que decidirá qué equipo de los dos estará el año que viene en la categoría de plata, puede derivar en violencia.

La situación, de momento, no llega a tanto. La directiva del Cartagena cedió al Alcoyano 1.000 entradas para que sus aficionados pudieran presenciar el partido de ida en el estadio Cartagonova, con capacidad para 15.000 espectadores. Los billetes se agotaron en un par de días sin ningún tipo de problema. A cambio, el conjunto alicantino debía ceder para el encuentro en El Collao, más pequeño, con 4.500 plazas, otras 500 entradas.

Las dos directivas estuvieron de acuerdo pero, después del ajustado marcador del domingo, el Alcoyano ha estado esta semana pensándose romper el compromiso y reducir la cifra de su intercambio. Finalmente, la directiva alicantina cumplió su palabra y envió 496 entradas al Cartagonova el miércoles. Los aficionados cartageneros hicieron noche junto a las taquillas del estadio para poder comprar alguna de las pocas disponibles. Había tanta gente haciendo cola de madrugada, que se decidió adelantar el horario de las taquillas porque la oferta quedó pronto cubierta. El jueves, antes de que saliera el sol, ya estaba todo el papel vendido.

Sin papel en taquilla

Pero Alcoy está cerca. Se calcula que el mismo jueves, unos dos centenares de aficionados del Cartagena se desplazaron a Alcoy para comprar entradas para no socios en el primer día que se ponían a la venta. Los billetes también se acabaron en media hora.

Después de 21 años en Segunda B y cuatro ascensos frustrados a Segunda División, la afición inventó pronto otra alternativa. La eliminatoria ha desbordado todas las previsiones y en los foros ya se fija un nuevo objetivo. No se utiliza cartografía militar pero algunos seguidores del Efesé (como se conoce al Cartagena) han colgado sucedáneos en las páginas no oficiales del equipo.

El blanco es un monte contiguo al Collao. El campo, que apenas tiene gradas o muros que impidan la visibilidad desde fuera, se ubica en la depresión de un pequeño valle. La orografía se levanta junto al terreno de juego (como se aprecia en la imagen superior), en especial, un monte de 200 metros en el que ya están empezando a congregarse los cartageneros. Varios aficionados han ido a inspeccionar la zona de avanzadilla y los mapas, fotos y recomendaciones para asaltar la orografía hacen presuponer que la campaña de primavera será numerosa. Desde lo alto no se presencia todo el césped, pero algunos ya han quedado para pasar la noche en el monte, con saco y tienda de campaña. Para los jugadores debe ser una sensación extraña pero el domingo, unos 700 seguidores del Cartagena presenciaran el partido junto al terreno de juego y, unos 1.000, desde arriba.

Infiltrados del Alcoyano avisan en los foros cartageneros que las autoridades alicantinas han tomado nota de la idea y ya han dado parte a la Policía de Alcoy para clausurar los accesos. Al parecer, el monte tiene dueños y estos no están por el espectáculo. Pero hay tanta hambre de felicidad en la afición del Cartagena, tanta necesidad de quebrar un destino plagado de desastres, que los cartageneros dicen que van, aunque sea para tocar la palmas desde la autopista.

El Real Oviedo, el triste Barça de Tercera

Por Paco Calvo
El drama del Oviedo parece tener sede perenne en Mallorca. En 1988 jugó allí para promocionar a Primera, y lo logró. En 2001 jugó allí para mantenerse en Primera, y bajó. En una semana el Oviedo vuelve allí para subir... a Segunda B. Y los sufridos oviedistas temen que la loca ruleta del fútbol pueda volver a girar frente al Mallorca... B, porque esta vez se juega, porca miseria, contra el filial.

Es la dramática realidad del Barça de Tercera, el equipo de una ciudad de 220.000 habitantes en la zona cero del fútbol español: 100 goles, 103 puntos, 27 puntos sobre el segundo y una sola derrota en la temporada... jugando contra equipos no profesionales. Algunos, de barrios de la propia capital del Principado.

El Oviedo: protagonista de uno de los dos únicos partidos -la ida frente al Mallorca- que se retransmitirán en alta definición en España en este fin de mes. El otro es la final de la Champions.

La chirigota oviedista (tan lejos de Cádiz) comienza en 2003 con un doble descenso: deportivo, de Segunda a Segunda B; económico, de Segunda B a Tercera. El club es un agujero negro monetario. La directiva, encabezada por el abogado Celso González, parecen haber esquilmado la entidad con traspasos absurdos y un auténtico tetris financiero. El hundimiento lo provocan los propios jugadores, al denunciar los impagos y forzar el doble descenso.

Soledad

El espíritu de García Márquez se apropia del club: comienzan los 100 años de soledad. El alcalde de la ciudad, que considera al Real Oviedo su eterno adversario político, aprovecha para crear de un equipo de barrio, el Astur, "el nuevo Real Oviedo". Le siguen históricos como Berto y Bango. La excusa: la abracadabrante deuda, que nadie sabe cuantificar, hace inviable la institución. La ciudad, en pleno ataque de nostalgia, les lapida en grupo y se aferra al escudo.

El choque entre ambos clubes, en 2004 en Tercera, convierte al Tartiere en el octavo campo con mejor entrada de España ese domingo. Para nada. El Oviedo no consigue subir ese año, promocionando contra el Arteixo. En un campo, por cierto, sin gradas.

Desde entonces, otra temporada en Tercera, dos en Segunda B, otro sonrojante descenso deportivo a Tercera, otra lamentable derrota en la promoción de ascenso contra el ignoto Caravaca, murciano, y este año la enésima resurrección tras una temporada regular que ha servido para lo mismo que la de la ACB: para nada.

Y los oviedistas, entretanto, fantasean imaginando una dicha aún mayor que el ascenso a los barrizales de Segunda B: un hipotético descenso del Sporting de Gijón. Que, de no producirse, empataría con el Oviedo en temporadas en Primera -clasificación en que los carbayones ocupan la 13ª posición de toda España, ojo-.

Por si acaso, una enorme pancarta ocupó todo un fondo del nuevo Tartiere durante varios de estos años en la catástrofe. Rezaba, en una enfáticas mayúsculas: "La superioridad no entiende de categorías"

jueves, 21 de mayo de 2009

200 libras, chupitos y Essien se casó

Por Sole Leyva
Ni cura, ni concejal, ni pastor, ni funcionario, ni jefe de la tribu. Lo único que necesitó para contraer matrimonio Michael Essien, el correoso centrocampista del Chelsea, el Búfalo, el fichaje más caro del posh club después de Shevchenko -40 millones de libras-, el Toro, el más amado de Ghana, el hombre que si se presentara para ser presidente de su país, lo sería, fueron 200 libras en moneda ghanesa y unos chupitos de Schnapps (una bebida alcóholica alemana).

Así es África. Y así se casó Essien hace cuatro años. Eso al menos dice su parienta, ahora ex novia, Dela Ackumey, que lleva meses rajando en los tabloides británicos afirmando que siguen siendo matrimonio, que a ella nadie le ha pedido el divorcio, que Essien es un golfo, que ligaba por Internet con otras cuando estaba con ella, y que le puso los cuernos several times antes de que ambos dejaran la relación hace un par de años.

Ella ya sabía que al aterrizar en 2005 en las Islas, donde busconas de bustos gordos y pantorrillas de acero se acercan a los futboleros más de la cuenta, la tentación iba a ser grande para el ya de por sí descastado Essien. Así que le echó el lazo.

Asegura Dela Ackumey que Essien y ella se casaron en Anlo, al sureste de Ghana, siguiendo los rituales tribales de la zona, de etnia Ewe. Lo dicho. Essien se plantó en casa de los padres de Dela con 200 pavos de dote y una botella de licor. Los cuatro se montaron una fiestecilla y los padres dieron su bendición a la pareja. En Ghana los matrimonios funcionan así, y depende de que tribu seas, el ritual sufre leves cambios.

A ese clavo ardiendo se agarran los abogados de Essien. Después de que el árbitro noruego se hiciera el sueco en Stamford Bridge, su particular final de Champions será este verano, en los tribunales de Ghana. Los picapleitos del 'Bufalo' esgrimen que los rituales llevados a cabo por Essien no eran válidos, ya que no eran los "tradicionales" de la tribu.

Ackumey lo niega. Dice que lo que los chupitos unieron no lo separa ni Dios -de pounds ya hablaremos- y amenaza con revelar en el juicio un vídeo donde se ve a Essien pidiendo la mano de ella. Al estilo ghanés, claro.

El escándalo, pozo sin fondo para los tabloides, ha servido para conocer detalles personales de Essien bastante jugosos. Si sobre el verde es de hierro, casi inabordable, si sale victorioso casi siempre ante defensas que le sacan una cabeza, en su vida personal es un flojeras de cuidado.
Tanto como para usar a su madre para pedir perdón a su ex novia por ponerle los cuernos. O gimotear ante ella rogando otra oportunidad después de que le pillara fotos de modelos semidesnudas en su mochila de entrenamiento. Una vez, incluso, insinuó que había sido Drogba u otro de los blues el que las había metido allí para tomarle el pelo. Vaya excusa chapucera.
Según Ackumey, desde que llegaron a Londres, Essien desaparecía de vez en cuando de su lujosa casa de Surrey. Decía que iba con los del equipo. A tomar unas pints. Pero no, amigos, iba al lío en Río. Ackumey dice que le engañó más de 50 veces con dos modelos distintas. Incluso las metió en su casa, asevera. Ella aprovechó sus ausencias para centrarse en su carrera de Derecho y él, puesto a elegir, como Ericsson, prefirió la rubia a la morena, y ahora sale con Cassie, modelo y actriz. Un pibón de órdago.

Conclusión: cuando acabó el tenso partido de vuelta de las semifinales de la Champions, Essien ya sabía de qué iba eso. Era engaño.

lunes, 18 de mayo de 2009

¿Ah, pero la liga francesa existe?

Por TFM
En Francia también tenemos a nuestro Dinamo Kiev (13 veces campeón de Ucrania desde 1992). Se llama Olympique de Lyon y lleva siete títulos de liga consecutivos, más 1 copa de Francia y 1 copa de la Liga. No es el único parecido: el Lyon, como el campeón ucraniano, es el equipo con quien todos quieren jugar en octavos o cuartos de final de la Champions. Podemos contar nuestras batallitas (llegó a pasar a semifinales contra el PSV Eindhoven en 2005 y el hasta el min. 88 del partido de vuelta en San Siro, el Lyon había eliminado al Milan AC. Hasta el minuto 88...). Pero el caso es que Europa se le resiste. Una vergüenza en el país de Napoleón.

Sin embargo, seguro que no habéis caído en que, según la UEFA, somos la procedencia europea más representada en Liga de Campeones desde hace 5 años (325 franceses, 288 españoles, 253 italianos). Los mejores equipos de Europa llevan siempre a alguno de nuestros mejores representantes en su plantilla (Evra en el Manchester, Henry en el Barça, Ribéry en el Bayern, Anelka en el Chelsea, Nasri en el Arsenal, Vieira en el Inter). Otros no pueden jugar con la selección francesa pero han sido formados en Francia (Drogba en el Chelsea, Kanouté en el Sevilla). Pero no hay manera, la Ligue 1 consagra siempre al Lyon, pase lo que pase...

De vez en cuando brotan clubes desconocidos (AS Nancy) o que ni siquiera tienen estadios conformes para jugar la Champions (Lille). Mientras tanto, el Paris Saint-Germain lucha contra su inestabilidad institucional para mantenerse en primera división, el Marsella se pasea por la Champions sin pelear seriamente para ir a octavos y el Mónaco volvió a la cruda realidad tras su aventura de 2004 (finalista con Morientes, Marquez, Giuly y Evra) y acabó decimosegundo el año pasado.

Pero por fin este año hemos visto razones para esperar un cambio de rumbo. O, al menos, que la gente no se duerma. Los clubes tradicionalmente potentes (PSG, Burdeos y Marsella) han sabido rivalizar con el Dinamo Lyon. Laurent Blanc hace milagros con la plantilla del Girondins(acordaos de este nombre: Yohann Gourcuff); el PSG mezcla promesas con talento (Hoarau, Sessegnon) con pre-jubilados con experiencias para compartir (Giuly, Makelele) y el Marsella realizó unos fichajes inspirados (Ben Arfa, Bakary Koné y, por difícil que cueste creerlo, Zenden), resucitó a otros (Niang, Ziani) y acertó con un brujo belga como entrenador, Eric Gerets.

La revolución permanente.

Ahora quedan 2 jornadas y las cabezas empiezan a rodar en la República Francesa. El Rey Lyon perdió el liderato tras 7 años un 13 de abril (empate con el Mónaco). Desde entonces (y una derrota frente a su probable sucesor, el Burdeos de Laurent Blanc), se pelean arriba el Girondins y el Olympique de Marsella. Desde el sábado, los primeros tienen 2 puntos de ventaja. Todo pinta que Laurent Blanc podrá convertir el agua en vino y Burdeos será campeón por primera vez desde hace 10 años. Mientras tanto, el Lyon pelea con el PSG la clasificación para la Liga de Campeones. En estos tiempos revolucionarios, ya nadie hace caso a Jean-Michel Aulas, presidente del OL y quizás el mandatario mas odiado por el pueblo francés por sus quejas perpetuas. Nadie ama al Lyon. Por eso cayó. Le Roi est mort! Vive le Roi!

Esta temporada ha sido la del crepúsculo de los viejos ídolos y del descubrimiento de unos cuantos nuevos genios. Benzema y Gourcuff llegarán a madurez y por fin el Lyon tendrá adversarios para enfrentarse en su propia liga. Estos enfrentamientos auguran sorpresas para el año que viene en Europa y en el mundial de Sudáfrica. A pesar de un seleccionador que hizó "llorar" a Mourinho cuando, después de la derrota a Italia en la última Eurocopa, Domenech pidió en matrimonio a su novia en directo en la tele, Francia se clasificará. Y también en el Mundial rodarán las cabezas.

viernes, 15 de mayo de 2009

¿Hay vida en Segunda B?

Por Halftown
La tercera categoría de nuestro fútbol es una de las grandes olvidadas del deporte español. La Liga de Fútbol Profesional (LFP) no quiere saber nada de ella, y sólo reconoce como profesionales a los 42 clubes de primera y segunda división.

Para cualquier club de nuestro fútbol, caer al pozo de la segunda B es una tragedia: la afición se olvida de renovar sus abonos, los sponsors salen por la puerta de atrás, y las televisiones miran hacia otro lado.

Si la liga española es considerada como la segunda mejor del mundo, veamos qué pasa en el país líder en esto del fútbol. Para empezar, en Inglaterra, la segunda, tercera y cuarta divisiones se llaman desde 2004 "The Coca-Cola Football League". Por los derechos de televisión para los próximos tres años, mayoritariamente propiedad de Sky, pero con pequeñas porciones para la BBC e ITV, se han pagado 264 millones de libras.

En España, en cambio, cada club profesional negocia los derechos de televisión por su cuenta, resultando en la celebérrima famosa guerra del fútbol que nos ha abochornado internacionalmente a lo largo de toda la temporada. La segunda B, ni eso: se puede ver, muy esporádicamente, en algunas televisiones locales.

A tenor de la diferencia de estructura y cifras que maneja la Coca-Cola League Two, el equivalente a la segunda división B española, podría pensarse que el potencial mediático de sus clubes es mucho mayor. Nada más lejos de la realidad; con la excepción del financieramente hundido Leeds United, los clubes de la tercera división inglesa vienen de ciudades como Leicester (292.000 habitantes), Peterborough (157.000) o Cheltenham (112.000). En la segunda B española encontramos ciudades como Granada (237.000 habitantes) o Cartagena (210.000), y muy pronto pueden sumarse dos ciudades importantes como Vitoria (232.000) y Oviedo (220.000).

Por no hablar de todas las ciudades satélite de Madrid (Móstoles, Fuenlabrada, Alcalá) y Barcelona (Hospitalet, Badalona, Terrassa), todas ellas con una población en torno a las 200.000 personas.

Potencial para un nuevo modelo

Parece ser que, para las televisiones, el negocio de la llamada categoría de bronce no es rentable. Es más, hace algunas temporadas, la 2 de Televisión Española ofreció algunos encuentros de esta categoría. Finalmente, y aduciendo esa falta de rentabilidad (criterio habitualmente ninguneado por La Televisión Que Pagamos Todos), se suprimió el fútbol de segunda B de la programación.

Recientemente, una iniciativa llamada Deporte 8 propone enfocar la retransmisión de encuentros de segunda B desde otro prisma: partidos gratis a través de internet. Parece, al menos a primera vista, un modelo más razonable.

Quizá la clave de la historia esté en aliarse con las televisiones locales y definir los partidos a televisar en base a las prioridades de los usuarios del servicio online. Tan astuto como utilizar las tecnologías digitales para adaptar la oferta a la demanda.

Desafortunadamente, la Segunda B española va a perder parte de su atractivo si finalmente sale adelante el tan rumoreado proyecto de la liga de filiales que impulsa la LFP. Pero eso ya es tema para otro post.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Si Sabino levantara la cabeza!

Por John Wyatt
Hay axiomas intocables que han perdurado durante décadas porque son políticamente correctos y están blindados contra la crítica. Una de estas verdades es la que asegura que el Athletic de Bilbao tiene mucho, mucho mérito, por mantenerse en Primera División montando sus plantillas con jugadores de la casa desde su fundación hasta nuestros días.

Eso, que además no es del todo cierto, ha impedido realizar otras lecturas. Y no, este post no pretende poner al Athletic en la picota, sólo replantearnos el porqué de su esencia, si ha sido positivo o negativo para la institución, si se ha respetado y, por último, si tiene conexión con el ‘especial’ clima político vasco. Así que nadie se me enfade.

Según cuenta la Wikipedia, todo comenzó en la década de 1900. En esa época el Athletic estaba formado mayoritariamente por jugadores locales, además de futbolistas ingleses residentes en Bilbao, del mismo modo que ocurría en la mayoría de los equipos españoles. O sea, que ha caído el primer mito: en los orígenes, el Athletic fue de los primeros en contar con jugadores extranjeros.

Ríete tú de la ley Bosman
Siento el ladrillo, pero es importante saber esto para conocer la esencia del equipo rojiblanco. La Liga de 1910 la ganó el Athletic con una alineación con tres ingleses, un francés y dos madrileños. Para el campeonato de 1911 celebrado en Bilbao, volvió a traer jugadores ingleses ; la Real Sociedad , en cambio, no lo consiguió. Tras el primer partido, surgieron las protestas por la alineación de estos jugadores del Athletic.

Después de largas y agrias discusiones, el equipo de San Mamés aceptó retirar a dos de sus británicos. Tras ese cúmulo de protestas, y en plena oleada ideológica sabinoaranesca, el Athletic se vio herido en su orgullo y decidió que a partir de ese momento solamente jugarían con vascos y que no se beneficiarían de la ventaja que da tener extranjeros en el equipo.

Deportivamente, el club es uno de los tres que siempre se ha mantenido en primera. Es decir, que podemos dar por bueno el invento. En lo institucional, tengo mis dudas: ¿Cuanto hay de sentimiento nacionalista en la filosofía del Athletic? ¿Por qué sólo ha sobrevivido ese modelo con ellos y la Real Sociedad? ¿Por qué se han hecho excepciones como la de Lizarazu, aludiendo que era vasco-francés teorías abert z ales mediante? ¿Por qué en el resto de España (y del mundo) esa filosofía fue abolida por el peso de una realidad mucho más diversa? ¿No estamos ante una idea cavernícola, prolongación futbolística de las tesis de la izquierda abertzale?

Todas las decisiones que se toman para fichar, ya sea en las categorías inferiores o para el primer equipo , tienen siempre un matiz político importante. Si Ezquerro es riojano, lo justificamos con que su padres son vascos, si Valverde es extremeño, decimos que es que lleva mamando txapela, txacolí y aurresku desde niño, si fichamos a Roberto Ríos por 2.000 kilitos de las antiguas pesetas, pues esgrimimos que su RH lo vincula con el Athletic, aunque nunca se haya rebozado en el barro de Lezama. Y luego está Lizarazu, gabacho pero vecino de esa Euskal Herria con la que soñaba Sabino Arana. ¿ Es o no, en el siglo XXI, criticable la filosofía del Athletic?

En mi opinión, sí, tiene mérito, por un lado, mantenerse en Primera durante más de un siglo con los chavales del pueblo en plan aldea de Asterix. Y también un punto de racismo y de sumisión a las teorías de Arana. Sólo hay que ver la ocurrencia del club de Bilbao para ampliar la base de gente fichable: incluir también en su nómina a aquellos jugadores latinoamericanos de origen vasco o con apellidos euskaldunes.

¿Vascos con acento mexicano? Ándele
Caparrós, por su parte, ya ha dado el visto bueno, aunque claro, él no es vasco y, por tanto, no deja se ser un sospechoso desconocedor de las esencias. Algunos aficionados de la vieja escuela se oponen radicalmente a aceptar latinoamericanos. Lógico, porque aunque la medida tiene un fuerte tufillo nacionalista supone cierta apertura en la aldea. Imaginen a un tipo con acento porteño, peruano o mexicano intentando pasar por vasco de toda la vida. !Si hasta Gonzalo Higuaín podría jugar en el Athletic!

Pero el mundo gira demasiado rápido incluso para los leones. Jonas Ramalho Chimeno es la nueva cara de la globalización y de una nueva manera más coherente de entender la tradición. Aunque tiene sangre angoleña, el chico nació en Barakaldo y juega de defensa. Sí, es negro y lleva la sacrosanta zamarra de Telmo Zarra. Como Endurance Aigbemwona Okunwa (Infantil A, nacido en Nigeria), o Yanis Rahmani Cordeiro (Infantil B), de origen franco-marroquí y nacido en Champigny Sur Marne (Francia), o Binke Diabate (de Mali). Ellos son el primer paso de ese sueño que imaginó Juanma Bajo Ulloa en su película Air Bag: ¡Un lehendakari negro! ¡Tiembla, Patxi!

La vuelta a Bilbao en 80 cromos

Por Sebastián Dulbeca
Del fútbol como caleidoscopio alucinógeno hace apenas día y medio. Antes de la tedeté y el peiperviú (sal de mí, Antonio Burgos), antes incluso del Estudio Estadio de Pedro Ruiz (¡socorro!), tocaba conformarse con el chisporroteo del Carrusel, el periódico con esquinas de saliva... y los cromos de la Liga.

Aquellos partidos todavía se juegan. Basta darse un garbeo cualquier domingo por la mañana por la Plaza del Campillo del Mundo Nuevo (El Rastro).

José García nació en el Bocho y desde Madrid siguió al Athletic con la exactitud de la nostalgia. Fue socio de la peña madridista La Santanderina cuando no tenía otra posibilidad de ver en vivo a su equipo que en el Bernabéu. La prueba definitiva de su fe rojiblanca es, sin embargo, el álbum de láminas, recortables y otras piezas de memorabilia que reunió con disciplina de tesorero a lo largo de dos décadas y media (del 45 al 70). ¿Bilbainada? No. Auténtico corazón de león.

Tonalidades de cómic y ángulos de prefotomatón pusieron narración alternativa a tantos años color siderurgia. Alguna
concesión publicitaria y la presencia del Régimen (ese Atlético (sic) de Bilbao) se cuelan también en esta historia del club -de Zarra a Clemente- en cartón.

Como de un incunable pasamos sus páginas. Vaya una pequeña muestra en homenaje a quienes siguen viendo en una tarjeta la belleza tridimensional del balón.

70 días de ‘agit prop’ del Athletic



Por Nick Panzeri
Aunque España no es (todavía) la Rusia bolchevique, el tiránico dominio del Barça durante todo el año tiene algo que ver con el régimen zarista. Y para derrocarlo, las bases rojiblancas se han volcado en una campaña de agitación propagandística que abarcada todos los soportes: prensa, televisión y, sobre todo, internet.

Cuando hace 10 semanas el Athletic se ganó una plaza en la final de la Copa, en Bilbao dejaron de tener sentido el resto de cosas. El cambio histórico de lehendakari estaba bien, pero no había partido. Los foros sobre la cita copera triplicaron a los del relevo en Ajuria Enea. Y la comunión Athletic-copa acumula un millón y medio más de entradas (4.720.000) en internet que la que forman Patxi López-lehendakari (3.280.000) según Google.

Pero para derrocar una tiranía hacía falta algo más que opinar. Había que actuar. Había que conseguir que la población, los aficionados vizcaínos creyeran. Que se lo creyeran. Y en Bilbao tiraron de imaginación como arma para su revolución.

Los vídeos inundaron la red con propuestas geniales. Unas anónimas y otras oficiales. Entre las primeras no podía faltar una referencia a William Wallace, el independentista escocés que inspiró Breveheart y es todo un ídolo en Euskadi.

En este caso (ver vídeo de arriba), los internautas responsables del montaje (en realidad hay varios, incluído un tráiler) convirtieron a través de sus subtítulos a Fernando Llorente en el Mel Gibson de la película.



Entre los oficiales (ver segundo vídeo), destaca uno de los spots de promoción que durante la última semana ha emitido la ETB. Los jugadores del Barça como los marcianos protagonistas de Mars Attacks que pretendían invadir la tierra.

Setenta días después, el objetivo se ha cumplido. No queda nadie en Vizcaya que no crea que el Athletic pueda ganar la Copa. Las 20.000 personas que asistieron a su último entrenamiento en Bilbao dan fe.

Briconsejos para Endica



Por Lola Dirceu
Ya nadie recuerda que no hubo boicot al himno español en la final del 84 por una luctuosa razón: siete aficionados del Barça perdieron la vida en Ledanca, Guadalajara, al volcar su autocar camino del Bernabéu. El bus en cuestión chocó con un camión militar que provenía del cuartel de El Goloso, y que al reventar una rueda, colisionó y tumbó el bus azulgrana. De producirse hoy tan desgraciado accidente, a saber qué tribunas de opinión nos desayunábamos... "Ataque kamikaze a los nacionalismos periféricos", "la beligerancia del Estado Español llega hasta por carretera"...

Aquella tragedia quedó aún más diluida con el epílogo Mortal Kombat que liaron entre los Clos, Migueli, Urtubi, Argote, De Andrés y demás karatecas rodeados de maderos (sí, de marrón, y con un bigote más amazónico que el Mauricio, el de Aída). Lo mejor vino desde la grada. Se arengaba, textualmente, lo que sigue: "¡Goico ataca, Maradona se hace caca!".

Entre la tragedia anterior a la final y el tatami postrero que se montó, Endica Guarrochena (así se escribía, con "c" y "ch") acertó a meter el único gol del partido. Con la victoria, engrosó el santoral rojiblanco junto a San Mamés, aunque en los cromos de Panini fue gudarizando su grafía en años sucesivos: "Endika Guarrotxena Arzubiaga, delantero, nacido en Bilbao en 1961", ponía con proliferación de "k" y "tx". En su haber león, sólo metió 23 tantos en 165 partidos de Liga, discreto guarismo. Tras el Bocho, recaló en el Valladolid, Mallorca, Hércules, Benidorm, Ceuta...

En 1998 volvimos a saber de él porque asomó su jeta como concejal en Sopelana (bella playa) de HB y miembro de su Mesa Nacional. Ese mismo año condenaba un ataque ¿pepero? a la sede de HB en el barrio getxotarra de Romo. Ahora, además de afilar los músculos de tiernos gudaris como profesor de gimnasia en Vizcaya, lidera la plataforma ESAIT en pro de la oficialidad de las selección nacional de Euskadi. Desde su puesto, ha dado unas consignas para mañana joder la marrana, antes de la final, a ese Estado español que aprieta las costuras del mapa de la gran patria vasca. Si no tiene muchas ideas para el boicot, aquí van algunas.

Briconsejos: cuando Su Majestad asome su mentón borbónico por el palco de Mestalla y suene la Marcha Granadera que los maulets del Barça y los viejos Herri Norte y Abertzale Sur del mismísimo Bilbao entonen estos lyrics para inspirar ese himno huérfano de palabras. Puta España, alzad los brazos carceleros del Estado Español, que nos vuelve a reprimir...

Los cánticos irán acompañados de un mosaico gigante doble: de un lado, la estelada catalana con la cara en 3-D de Pepe Rubianes (que en paz descanse) y su famoso aforismo; del otro, un mapa gigante del País Vasco con esas flechas (sin yugo) que reclaman el retorno al terruño de todos y cada uno de los mihijoesunpresopolítico que andan encarcelados por esos guantánamos ibéricos.

Yo que Endica hubiera propuesto que la final se jugara en Gibraltar, por escenario neutral y porque los monos con barretina e ikurriña podrían hacer un tifo de la hostia que cubriría la Roca (como esas perfomances que hace el artista Cristo) y que al día siguiente veríamos desde el Meteosat. Si gana el Athletic, o sea, si se aparezca San Sabino Arana tres millones de veces, que tomen gabarra Atlántico abajo para celebrar el fiestón en los sótanos de Marruecos con la gente del Frente Polisario, amigos en el dolor. O si se van un poco más allá que lo festejen en Palestina. Ah no, en Palestina no, que nos dice Johan Einstein, corresponsal de FNF en Oriente Medio, que por allí son del Barça y arrean unas patadas de kárate que ni Tarzán Migueli.

martes, 12 de mayo de 2009

Bojan y Pinto sí que pintan (ahora)

Por Sole Leyva
Muchos medios catalanes especularon las últimas semanas con la mala cara que arrastraba Bojan Krkic, el nuevo genio de esa caja de esencias que es la Masía, arrinconado en el banquillo. Dicen que, tras deslumbrar la pasada campaña, este año no está brillando a la altura de lo impuesto por él mismo. ¿El motivo? Está claro. La falta de minutos.

Henry, Messi y Eto´o apenas han sufrido lesiones este año y sólo le ha quedado para consumo propio el rinconcito de la Copa. En total ha jugado cuatro partidos menos de Liga que la campaña anterior. Peor es lo de Pinto, que en esta Liga no le han chutado no porque la defensa fuera buena, sino porque ha estado gastando banquillo siempre. El guardameta, premio Zamora del 2006, cuando militaba en el Celta de Vigo, también halló consuelo en la Copa, donde además paró un penalti vital en la eliminatoria frente al Mallorca.

Sería injusto dejarlos ahora en el banco y Pep Guardiola conoce a la perfección eso llamado justicia poética. Bojan y Pinto han jugado como titulares todas las eliminatorias en el torneo del K.O. y el ‘mister’ no les va a fallar. Pinto ha disputado todos los minutos (720), mientras Bojan ha sido cambiado en un puñado de encuentros (642 minutos jugados). De hecho, sólo Messi le roba el privilegio de ser el máximo anotador del equipo culé en el torneo (cuatro goles por los cinco del argentino).

Por si a Guardiola se le fuera la cabeza, el delantero ilerdense ya ha deslizado que sería una decepción no jugar la final. Ya se perdió una -la del Mundial sub’17- después de haber sido el jugador clave y marcar el gol en semifinales que metió a España en la lucha por la Copa. Tiene ganas. Con su club todavía no ha ganado un título –en la última Copa ganada por el Barça tenía nueve años- y su consagración definitiva, su particular bofetada Guardiola, depende en cierto modo de meter un gol en la final, de brillar en una cita de exigencia máxima.

Algún foro culé ha abierto debates sobre si es acertado sacar a ambos jugadores en la final. El sí gana por mayoría. Igual que era justo que el Barça jugara la final de la Champions pese al horrendo partido de Stamford Bridge, lo es que Bojan y Pinto salgan mañana en el once de Mestalla. Para el andaluz puede ser la última oportunidad de ganar un torneo nacional -tiene ya 33 años-. Para el catalán, de sólo 18, será la primera de una larga serie. El primer y el último tren, en el mismo partido.

25 años más tarde, Unicef Vs Petronor


Por Halftown
Barça-Athletic, final de Copa del Rey en el siglo XXI. Todavía me acuerdo cuando mi abuela, catalana exiliada ella, me decía que el Barça era el símbolo del pueblo catalán frente al autoritarismo de Franco. Que los goles de Kubala, Cruyff o Luis Suárez eran metáforas de algo que iba más allá de la pelota. Y me acuerdo de cómo mi abuelo, extremeño que se batió el cobre de 1936 a 1939 en el bando nacional, decía que su equipo era el Bilbao porque sólo jugaban españoles. ¡Cómo ha cambiado el panorama!

Pocas cosas quedan de la última final de Copa entre los dos equipos, jugada cuando Iñaki Anasagasti todavía no había revolucionado el mundo de la peluquería. Para empezar, en Bilbao no sacan la gabarra de paseo desde aquel lejano 1984. Lo de jugar con vascos exclusivamente hace tiempo que se lo pasan por el lomo del perro del Guggenheim –que le pregunten al riojano Santi Ezquerro o al cántabro Mario Bermejo-, y desde este año, la camiseta rojiblanca aparece manchada por el logo azul de Petronor.

También en Can Barça decidieron corromper su uniforme con los colores de Unicef, aunque esto, como es por la cara y de buen rollo, parece que no cuenta. Políticamente, lo que se lleva ahora en el Camp Nou es el nacionalismo de traje caro y boca pequeña, quizás porque apenas les quedan motivos de queja.

Lo que seguro se repetirán son los pitos a la marcha real antes del partido. Será escucharse los primeros acordes del chunda, chunda y ale, toda la peña a silbar. En cambio 90 minutos más tarde, aquellos a los que les corresponda recoger la copa de las manos de su majestad el Borbón, lo harán encantados de la vida. Igual que lo hizo Dani, capitán del Athletic, aquel 5 de mayo de hace veinticinco años.

Drogba, Malouda y la Copa de los "paletos"

Por Rocheteau
Le dicen el torneo del KO. Más bien podían llamarle la copa adormidera, el tranxilium de los miércoles o el trofeo de Morfeo. Eso, en España. Allende los Pirineos, la copa sigue manteniendo ese tufillo a boxeo y barrizal, a la vida en dos carreras, a gradas supletorias y las gradas llenas de calcetines blancos y zapatos negros. A un combate de verdad, y en campo del pequeño.

Aquí, para no molestar a los señoritos de Primera, hay doble partido, sorteo de cancha y, como ni con la vuelta en el Bernabéu algunos son capaces de pasar ante el Real Unión de Irún, igual Villar nos planta el año que viene una liguilla preliminar con fase regular, no sea que...

No sea que ocurran fenómenos deliciosamente paranormales como el del sábado en Francia. Descansó la liga más emocionante de la última década para dejar paso a la final de la Copa, en el Stade de France, que los franceses intentan convertir en su Wembley. De la Copa de Francia, porque los vecinos tienen dos copas, ésta, y un sucedáneo (llamado Copa de la Liga) que a nadie le importa. La ganó, por primera vez en 50 años, un club de Segunda, el En Avant Guingamp (EAG). Un detallito: en las eliminatorias participaron, desde la primera fase, 6734 clubes, casi todos amateurs. En nuestra Copa del Rey, 83 equipos.

¿Ya hemos llegado?

Así se entiende la victoria de una escuadra de "paletos" de un recodo de Bretaña, la Armórica de Astérix, llamado Guingamp, con poco más de 8.000 habitantes y un estadio para 17.000, ni un jugador conocido, un nombre hortera ("¡Adelante, Guingamp!") y una solera de club academia que se entiende echando un vistazo a su plantilla del 2003.

En aquella añada compartieron ataque Didier Drogba y Florent Malouda (ni Drogbá, ni Maloudá, y al próximo comentarista que lo repita lo tiro al río. Segunda advertencia), que casi fríen al Barça la semana pasada. Guingamp acabó en un espectacular séptimo puesto, a tres puntitos de la Liga de Campeones, y Drogba, con 17 goles, sacó el billete para jugar en Marsella.

El EAG sacó una buena tajada y quiso comprar a Daniel Ljuboja, un delantero serbio que comparte peluquero con los canis de Sevilla, técnica con un barrenero de Milosevic y ha jugado este año con el Stuttgart como Faubert en el Madrid. No vino. La historia oficial dice que no le pagaron lo que quería. La oficiosa (y muy creíble), fue que, al llegar en tren, pidió al taxista que le llevase al centro. Después de 5 minutos, le dijo: "¿Ya hemos llegado?". "Ya hemos dado dos vueltas".

Otro tranxilium

En el año Drogba-Malouda, a un periodista listillo se les ocurrió llamarles "paysans" (campesinos o aldeanos), y los seguidores del Kop Rouge se lo apropiaron con orgullo. No hay periódico francés que no haya titulado el domingo con la palabra "campesinos".

Sobre todo porque el sábado se enfrentaron al equipo burgués de Bretaña, el Stade Rennais, que también viste de rojo y negro y que es propiedad de la familia Pinault, la más rica de Francia. Vamos, que la inesperada victoria del En Avant Guingamp, remontando un gol en contra, fue como si el Compos de antaño le hubiese ganado al Depor la final de la Copa del Rey.

Sólo que como no son saudíes, prefieren financiar museos y costear las campañas de la derecha (el presidente, Frédéric de Saint Sernin, es un ex secretario de Estado y primo del ex primer ministro Dominique de Villepin) a comprar delanteros. Hay que ver...

Mañana me sentaré a ver el Barça-Athletic. Será el segundo tranxilium de los miércoles que me trago en todo el año. Igual vale la pena. Pero su triunfo no valdrá ni una décima parte del de los "paletos" del Guingamp.

lunes, 11 de mayo de 2009

El miedo a ganar y su antídoto infalible



Por Nick Panzeri
Minuto 92. Llorente baja un balón imposible, doma su trayectoria insecticídica y la pone en la escuadra. Barcelona 3-Villareal 3. Empieza el desalojo en Canaletas. Un equipo acostumbrado a ganar, construido para ello, no era capaz de finiquitar el título a pesar de que ganaba 3-1 mediada la segunda parte.

No es un caso aislado. El Inter también ha sido incapaz de dar la puntilla al Calcio pese a adelantarse en dos ocasiones frente al Chievo. Y al Wolfsburgo le han empezado a temblar las piernas cuando más cerca tenía la Bundesliga. El sábado perdía 4-1 contra el Stuttgart y ya tiene al Bayern (uno al que no suelen intimidar las victorias finales) empatado a puntos.

También conocida como Nikefobia, el miedo a la victoria es un complejo que la psicología lleva estudiando desde que Freud lo abordara en Los que fracasan al triunfar. Las razones parecen estar claras para los especialistas: “Muchas veces las consecuencias de ganar pueden ser tan grandes para un equipo o persona que simplemente prefiere quedarse donde está, es un balance de costo-beneficio”.

Los diferentes estudios destacan que esta tendencia autodestructiva es especialmente acusada cuando se viene de perder ese trofeo últimamente. Es decir, como le ha sucedido en las dos útimas temporadas al Barça, que además ayer en el camino se dejó a Iniesta, su talismán esta temporada, y que tendrá que jugar las dos finales que tiene por delante con Sylvinho como titular, después de apenas haber jugado en todo el año.

Aunque el miedo a ganar es más plausible en los deportes individuales, la psicología considera que esa sensación es muy contagiosa y que puede llegar a bloquear a todo un colectivo: “La derrota ofrece estabilidad, mientras que la victoria trae sobresaltos, cambios”.

En cualquier caso, el miedo a ganar tiene un antídoto infalible: la incapacidad del rival. Y en el caso de la Liga, parece que el Madrid ha dejado de olfatear el rastro culé. El último ejemplo de todo este llegó de Holanda. Contra el miedo a ganar la Eredivise del AZ de Van Gaal pudo más la incapacidad para pelearla de sus rivales, el Ajax y el Twente. Así que Canaletas tendrá que sintonizar con el Bernabéu.